Superada la etapa eleccionaria, el Gobierno deberá encarar desde este lunes una agenda que apunte a resolver algunos de los principales problemas de la economía, desde los más urgentes como la aceleración inflacionaria o descomprimir la tensión con el dólar hasta encaminar un acuerdo con el FMI que brinde certidumbre para los próximos meses. Así lo consideraron un grupo de analistas consultados por Infobae sobre el día después de las elecciones parlamentarias y la derrota del oficialismo.
Para Juan Luis Bour, economista jefe de Fundación FIEL, “la situación económica, social, política e internacional es crítica e insostenible y requiere una definición de la coalición de Gobierno. Esto es que defina políticas que sean consistentes para los próximos dos años y a partir de allí solicitar eventualmente en el Congreso el apoyo de la oposición”, mencionó.
“Lo crítico para la economía es ordenar la situación macroeconómica definiendo el programa fiscal y monetario para estabilizar la situación. Y a partir de allí vendrá la oportunidad de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional”, continuó.
“La situación económica, social, política e internacional es crítica e insostenible y requiere una definición de la coalición de Gobierno. Esto es que defina políticas que sean consistentes para los próximos dos años” (Bour)
“Pero el punto central es la propuesta del propio gobierno. Es decir, de forma unida entre toda la coalición y a partir de allí pedir el apoyo de la oposición. Si no tenemos eso, el escenario se vuelve mucho mas crítico que en la actualidad”, concluyó.
El presidente de la consultora Analytica, Ricardo Delgado, dijo que las elecciones de este domingo mostraron un “acortamiento” en la diferencia entre el oficialismo y la oposición pero que “tiene que ver más con la estrategia electoral de la provincia de Buenos Aires que movilizó más y la mayor participación hizo que aumentara el voto para el Frente de Todos. En lo económico esta situación no va a cambiar para nada”, dijo.
“Lo que debería hacer el Gobierno es dar señales contundentes y específicas sobre como piensan trabajar estos dos años, que son de Gobierno, no de transición. Una carta para dar esa señal contundente es un acuerdo con el FMI, que va a permitir comprimir las muy degradadas expectativas de los inversores”, afirmó. En ese sentido, remarcó como “una señal positiva”, el anuncio de Alberto Fernández de la presentación en el Congreso de un proyecto de ley con las proyecciones plurianuales que el Gobierno negoció con el FMI.
“Hay que empezar a señalizar este camino ya mismo desde mañana, y se puede resumir en: 50% de inflación, 100% de brecha y 40% de pobreza. En ese triángulo tan complejo está la posibilidad de una nueva crisis. Estamos a tiempo de evitarla”, continuó. “Pero para eso hay que ordenar la macro, que implica descomprimir la brecha, no se puede seguir con ese nivel de brecha de 100%, es imposible generar dólares en estas condiciones. Pero hay tener un ojo en el equilibrio social, hoy muy delicado. Las decisiones de política económica deben tener precisión de microcirugía”, concluyó.
Florencia Fares, economista de la Universidad de San Martín, consideró respecto al tipo de cambio: “Parece razonable que comience a acelerarse el ritmo de devaluación, dado el alto nivel de inflación con el que cerraría el 2021, para evitar el atraso cambiario y cerrar un poco la breca con los paralelos. Pero esto puede atentar contra el objetivo de bajar la inflación mensual para lo que queda de 2021”.
“Lo que debería hacer el Gobierno es dar señales contundentes y específicas sobre como piensan trabajar estos dos años, que son de Gobierno, no de transición. Una carta para dar esa señal contundente es un acuerdo con el FMI, que va a permitir comprimir las muy degradadas expectativas de los inversores” (Delgado)
“Con respecto a las valuaciones del tipo de cambio en el mercado financiero, me da la impresión que, pasadas las elecciones, la dolarización precautoria de las carteras va a ceder, pero al ser éste un mercado de naturaleza más especulativa es difícil proyectar con precisión. También es importante seguir la evolución del sector agropecuario que parece que viene bien con las proyecciones de producción para el 2022, lo cual traería una mayor cantidad de dólares a la economía”, siguió.
Sobre la negociación con el FMI, consideró: “Me parece que van a apretar el acelerador en las negociaciones para empezar a enviar señales al mercado y restaurar algo de confianza en la economía. Un acuerdo permitiría calmar el dólar paralelo y restablecer vías de financiamiento para el gobierno, para dejar de depender del BCRA. El primer trimestre del año será clave ya que la fecha límite es marzo 2022″, aseveró.
Por su parte, Martín Vauthier, economista de Anker Latinoamérica dijo que “la dinámica de la macroeconomía de corto plazo va a depender de la reacción de la política y un ordenamiento en la coalición de Gobierno. La macro es frágil, con un Banco Central con muchos pesos en el pasivo y muy pocas reservas propias”, explicó.
“Este desequilibrio en la hoja de balanza y la incertidumbre hacia el futuro ampliaron la brecha cambiaria en un contexto en que la inercia inflacionaria es muy alta y hay precios que se siguen distorsionando por las anclas cambiarias, tarifarias y por el congelamiento de precios”, agregó.
“Parece razonable que comience a acelerarse el ritmo de devaluación, dado el alto nivel de inflación con el que cerraría el 2021, para evitar el atraso cambiario y cerrar un poco la breca con los paralelos” (Fares)
Por último, dijo que dependerá de “la capacidad del Gobierno de avanzar o dar señales rápidas de un acuerdo con el Fondo”. “Debería ser la prioridad de corto plazo, no solo reprogramar vencimientos sino también un programa sólido y creíble para anclar expectativas y brindar certidumbre sobre los próximos meses. Un sendero muy consistente en términos fiscales y monetarios y que incluya nuevos desembolsos del FMI para reforzar al BCRA”, cerró.
En tanto, Sebastián Menescaldi, director de EcoGo, dijo que si bien “el Frente de Todos arrimó un poco, el resultado es muy parecido (a las PASO)”. “En términos económicos lo importante es que se van a poner a pensar cómo llegar de mejor manera al 2023. El Gobierno tiene que dejar de procrastinar. El horizonte era el 14 de noviembre y llegar a la elección y no planeó lo que iba a pasar en adelante”.
“Tiene que empezar a resolver algunos temas y acordar con el FMI, y rápidamente porque la presión sobre el mercado cambiario y las reservas fue muy fuerte. Si no hay una señal de hacia dónde quieren ir, te puede provocar mayor desbalance y una mayor brecha. Desde el lunes seguramente veremos cierto descongelamiento del tipo de cambio, naftas y ver qué hacen con las tarifas para el próximo año”, mencionó.
Un informe de la consultora PxQ, del ex viceministro de Economía Emmanuel Álvarez Agis, publicó un informe antes de las elecciones en la que habló de la “paradoja de Walt Disney” en la que “nadie se salva con un congelamiento”, ironiza y en el que aseguró que “la inflación actual luce más como un piso que como un techo”.
“La inflación de 2021 estará en el orden del 50% y constituye un riesgo de cara a 2022 dado que probablemente en el marco de un acuerdo con el FMI el tipo de cambio no podrá seguir funcionando como ancla y las tarifas deberán aumentar si se quiere cumplir la pauta de déficit fiscal primario del Presupuesto”, apuntó Álvarez Agis.
“El panorama hacia 2022 es complejo ya que si no se pudo contener la inflación con tipo de cambio oficial planchado y tarifas semi-congeladas, resulta poco probable una desaceleración en el marco de un acuerdo con el FMI que requerirá de algunas correcciones nominales (principalmente, tipo de cambio y tarifas de servicios públicos)”, añadió.
“El congelamiento de precios implementado desde la Secretaría de Comercio es un intento de corto plazo de frenar la aceleración de las últimas semanas, pero para atacar el problema de fondo no hay otra alternativa que pensar un programa anti-inflacionario. Los acuerdos de precios pueden ser una herramienta que forme parte de este programa, pero el núcleo para empezar a desacelerar los precios deberá ser atacar la inestabilidad macroeconómica”, concluyó.
Por su lado, un estudio de la consultora Invecq, mencionó tres caminos posibles para la dirección de la política económica a partir de este lunes. Por un lado, prevé como opción, un “giro racional u ortodoxo” que “luce casi imposible de realización”.
“Un acuerdo con el FMI debería ser la prioridad de corto plazo, no solo reprogramar vencimientos sino también un programa sólido y creíble para anclar expectativas y brindar certidumbre sobre los próximos meses” (Vauthier)
“Sería el camino más directo para lograr un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional y reperfilar el esquema de vencimientos. Seguramente un giro de este tipo debería ser acompañado por un cambio en la conducción del equipo económico, con el ingreso de algunos nombres de peso”, consideró Invecq.
“Implicaría en términos generales implementar una gran cantidad de reformas que son las que la economía argentina necesita para salir de una vez por todas de la segunda década perdida de su historia. Difícilmente la cohesión interna resista un cambio tan drástico más aun teniendo en cuenta que en el corto plazo se deberán pagar costos altos en términos de ajustes económicos que solo comenzarían a dar resultados positivos en el mediano plazo”, dijo.
Una segunda opción sería una “mayor radicalización”. “Este camino consistiría en una profundización del esquema de los últimos dos meses: congelamientos de precios y tarifas, mayor represión financiera y cambiaria y niveles de emisión monetaria necesarios para cubrir el desequilibrio fiscal. Desde luego que con esta elección se estaría rompiendo por completo las relaciones con el Fondo Monetario Internacional ya que no es posible un acuerdo con el organismo con estas premisas, y el ingreso al default con el organismo estaría asegurado”, auguró.
Este escenario, además, implicaría “una fuerte crisis económica con aceleración inflacionaria que podría llevar a la tasa de variación de precios a niveles verdaderamente preocupantes, caída de los ingresos reales de la población y un deterioro mayor de las condiciones sociolaborales”.
La opción “intermedia” sería, según la consultora, “aguantar”. “No se encararía ninguna solución de fondo de los múltiples desequilibrios que tiene hoy la economía argentina, pero al menos se procuraría no continuar agravándolos como en los dos últimos años. Se intentaría lograr un ‘acuerdo light’ con el Fondo Monetario para despejar el horizonte de vencimientos y poder acceder a dinero fresco de otros organismos internacionales”, continuó el informe.
“Desde luego que estas medidas llevarían a la economía a un nuevo escalón inflacionario más alto que el que tenemos hoy y cercano quizás a una tasa de inflación interanual del 65% al 70%, lo cual políticamente implica un gran desafío para transitar dos años más de gobierno”, concluyó la consultora que dirige Esteban Domecq.
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