Pasaron dos meses desde las elecciones primarias, pero el contexto económico y político no sólo no mejoró, sino que se agravó. Los desequilibrios macro crecieron y también las pujas al interior de la coalición gobernante. Claro que el verdadero partido se juega este domingo. Y las fichas están puestas ahí. Qué resultado arrojará la elección y qué sucederá a partir del lunes, cuando el Gobierno, más o menos debilitado, sólo tenga por delante dos años más de gestión y una gran cantidad de desafíos por encaminar.
Cómo quedará repartido el poder en el Congreso y cuál será el margen del Frente de Todos para una posible radicalización son las dos preguntas del millón que al cierre de la semana se hacían en las empresas. En el área económica, ¿qué pasará con el tipo de cambio, la brecha y los niveles de inflación que no ceden? ¿Cómo será el acuerdo con el FMI? ¿Logrará el Gobierno imponer sus condiciones para evitar un ajuste rápido, como pretende el organismo?
En este contexto de altísima incertidumbre, Infobae consultó a un grupo de empresarios acerca de sus expectativas e inquietudes, cuál debería ser la agenda a encarar por el oficialismo a partir de la semana próxima, qué es lo que más les preocupa como hombres de negocios y cómo imaginan el 2022. El escenario, para la mayoría, es sombrío, en línea con lo que avizora gran parte de los analistas de las consultoras privadas.
El escenario, para la mayoría, es sombrío, en línea con lo que avizora gran parte de los analistas de las consultoras privadas
— ¿Cuál es la agenda que debería encarar el Gobierno a partir del lunes, luego de las elecciones?
— Antonio Aracre, director general de Syngenta para Latinoamérica (A.A): “La agenda tiene que estar muy marcada en el corto plazo por generar acuerdos empresarios con sindicalistas, Gobierno y Congreso para que pueda haber respaldo frente al acuerdo con el FMI. La Argentina tiene que acordar con el Fondo, sin dudas. Cualquier cosa que no pase por ahí sería muy penoso para todos, pero sobre todo para los más vulnerables. Pero un ajuste tradicional que retenga este circulo virtuoso de crecimiento en el que estamos y que genere más desocupación o menor poder adquisitivo tampoco es viable ni le conviene a las empresas”.
— Mario Grinman, presidente de la Cámara Argentina de Comercio (M.G): “Superados los comicios, los argentinos deberíamos abocarnos a los problemas de fondo, que arrastramos desde hace mucho tiempo y bloquean nuestro desarrollo: presión impositiva, falencias logísticas, dificultades en materia de comercio exterior, industria del juicio laboral y tantos otros. Corresponde al Gobierno adoptar las políticas necesarias para ello y a los distintos actores del quehacer nacional colaborar con propuestas”.
— Delia Flores, empresaria de comercio exterior y presidenta del Grupo Empresarial de Mujeres Argentinas (D.F): “La seguridad, las relaciones internacionales, especialmente con el Mercosur. Es imperioso mejorar esos vínculos y encontrar un punto en común, ante las medidas que están tomando nuestros socios. Además, la agenda pos electoral debe pasar por ver cómo generamos empleo genuino, para lo cual deberían cambiar las políticas. Terminar con la doble indemnización, por ejemplo, que produce el resultado contrario al que se pretende lograr”.
— Teddy Karagozian, dueño de la textil TN&Platex (T.K.): “La generación de empleo privado es fundamental. Las razones por las que no hay no se pueden superar por el lado del bajar el costo del empleado, que ya es muy bajo, o menos horas trabajadas en un país con el promedio de horas entre los más bajos del mundo. Hay que evitar los conflictos y la precariedad; y eso se logra con más beneficios para el empleado asegurándole la indemnización a la totalidad de los empleados a cambio de un seguro que también asegura al empleador de que no sufrirá la pérdida de su capital por el aumento del pasivo laboral y un potencial conflicto donde quién gana es el abogado. Por eso, estoy impulsando la ´Mochila Argentina´”.
— Javier Madanes Quintanilla, dueño de Aluar y Fate (J.M.Q): “No se está discutiendo los dos años de gestión que la actual coalición tiene por delante. El Gobierno va a tener que lograr consensos para darle mayor ejecutividad al funcionamiento de la gestión, lo cual hasta ahora no se vio. El único dique de contención se da a través de la acción del BCRA, pero el resto de las funciones ministeriales están muy debilitadas”.
— Daniel Funes de Rioja, presidente de la Unión Industrial Argentina (D.F.R): “El Gobierno debe promover una agenda con medidas que promuevan la estabilidad macroeconómica con equilibrio fiscal y superávit comercial, y que aliente un verdadero clima de inversión, con entornos normativos favorables para la creación de empresas y de empleo, así como encontrar una razonable solución al tema de la deuda externa para permitir el acceso a mercados internacionales. Argentina debe revertir el actual proceso de informalización creciente producto de la crisis vivida y la presión burocrática y fiscal existente, con estímulos concretos, especialmente para las pymes. Además, avanzar con medidas para promover las exportaciones y eliminar los “cepos” laborales que disuaden a los empresarios de crear más empleo”.
— Marcelo Fernández, empresario pyme y presidente de la CGERA (M.F.): “Luego del resultado del domingo, el Gobierno debe retomar urgente la agenda de la producción y el trabajo, ya que el clima preelectoral ha generado zozobras en los mercados y las decisiones que toman los empresarios. El 15 ya tenemos que trabajar en esta agenda de producción y trabajo, que se viene recuperando pero que ahora, con menos casos de Covid-19, debería potenciarse”.
El Gobierno va a tener que lograr consensos para darle mayor ejecutividad al funcionamiento de la gestión, lo cual hasta ahora no se vio (Madanes Quintanilla)
_ ¿Le preocupa la marcha de la economía? ¿Cómo imagina el 2022?
— A.A.: “Sí, sobre todo en los aspectos que veo más difíciles de resolver. Cuando veo el crecimiento económico que estamos teniendo, las exportaciones que crecen, o que el déficit fiscal será menor del previsto me pone contento porque necesitamos generar esa expectativa de reordenamiento. Pero me preocupa todavía que la inflación sigue a un ritmo insostenible. Hay que hacer algo con eso. Trabajar sobre las expectativas, calmar la macro, reducir la brecha cambiaria y arreglar con el FMI puede ayudar a generar este marco de expectativas razonable. Sobre el 2022, me lo imagino difícil, pero ya dejando una pandemia atrás y todavía disfrutando de los buenos precios internacionales de las materias primas agrícolas, que creo van a seguir altos un tiempo más. También creo que tendremos algunas discusiones políticas sobre la velocidad a la que se puede ir reduciendo el déficit, bajando los subsidios y marcando un sendero de mayor normalidad”.
— M.G.: “Me preocupa y me ocupa. Me preocupa porque sabemos que, a pesar de cierta recuperación que la actividad registro en los últimos meses, tenemos numerosos problemas: tensiones en materia cambiaria, inflación elevada, escasa creación de empleo y bajo nivel de inversión, entre otros. Y me ocupa como dirigente gremial empresario, ya que desde la entidad que conduzco permanentemente encaramos gestiones y acciones para acompañar a las empresas, para ayudarlas a superar las dificultades y apuntalar su desarrollo. Imagino el 2022 parecido al 2021. No por tener un nuevo almanaque el país cambiará mágicamente. Pero desde luego que habrá modificaciones; puede haber paulatinos progresos (o retrocesos), que dependerán de lo que hagamos los argentinos en general y los gobernantes en particular”.
— D.F.: “Me preocupa, e imagino el 2022 en un contexto complicado donde cada país tratará de atravesar la post pandemia como puede. La crisis logística global dificultará las ya afectadas exportaciones. Imagino a la Argentina con un leve repunte en su economía, pero impulsado por el regreso a las actividades tras el Covid-19, más que por un plan económico”.
— T.K.: “La economía tiene sus tiempos y el país empobrecido por la deuda y el desperdicio de dólares de los últimos tres gobiernos nos han colocado en una situación crítica donde la gestión actual no hace lo que quiere sino lo que puede. Sin embargo, todos los empresarios que conozco están hoy invirtiendo. No se refleja eso en el empleo porque existe temor en traducir la demanda a mayor cantidad de trabajadores. A pesar de los temores, el 2022 será muy bueno, y es posible y deseable que el Gobierno reaccione dejando de lado el pseudo progresismo y cambie su acción para promover el empleo en el sector privado, dejando de asustar a los inversores y a los empresarios con medidas que sólo hacen difícil el trabajo de quienes seguimos apostando por un país mejor”.
— J.M.Q.: “La marcha de la economía me ocupa, más allá de preocuparme. Porque hoy estás teniendo que realizar un trabajo adicional para que las cosas medianamente funcionen, con mucha dificultad para lograr el crecimiento de la actividad económica. El 2022 va a ser un año complicado porque va a haber inevitablemente un reacomodamiento de distintas variables. La Argentina tiene un sistema de precios relativos con graves distorsiones que no va a poder mantenerse durante demasiado tiempo, y esto va a traer cambios que no sé si ayudarán a crecer de forma rápida”.
-D.F.R.: “Lo que pasará en 2022 dependerá de qué es lo que se haga. Los escenarios son diversos en función de si hay acuerdo o no con la deuda, de si se adoptan determinadas medidas para estabilizar la macroeconomía y otras medidas mencionadas previamente. Por lo pronto, los organismos internacionales anticipan que el año próximo que ya tendremos los niveles de reactivación del 2021″.
Es vital volver a poder contar con divisas para las importaciones, ya que la industria es demandante de dólares (Funes de Rioja)
— M.F.: “Claro que nos preocupa la marcha de la economía. Es vital volver a poder contar con divisas para las importaciones, ya que la industria es demandante de dólares. Deseamos que en mediano plazo seamos ya autoabastecidos porque reindustrializamos el país. El 2022 va a ser un año con posibilidades de reactivación; ya hay números que superan no sólo los de 2020, sino los de 2019. Por lo tanto, esperemos que todo lo que se pueda hacer ahora, una vez terminada la elección, sea para definir un rumbo claro de crecimiento”.
— ¿Qué es lo que más le inquieta como empresario? ¿El dólar, la inflación?
— A.A.: “La inflación, porque de ahí se desprende toda esa desesperación por sacarse de encima los pesos, por recurrir a mercados poco representativos, como es el blue, pero que marcan mucho la expectativa y la psicología de la sociedad. Esperaría que se pueda generar algún shock antiinflacionario, que sea tan funcional a los sectores más necesitados como para avanzar con un arreglo con el FMI que no plantee un ajuste tradicional”.
— M.G.: “El aumento del tipo de cambio y el incremento de los precios son dos fenómenos íntimamente vinculados. Así como la suba del dólar implica un traslado a precios, una inflación sostenida a la larga termina necesitando de una depreciación de la moneda para no perder competitividad. Si bien son fenómenos multicausales, en el mediano plazo son básicamente la consecuencia de desequilibrios macroeconómicos, de un déficit fiscal abultado que es solventado con emisión monetaria. Más que el dólar o la inflación, me preocupa el equilibrio en las cuentas públicas. Como concepto general, creo que debemos enfocarnos más en la causa que en los síntomas. Por ejemplo, tendemos a centrar la atención en la desocupación en vez de pensar por qué las empresas no pueden crecer y ampliar su dotación de personal. Ya es hora de que encaremos las cuestiones de fondo y creo que el período poselectoral es una oportunidad para ello”.
— D.F.: “El dólar, el tipo de cambio, la brecha. Eso afecta la competitividad de nuestros productos exportables. Sumado a esto, y como consecuencia de esta política cambiaria, hay pocos dólares y los bancos están poniendo cada vez más trabas para hacer los pagos al exterior. Eso afecta nuestra credibilidad. También preocupa la inflación, un impuesto demasiado alto para todos. Y las trabas a las importaciones, que también generan suba de precios”.
Tendemos a centrar la atención en la desocupación en vez de pensar por qué las empresas no pueden crecer y ampliar su dotación
— T.K.: “El dólar y la inflación son meros reflejos del caos de una coalición de gobierno que no encuentra un rumbo y una oposición vergonzante que concentra su acción en temas irrelevantes, con una falta total de conciencia de cómo sus acciones como gobierno fueron quizás uno de los factores más perjudiciales para el futuro de nuestro país”.
— J.M.Q.: “Lo que más me preocupa es que tenemos una sociedad que va perdiendo nivel académico, poder adquisitivo, que nos vamos alejando del contexto mundial. Ese tiempo es difícil después de recuperar y el malestar que esto genera hace que las aprobaciones de gestiones cada vez sean más difíciles. Se transforma en una especie de autoflagelo”.
— D.F.R.: “Lo que más me preocupa es la inflación, por el impacto que tiene en la actividad productiva, pues somos la consecuencia de la inflación y no la causa, ya que se refleja en el costo y abastecimiento de los insumos, la logística, el costo laboral, entre otros factores, que afectan tanto a quienes producen como a los consumidores”.
— M.F.: “Nos inquieta todo. Las variables económicas, porque dependemos de las grandes empresas, que toman decisiones en función de cómo va la macroeconomía. Rápidamente se dolarizan, acortan las condiciones de pago si ven alguna dificultad, nos retacean la entrega. En una economía de estabilidad, seguramente no tendríamos estos problemas. Ante cualquier ruido, las grandes empresas se cubren y tienen precios que muchas veces las pymes debemos absorber para poder venderle al comercio y a la distribución”.
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