La suba de la inflación en Estados Unidos le generará más presión a los precios importados en la Argentina y, si la Reserva Federal aumenta las tasas de interés antes que lo previsto, también complicará la recuperación de la economía local.
Así lo expresaron a Infobae siete expertos, que aclararon que, debido al alto nivel del índice de precios al consumidor (IPC) de Argentina, la respuesta que deberá dar el Gobierno no cambia a la hora de una estrategia antinflacionaria. Sin embargo, advirtieron que el resto de los países de la región ya tomó nota de este cambio de dirección del viento internacional y por eso comenzaron a subir las tasas de interés, aunque, en la Argentina, como otros precios, permanecen “congeladas”.
Además, afirmaron que la mayor consecuencia la sufrirá el gobierno que asuma en 2023, cuando las tasas internacionales ya hayan subido y empiecen los pagos de la renegociación de la deuda que se ejecutó en 2020.
Andrés Borenstein de Econviews indicó que “de movida ya tenemos un salto importante en los precios de importación, que se filtra al IPC a través de los mayoristas. En casi todo el mundo los precios mayoristas están creciendo a doble digito”.
“Si bien hay un componente transitorio en la inflación en Estados Unidos, me parece que la FED en algún momento tendrá que acelerar la suba de tasas. Es claro que no quieren hacerlo de golpe y si se fortalece el dólar, puede haber impacto sobre los commodities”. Al respecto, aclaró que “es importante cuando se comparan precios de commodities deflactarlo por IPC de Estados Unidos: los 440 de la soja son 330 o algo así comparado con 2007/2008. Es decir, los precios están bien, pero no son muy altos”.
“Si bien no es culpa del Gobierno, vas a tener algo más de inflación importada. Por eso poner una previsión del 33% en el presupuesto es poco serio; estimamos un 54% para 2022, aunque en el escenario en donde hay acuerdo con el FMI recién en junio-julio puede ir al 65% y en el caso de que no haya acuerdo, algo de baja probabilidad, no tenemos un número, pero puede ir más de 100 por ciento”.
Roberto Bouzas de Udesa señaló que “la inflación está pegando; en Brasil hay un impacto claro sobre el precio de los alimentos y los combustibles; lo que no sé es cuán estructural es y eso depende de cuánto se indexen los precios internacionales, porque el mercado de trabajo está bastante ajustado también. Pero sin duda, las tasas aumentarán más temprano que tarde”.
En este sentido, Fernando Marull advirtió que es un fenómeno “para estar atentos y por este motivo los mercados emergentes ya tomaron nota; por el canal comercial los commodities ya están bajando y hay algo de salida de capitales, como se ve en Brasil, las monedas se están devaluando y por esta razón los bancos centrales de la región están subiendo las tasas. Pero acá se congeló todo, inclusive la tasa, y eso significa más inflación y brecha”. De todos modos, Marull consideró que la suba de los precios en Estados Unidos, como cree la Reserva Federal, es transitoria y, luego del shock de precios relativos registrado por la pandemia, se acomodará en un nivel más bajo que el actual, aunque más alto que antes de la crisis sanitaria de los últimos 20 meses. O sea, será un escenario menos benigno para la economía argentina.
En tanto, Luis Palma Cané consideró que esta suba de precios en Estados Unidos es “marginal para un país tan desconectado del mundo como la Argentina, aunque puede llevar a que ganen pesos los que creen que este es un fenómeno estructural -algo que yo no comparto- y eso apresure la suba de la tasa de interés y eso generará un menor crecimiento de la economía global y por lo tanto en la Argentina”.
La desconexión del país de los mercados financieros colabora con un efecto más lento del cambio de clima internacional, pero los bancos centrales de la región están subiendo las tasas mientras el BCRA se queda quieto
A su vez, José Echagüe de Consultatio dijo que “este incremento internacional va a tener un impacto local, pero será gradual y no inmediato, porque la Fed quiere garantizar una salida plena de la recesión que todavía no logró”.
De todos modos, consideró que es insólito que el BCRA no acompañe a sus pares de la región. “La tasa está congelada en el 36% y, si subiera algo, habría menor presión cambiaria; aunque el mercado financiero local sea chico, es una herramienta que no pueda dejarse de lado: es como no querer pegarle a la pelota con la pierna derecha porque sos más hábil con la izquierda”.
En esta sintonía, Fausto Spotorno del estudio Ferreres consideró que “los efectos de una política monetaria más restrictiva en Estados Unidos posiblemente se sientan recién en 2023, pero la Argentina debería aprovechar este lapso de tiempo para llegar en una situación mejor”, con una perspectiva fiscal y monetaria más despejada, tal como se lo reclaman tanto los países del G7 como el FMI.
Por este motivo, el ex director del BCRA y director de Empiria Francisco Gismondi consideró que, con una inflación local cercana al 52%, “hay que prestarle más atención al discurso del domingo próximo después de las elecciones y al cambio de gabinete; hoy , la inflación en Estados Unidos es un elemento marginal, aunque sí influirá sobre el gobierno que asuma en 2023, cuando haya que pagar o renegociar la deuda que reestructuró Guzmán en 2020″. Pero ese será un problema del próximo presidente y, como es habitual, nadie se preocupará hasta que haya que hablar de la próxima herencia.
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