En el abanico del Real Estate hay opciones para todos los gustos. Entre ellas, las viviendas que se comercializan y que transportan a los interesados y la mente a cómo era vivir en la Belle Époque porteña. Estilo que puede apreciarse a simple vista en las construcciones que perduran en el presente y se mantienen intactas cómo cuando se levantaron en los primeros años del siglo XX.
En el barrio de San Nicolás, sobre Montevideo 696, entre Tucumán y Viamonte, se vende un Petit Hotel distribuido en 4 niveles, donde el toque francés está presente desde el frente hasta cuando se ingresa a la propiedad en el hall de acceso, en el cual una escalera de hierro ondulante y un vitraux en el techo son parte de una escenografía sorprendente.
“En un tiempo donde parte de la demanda privilegia los edificios inteligentes o tech, este tipo de inmuebles siguen captando la atención. Está en muy buen estado, tratándose de una de esas residencias que se asemejaban a las que existían en las grandes capitales de Europa como París (principalmente), Londres, Madrid, Roma o Berlín”, dijo a Infobae el CEO de Auge Propiedades, la comercializadora del inmueble, Hernán Iradi.
“En un tiempo donde parte de la demanda privilegia los edificios inteligentes, este tipo de inmuebles siguen captando la atención. Está en muy buen estado” (Iradi)
Al abrir la gran puerta de hierros reforzados y punteados con un estilo bien parisino, se aprecian los pisos de mármol de Carrara y al subir hacia los niveles superiores, aparecen los pisos de roble de Eslavonia, característicos de ese tiempo, materiales traídos desde distintos rincones del Viejo Mundo, aunque costaban una fortuna.
Actualmente, para su venta se piden un poco más de USD 1.500.000, y la construcción es obra del arquitecto Alberto Meincke, quien diseñó varias obras ubicadas en el centro porteño donde el Art Déco tuvo su auge hasta mediados de la década del treinta.
El Petit Hotel tiene 929,51 metros cuadrados, conserva la señorial fachada original, también los balcones y salas originales. “Convertida en un mix entre la magnificencia de la arquitectura europea y el minimalismo impuesto por los estilos contemporáneos de reciclaje, atrapa como los paisajes de un cuadro impresionista”, comentó Iradi.
Por su distribución es ideal para una familia grande, una embajada, una empresa que lo ocupe en su totalidad o alguna entidad educativa. Está cerca del Palacio de Justicia de la Nación y en parte fue remodelado para aprovechar la generosidad de su espacio y crear oficinas de usos diversos adaptando parte de sus salas a las necesidades de modernas. Dotado con tecnología, posee una luminosidad precisa para trabajar confortablemente.
Qué es un Petit Hotel
Así se conocía, especialmente, a un tipo de residencia urbana no permanente de la aristocracia de principios del siglo XX.
“En la Argentina hablamos de su presencia a partir del 1900. Los propietarios, que mayormente eran del ámbito agro ganadero, las utilizaban cuando venían por alguna de sus obligaciones laborales o sociales. Durante el resto del año, residían en sus haciendas o estancias”, explicó Iradi, quien recordó que los Petit-hoteles, cuando están desarrollados sobre un lote propio, no pagan expensas.
Características
El edificio también tiene terraza y subsuelo, dos ascensores, uno antiguo y otro automático, con amplio espacio, dispone de dos cocinas y la particularidad de tener baños en todos los pisos, incluido uno para personas con limitaciones de movilidad en la planta baja. Varias de las puertas son de roble con vitraux.
En la terraza cuenta con un espacio cubierto que puede utilizarse tanto para reuniones sociales como laborales. Las persianas son eléctricas en todos los pisos.
“Algunos de los baños son de época y se asemejan a obras de arte; la propiedad tiene salones de lectura con paredes que perduran tapizadas, un comedor antiguo que evoca esos encuentros que relatan las series o la literatura, y que también recuerda a los de los palacetes del Loira (Loire en francés, que reciben este nombre por un río homónimo allí presente) con sus paredes decoradas y aberturas de estilo”, precisó Iradi.
Al recorrerla, se conjugan estilos de épocas románticas y el ritmo agitado de los últimos tiempos. Tiene techos altos, pintados en tela.
“A los interesados en adquirir propiedades con prestigio, tal combinación de estilos, basados en el arte de Europa, les generará seguridad y arrobo desde el primer instante al llegar y ver la puerta de doble hoja con vidrios cincelados, enmarcados en una estructura de hierro fundido que conduce a un amplio hall de recepción con capacidad inmensa que conecta a otra puerta, cual circuito que permite el asombro, pero esta vez lleva a una puerta de madera tallada, digna de anticuarios”, dijo Iradi.
Sus muros teñidos de historias, lámparas y apliques de caireles de la época cuando fue erigida, es invertir en un tesoro urbano, casi un patrimonio. Al llegar a la terraza se ven las cúpulas de los edificios cercanos, un espacio muy preciado para reuniones con vista al cielo.
Este tipo de propiedades de lujo, con la llegada de la pandemia eclipsó mucho de su subsistencia, dado que una gran parte de ellos antes de la crisis sanitaria se destinaban a hoteles boutique, alojamiento turístico, gimnasios, estética, universidades privadas, entre otras posibilidades.
“La realidad es que hoy cuesta alquilarlos, y de hacerlo, su renta es baja y alta su mantención. Esas variables, entre muchas otras -todas poco favorable claro- impulsan la decisión de vender estas mansiones que hasta ayer era impensado que sus propietarios lo hicieran”, concluyó Iradi.
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