La competencia de egos y millones entre Elon Musk y Jeffrey Bezos, que ya se había proyectado a los cielos con la competencia entre SpaceX, la compañía aeroespacial de Musk, y Blue Origin, la de Bezos, y sus respectivos firmas de provisión satelital de internet, Starlink y Kuiper, se intensificará esta semana en la tierra, con el lanzamiento a bolsa de Rivian, un productor de vehículos eléctricos del que Amazon, la nave insignia de Bezos, es el principal accionista.
Rivian, que además de automotriz pretende ser una “plataforma tecnológica de electromovilidad”, competirá con Tesla, principal activo de Musk y pilar de su ascenso a la condición de persona más rica del mundo, desplazando … a Bezos. De hecho, Rivian es señalada a menudo como “la Tesla de las Pickups” y su primer gran encargo son 10.000 vehículos de reparto para Amazon.
Carrera de obstáculos
La competencia no está exenta de obstáculos y problemas para ambas partes. El jueves pasado, a días del lanzamiento de una oferta pública inicial en Wall Street que tendrá lugar esta semana y en la que Rivian espera cotizar a cerca de USD 60.000 millones, casi lo mismo que una automotriz histórica como Ford, su hasta pocos días antes jefa de Ventas y Marketing, Laura Schwab, presentó una demanda multimillonaria por “despido ilegal”.
Schwab, quien antes de sumarse a Rivian pasó por Jaguar y fue la primera mujer en presidir Aston Martin, la mítica marca inglesa en la que se movilizaba el no menos mítico Agente 007, James Bond, alega que fue despedida por el presidente de Rivian, R.J.Scaringe (ingeniero con fama de artista automotriz, ex “reparador” de modelos de Porsche), días después de denunciar internamente la machista y “tóxica” cultura interna de la empresa y señalar que sus metas de venta “no son alcanzables”.
Tesla también tiene sus problemas. Recientemente se convirtió en la primera automotriz de la historia en superar el billón (millón de millones) de dólares de capitalización bursátil, sumándose a una elite que incluye a Microsoft, Apple, Alphabet (la dueña de Google), Facebook (ahora Meta) y la petrolera Saudi Aramco. Su cotización pegó un salto luego de que Hertz, uno de las gigantes mundiales de renta de automóviles, le hiciera un encargo de 100.000 unidades. Pero el martes pasado su acción cayó hasta 4,61% luego de conocerse que el acuerdo de compra de Hertz no está finalizado y que varios de sus modelos sufrieron problemas de software.
La empresa de Musk debió retirar del mercado casi 12.000 unidades de sus modelos S, X, 3 e Y a instancias de la Administración Nacional de Seguridad en el Tráfico de Autopistas (National Highway Traffic Safety Administration) de EEUU para reparar un error de comunicación que emitía falsas alertas de colisión y podía activar inesperadamente los frenos de emergencia del software de manejo autónomo.
Rivian, con el respaldo de Amazon y Ford, su otro impulsor inicial, basa su estrategia de negocio en dos pilares: convertirse en fabricante de pickups y otros modelos eléctricos, pero también en desarrollador y proveedor de tecnologías de electromovilidad para otras marcas y vehículos, desde autos, hasta camionetas, motos, furgonetas, camiones ligeros e incluso patines, mediante el uso de licencias.
De este modo, pretende pegarle a Tesla en su base de sustentación y multiplicarle la competencia. Hasta ahora, la empresa de Musk ha hecho hincapié en producir más vehículos y montar una megafábrica de baterías, para lo cual, según reconoció el propio Elon, el principal limitante es la disponibilidad de minerales.
A fines de 2019, cuando tras las cuestionadas elecciones en Bolivia el expresidente Evo Morales huyó del país ante lo que calificó de “golpe de Estado”, Tesla fue señalada como uno de los financistas de la operación, para acceder sin obstáculos a las reservas bolivianas de litio. Entre irritado y divertido por la acusación, Musk –bromista e irreverente- dijo por Twitter que sí, pues, que golpearía a cualquiera que se oponga a sus objetivos, lo que fue tomado como una confirmación por Evo y sus partidarios. En verdad, Musk ha dicho más de una vez que su gran limitante para la fabricación masiva de baterías es el nickel, no el litio.
El virus de la competencia
La competencia de egos, millones y proyectos -terrestres y espaciales- entre Bezos y Musk se intensificó con la pandemia.
En marzo de 2020, la fortuna del fundador de Amazon casi quintuplicaba la del cofundador de Tesla, entonces en USD 24.600 millones. En agosto de ese año, gracias al explosivo crecimiento de Amazon, convertido en medio del encierro global en un gran supermercado y distribuidor mundial de todo tipo de cosas, Bezos fue la primera persona del mundo en superar los USD 200.000 millones de riqueza personal.
Pero a principios de de 2021 Musk pasó al frente, gracias al crecimiento del valor de Tesla, cuya capitalización en el año previo creció un exuberante 720 por ciento. Desde entonces hubo cambios en el podio, que incluso llegó a encabezar el francés Bernard Arnault, principal accionista de la firma de artículos de lujo LVMH.
Fue por eso que a fines de septiembre pasado, cuando Forbes le informó que había vuelto a ser la persona más rica del mundo, Musk le dijo a la revista que enviaría a Bezos una medalla de plata y una estatua gigante en forma de número dos
Musk había acusado a Bezos de copiarlo cuando anunció sus planes para brindar también servicios de internet satelital, con Kuiper, y cuando Amazon compró Zoox, una empresa de desarrollo de tecnologías de manejo autónomo, otro carril de competencia con Tesla.
En la carrera espacial, sin embargo, el que empezó antes fue Bezos, que fundó Blue Origin en el 2000, dos años antes de que Musk lanzara SpaceX. Y si bien la compañía de Musk va adelante en lanzamiento de vehículos espaciales y de satélites, en julio pasado Blue Origin, de Bezos, fue la primera en transportar civiles en un vuelo suborbital, cuya importancia fue ninguneada por Musk.
Al infinito y más allá
El excéntrico Musk ha dicho reiteradas veces que su principal objetivo es colonizar Marte. A lo que Bezos observó: “Haceme un favor: andá a vivir un año en la cima del Everest y fíjate si te gusta, porque es un paraíso comparado con Marte”.
Uno de los litigios entre las compañías de Musk y Bezos es por las órbitas satelitales asignadas por la Comisión de Comunicaciones de EEUU, que hizo que el fundador de Amazon acusara al de Tesla de “desalentar la competencia”. Fue entonces que Musk respondió que Bezos se había retirado de la posición de CEO de Amazon para dedicarse full time a presentar demandas contra SpaceX.
Otro motivo de discordia entre las compañías espaciales de Musk y Bezos gira en torno de los planes de la NASA para construir un nuevo vehículo para aterrizar en la Luna, para lo cual en abril la agencia norteamericana le otorgó un contrato de USD 2.900 millones a SpaceX, tras rechazar un proyecto de Blue Origin.
La compañía de Bezos amenazó entonces con una demanda judicial. Musk aprovechó para descargar el largo entripado que tenía desde que su archirrival se había burlado de sus proyectos marcianos, y respondió: “Si hacer lobby y contratar abogados lo pusieran a uno en órbita, Bezos ya estaría en Plutón”.
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