El economista argentino-mexicano, Alejandro Werner, conoce bien de cerca las negociaciones entre el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Argentina. Hasta hace pocos meses, antes de renunciar al organismo, era uno de los principales negociadores. Y durante una conferencia de un think tank especializado en la región aprovechó que ya no necesita usar el lenguaje diplomático de los funcionarios para dar sus verdaderas visiones sobre lo que será el esperado acuerdo.
“Creo que la situación de Argentina es un poco invariable a un programa del FMI. Argentina no va a pagar al FMI”, sentenció con dureza ante la pregunta de uno de los participantes del foro.
“Argentina no va a hacer buenas políticas macro-micro institucionales. Como máximo, con un programa del FMI, vamos a tener cuatro meses en los que no pasen una única revisión. Y eso es todo, volveremos a los atrasos o cuasi atrasos al final del día”, dijo.
“El acuerdo como mucho va a ser una curita temporal para mantener las expectativas y retrasar la corrida bancaria durante cuatro meses”
Para Werner, el acuerdo “no va a ser un instrumento para las buenas políticas y desde el punto de vista de los flujos no va a cambiar nada”.
“Creo que todos estamos exagerando el programa del FMI porque como mucho va a ser una curita temporal para mantener las expectativas y retrasar la corrida bancaria durante cuatro meses. Luego todo se resolverá. Porque si miran a estos tipos, ¿qué van a esperar de este gobierno?”, comentó.
El ex funcionario del FMI habló en un panel organizado por Instituto de Política Económica y Monetaria del Foro Oficial de Instituciones Financieras y Monetarias (OMFIF). Participaron también Pablo Guidotti, profesor de la Universidad Torcuato Di Tella, y Joaquim Levy, expresidente del Banco de Desarrollo de Brasil.
Werner, economista de origen argentino pero que vivió la mayor parte de su vida en México, ocupó el lugar de director del Hemisferio Occidental en 2013 y dejó su posición el 31 de agosto pasado. El FMI le había aceptado la renuncia en abril de este año.
Su salida marcó el fin de una era en la relación del FMI con la Argentina. Werner era el último funcionario sobreviviente que había participado del acuerdo de un paquete de ayuda por USD 57.000 millones negociado durante el gobierno de Mauricio Macri.
Su renuncia de este año se sumó a las salidas de Christine Lagarde como directora gerente, que dejó su lugar a Kristalina Georgieva, de su segundo David Lipton en febrero de 2020 y de Roberto Cardarelli, que fue desplazado de su cargo de jefe de la misión argentina y que fue reemplazado por Luis Cubeddu. Werner, en los hechos, ya había quedado fuera de la mesa de discusión con el Gobierno actual y su lugar era ocupado por su vicedirectora, Julie Kozack.
“Creo que la situación de Argentina es un poco invariable a un programa del FMI. Argentina no va a pagar al FMI”
Werner se incorporó originalmente al Fondo Monetario en 1995 a través del Economist Program. Dejó el Fondo por otras actividades profesionales y regresó a México para desempeñarse como Director de Estudios Económicos en el Banco de México. Posteriormente se convirtió en Subsecretario de Hacienda y Crédito Público de la Secretaría de Hacienda de México y tras más de una década de servicio público, se incorporó al BBVA Bancomer de México como director de banca corporativa y de inversión.
También ocupó diversos cargos académicos en México, España y Estados Unidos y fue nombrado Joven Líder Global por el Foro Económico Mundial en 2007.
El préstamo a la Argentina y su desplazamiento
El director del Hemisferio Occidental (departamento que básicamente se encarga de las relaciones del FMI con América Latina y el Caribe) fue uno de los funcionarios decisivos durante las negociaciones de la Argentina con el organismo en 2018 para concretar el préstamo Stand By, que terminó por ser el más amplio de la historia del Fondo Monetario por USD USD 57.100 millones.
Junto con Lagarde y el jefe del staff técnico Roberto Cardarelli, fueron las tres caras visibles de esos meses de idas y vueltas entre el comienzo de las conversaciones en mayo de 2018 y el anuncio del segundo acuerdo en septiembre de ese año, tres meses después del primer programa financiero fallido.
Con el cambio de Gobierno en 2019 y el anuncio de una reestructuración de la deuda con el FMI, las caras cambiaron en ambos lados de la mesa, tanto entre los funcionarios argentinos como los ejecutivos del Fondo. Kristalina Georgieva dejó su puesto en el Banco Mundial para hacerse cargo de la gerencia general, mientras que Lagarde pasó a ser la presidenta del Banco Central Europeo.
Pocas semanas antes del anuncio de su salida, Alejandro Werner había levantado polvareda en medio de las negociaciones entre el Gobierno y el FMI al marcar que había “diferencias significativas de opinión dentro de la alianza política” del Frente de Todos, lo que podía implicar un atraso en una resolución.
“Estamos trabajando para estar listos cuando el Gobierno quiera finalizarlo y acelerarlo. Creo que estamos en condiciones de hacerlo, pero es cierto que las negociaciones se han alargado más de lo que quizás pensábamos... para estar listos en la primera mitad de este año”, dijo Werner en un evento organizado por S&P Global. Desde el Ministerio de Economía, en ese momento, habían desestimado sus palabras al asegurar que se trataba de declaraciones “de un funcionario que ya no forma parte de la negociación”.
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