La inflación que erosionó el poder de compra del peso en los últimos años dejó a distintos billetes y monedas que todavía tienen circulación oficial casi sin uso en la calle. Eso sucede, por ejemplo, con las viejas monedas desde 1 centavo, que ya no se ven hace años, hasta algunas de 2 pesos, que se utilizan cada vez menos.
Aunque tienen valor legal, su denominación tan baja en medio de una nominalidad en la economía que crece todos los años las convirtió en prácticamente inútiles para hacer pagos y, en ocasiones, hasta para dar vueltos. Su valor facial es tan leve que ahora tienen mucha más utilidad para reducidores de metal, que aprovechan el poco uso de esas monedas para comprarlas por kilo y fundirlas para obtener el cobre, que después pueden vender a un precio mayor. De hecho, hay en la calle más de 4.700 millones de unidades de monedas de hasta 2 pesos que tienen, entre todas, un valor de $4.640 millones. Su precio en cobre puede ser hasta 11 veces mayor.
No se trata de un “modelo de negocios” nuevo pero es cada vez más extendido. Es muy común encontrar en distintas redes sociales o plataformas de compraventa anuncios de adquisición de monedas por peso. Hay variedades de precio como en cualquier mercado, pero en general los fundidores ofrecen un rango que va desde los $350 hasta los $500 por kilo. Es una oportunidad tan jugosa que la mayoría hasta va a buscar las monedas a domicilio para no perderse la chance. Desde el Banco Central aclararon que la fundición de moneda no es un acto ilegal, aunque sí cercenar o alterar la moneda de curso legal.
Hay en la calle más de 4.700 millones de unidades de monedas de hasta 2 pesos que tienen, entre todas, un valor de $4.640 millones. Su precio en cobre puede ser hasta 11 veces mayor
Un cálculo con fines ilustrativos hecho por Infobae muestra cómo cayó el poder de compra de las monedas en circulación en los últimos años por la inflación acumulada. El Banco Central elabora un seguimiento quincenal de la cantidad de monedas y billetes que hay en poder del público. En esa estadística se incluye a las monedas más “chiquitas” que hace años dejaron de usarse, como las de 1, 5 o 10 centavos.
Como ejemplo, existen en circulación 406 millones de unidades de monedas de 1 centavo, una cifra que, lógicamente, se mantiene estable desde hace años. En septiembre de 2014, llamativamente, se emitieron las últimas 200.000 unidades. Pero ya desde 2003 el promedio de cantidad de monedas de esta denominación en la calle se mantiene casi sin cambios. También habría, según los mismos datos, 1.272 millones de unidades de monedas de 5 centavos y 2.713 millones de 10 centavos. Su presencia en la calle es rarísima, por lo que muy probablemente están guardadas desde hace tiempo o ya fueron fundidas. Más allá de las cifras oficiales, el número real es mucho menor.
Cada vez es más raro verlas, pero todavía se pueden encontrar algunas monedas de 25 y 50 centavos, aunque con cada vez menos utilización en la calle. Según la autoridad monetaria hay, para el caso de las monedas de 25 centavos, 1.008 millones de unidades, que tendrían un valor nominal de $252 millones. Considerando que los fundidores pagan hasta $500 el kilo, en una cuenta teórica el total de monedas de 25 centavos que existen en la economía argentina tiene un valor de $2.898 millones en metal, es decir 11 veces más.
Para el caso de las de 50 centavos existirían en total en la calle 747 millones con un valor nominal de $373 millones. En metal, en tanto, su precio ascendería a nada menos que 2.166 millones de pesos, es decir 5,8 veces más.
Considerando que los fundidores pagan hasta $500 el kilo, en una cuenta teórica el total de monedas de 25 centavos que existen en la economía argentina tiene un valor de $2.898 millones en metal, es decir 11 veces más
Luego está el caso de las monedas de 1 peso, de las cuales existen distintas series emitidas por el Banco Central en los últimos años. De acuerdo a los datos oficiales, hasta septiembre, había en la calle casi 1.964 millones de unidades de monedas de 1 peso, que a diferencia de los casos anteriores, todavía es más habitual que sean utilizadas en el día a día. Si un reducidor de metales pagara $500 por todas esas monedas, el valor total ascendería a $6.232 millones.
Por último, entre las de 2 pesos hay según el BCRA unos 1.025 millones de unidades como máximo en circulación, por lo que su valor nominal es de $2.050 millones. Con la lógica anterior, en metal su valor sería de $3.690 millones. Como promedio, tomando en consideración las monedas de entre 25 centavos y 2 pesos, el valor del cobre y otros metales con los que están hechas es 2,5 veces más alto que el que tienen como medio de pago.
Al tratarse de una cuenta ilustrativa existen algunos asteriscos para remarcar. En general, según las publicaciones que hacen los fundidores de metal que compran monedas por kilo, las más demandadas son las de $1 y $2 por tener un peso mayor. Hay, además, ciertas series de monedas que no tienen valor para un fundidor de metales. Sucede que desde 2018 se lanzó un nuevo cono monetario, “Arboles de la Argentina”, que no utilizó metales caros sino acero electrodepositado en latón, sin valor para los revendedores. Una parte pequeña de las monedas de 1 y 2 pesos en circulación, son de ese material.
Los bancos privados, por ejemplo, evitan a toda costa tener monedas en sus tesoros, según explican fuentes del sistema financiero. El Banco Central tampoco almacena este tipo de monedas ya sin utilización por parte del público, por lo que, aclararon, todo lo que figura como parte del stock de monedas circulantes están en la calle. “O está en un cajón olvidado o está tirando en calle o en la basura o ya fueron fundidas, los bancos no las guardan”, grafica un funcionario del Banco Central en diálogo con Infobae.
Más allá de las monedas de más baja denominación, otro grupo todavía está presente en bolsillos y billeteras, que son las, 5 y 10 pesos. La circulación de estas variantes es menor. Según el BCRA, hasta septiembre había en la calle en total 515 millones de unidades entre las dos opciones.
La Ley 11.179 en su Capítulo 1 establece como delito la “Falsificación de moneda, billetes de banco, títulos al portador y documentos de crédito”. El Artículo 283 de la norma apunta que “será reprimido con reclusión o prisión de uno a cinco años el que cercenare o alterare moneda de curso legal y el que introdujere, expendiere o pusiere en circulación moneda cercenada o alterada”. Desde el Banco Central aclaran que por la interpretación de dicha norma “no es delito la destrucción o fundición de la moneda pública” pues “el tenedor de billetes que los corta o inutiliza sólo se daña a sí mismo”.
En general, según las publicaciones que hacen los fundidores de metal que compran monedas por kilo, las más demandadas son las de $1 y $2 por tener un peso mayor. Las monedas de 1 centavo, por caso, son mucho más livianas y no llegan a los dos gramos, lo que las hace siempre más difíciles de transportar y almacenar
Por otra parte desde la entidad monetaria indicaron que “para evitar que eventualmente, en un hecho delictivo y mediante la fundición de los metales, alguna persona u organización pudiese usufructuar la diferencia entre el mayor valor intrínseco de las monedas y su valor facial, habría que generar un gasto que, como mínimo, resultaría tal potencial erogación mucho más costosa que el ilícito cuyo riesgo se pretendiese anular”.
Tal como reflejó Infobae, el billete de 1.000 pesos hoy equivale a 5,10 dólares según la cotización libre de 196 pesos. Con esa cifra, se transformó en el billete de menor valor en dólares de todo América Latina en comparación con los de mayor denominación de cada país. Su similar de Haití, el billete de 1.000 gourdes, vale 9,90 dólares.
Los países cuyo billete de mayor valor tiene una equivalencia más alta en dólares son Perú (USD 50,09), México (USD 49,49) y Uruguay (USD 45,73). Entre los países vecinos, el billete de 200 bolivianos equivale a USD 28,98, el de 100.000 pesos chilenos a USD 24,80 y el de 100.000 guaraníes de Paraguay a USD 14,49.
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