Octubre comenzó con el sinsabor para el Gobierno y los consumidores de la aceleración de la inflación y su inercia para el corriente mes, con el consecuente efecto depresivo sobre la capacidad de compra de los sectores con ingresos fijos, como los asalariados y jubilados que reciben ajustes con rezago; y para peor, se vuelve a la práctica de fallidas recetas de congelamientos, que afectan el normal abastecimiento de las góndolas, no sólo en supermercados, sino también en los establecimientos de cercanía y almacenes de barrio.
De ahí que no sorprendió que luego de tres meses consecutivos con suba del índice de confianza de los consumidores, en el corriente mes se haya registrado un punto de quiebre, al bajar 0,8%, aunque con un comportamiento dispar en el relevamiento por grandes regiones, y notablemente más atenuada que la caída observada en el Índice de Confianza en el Gobierno, según el informe mensual del Centro de Investigación en Finanzas de la Universidad Di Tella.
Con ese resultado, volvió a sostenerse en la zona de 40 puntos, muy alejado de los picos de más de 50 unidades que registraba en los meses previos al ciclo recesivo que se inició en diciembre de 2017, en la mitad de la presidencia de Cambiemos.
El ICC volvió a sostenerse en la zona de 40 puntos, muy alejado de los picos de más de 50 unidades que registraba en los meses previos al ciclo recesivo que se inició en diciembre de 2017
Destaca el análisis de la casa de altos estudios: “En términos regionales, se observaron comportamientos dispares: aumentó 4,4% en CABA, mientras que por el otro lado cayó 1,3% en Gran Buenos Aires y 2,4% en el Interior del país, siempre con respecto al mes previo”, al parecer vinculado con el diferente impacto inicial de la liberación de la cuarentena por la crisis sanitaria, aumento de los aforos para asistir a los espectáculos públicos, deportivos y culturales, y de recreación en general, donde la oferta es más fluida que en el resto del país, y la población dispone con un ingreso muy superior.
De ahí que no sorprendió que el relevamiento de Poliarquía Consultores para el Centro de Investigación en Finanzas de la Universidad Torcuato Di Tella (CIF) a 1.200 personas radicadas en 40 aglomerados urbanos de todo el país detectara también una notable “diferencia en el comportamiento de la Confianza del Consumidor según el nivel de ingresos del individuo: aumentó 3,2% para el grupo con nivel educativo/ingresos más altos y cayó 7,5% para el grupo con nivel educativo/ingresos más bajos, siempre con respecto a septiembre”.
Claramente, la aceleración de la inflación, el aumento de la brecha cambiaria, y la incertidumbre general que se desprende del escenario político, tras el resultado de las PASO, volvió a manifestarse en octubre en los movimientos disparares de los subíndices “Bienes de Uso e Inmuebles” en comparación con el mes previo, el cual subió 10,2% en CABA, pero cayó 2,3% en el Interior y 5,4% en el Gran Buenos Aires”.
Según el análisis del CIF de la Di Tella, “la caída de ese indicador a nivel nacional se vio impulsada por un deterioro en la percepción para las compras de bienes mayores (como automóviles y casas), que disminuyó 7,7% con respecto a la medición de mes previo”, habida cuenta de que “la predisposición para la compra de bienes de uso como electrodomésticos aumentó 1,7 por ciento”.
Hubo un deterioro en la percepción para las compras de bienes mayores (como automóviles y casas), que disminuyó 7,7% con respecto a la medición de mes previo
Se trata de un indicador que mide el grado de optimismo que los consumidores sienten sobre la evolución del estado en general de la economía, y sobre su situación financiera personal presente, como de expectativas para el corto y mediano plazo.
Expectativas dispares entre el presente y el futuro
El Centro de Investigación en Finanzas de la UTDT, detectó también que “la percepción de los encuestados acerca de su situación personal actual, evaluada con respecto a un año atrás, empeoró 2,8%, mientras que la expectativa de su situación personal futura, a un año, mostró un pequeño aumento”.
El subíndice qué mide las expectativas tanto de corto como de mediano plazo de los consumidores con respecto a la Situación Macroeconómica no mostró variación (0,0%) con respecto a la medición del mes anterior, se mantuvo con casi 47 puntos, muy por arriba de los 43,5 que midió el de la situación personal; y más aún del 30,2 que cayó el de bienes durables e inmuebles.
Balance de la primera mitad del gobierno
El resultado acumulado desde el inicio de la presidencia de Alberto Fernández es de una baja del Índice de Confianza del Consumidor del 5%; más intensa en el interior del país (9,1%) que en el Área Metropolitana de Buenos Aires, donde el deterioro del humor promedio de las familias fue de 4,6% en CABA y 2,8% en el GBA.
Sin duda, el componente más contractivo, aún afectado por los efectos de la crisis sanitaria, pero también por desaciertos en la política económica, se localizó en la situación macroeconómica, con una baja de 25,7%, la cual afectó al estado de las finanzas personales que declinó 7,2%; atenuado por el repunte de las decisiones de compra de bienes durables, como inmuebles y automotores, por parte de los sectores con ahorros y altos ingresos: subió 77% desde niveles desusadamente bajos.
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