En días en que la demanda por dólares no afloja la búsqueda cotidiana de ahorristas e inversores gira alrededor de cuál es el dólar más barato y conveniente para ahorrar a salvo de la inflación local y de los temores a un salto de la cotización oficial. Pero aunque suene menos en las conversaciones cotidianas, con buena parte de los argentinos refugiados en moneda dura a veces la necesidad no es la de comprar sino la de vender dólares al mejor precio posible. El más caro posible.
Quienes guardan sus ahorros en moneda extranjera se ven ante la necesidad de vender parte de ese dinero ante, por ejemplo, un pago importante o un imprevisto. Algunas compras sólo se pueden hacer en moneda local y, para eso, hay que pasar dólares del colchón a pesos.
En principio no parece una maniobra que pueda ser potencialmente desestabilizadora para la política cambiaria. Al fin y al cabo, nada mejor que más oferta de dólares. Pero las trabas cambiarias, aunque suene contradictorio, castigan duramente al que quiere vender dólares. Tanto, que en tiempos de cepo tiende a desaparecer la oferta voluntaria de dólares: sólo vende el que no puede evitarlo, como por ejemplo los exportadores.
Dólar oficial
Surgida la necesidad, entonces, los ahorristas se encuentran con que de poco sirven sus bancos y casas de cambio.
Un dólar que cuesta en una ventanilla bancaria $173 se transforma, si en lugar de comprarlo se desea venderlo, en uno dólar de apenas $98,72 para el ahorrista que lo cambia por pesos en un banco. No se trata de avaricia financiera: la compra de dólares está gravada con un 65% de impuestos (Impuesto PAIS y retención a cuenta), mientras que la venta es libre. El resultado es que hay una diferencia enorme entre el valor de mercado de un billete y lo que paga el banco a quien se lo vende.
Dólar MEP regulado
Cerrada la vía bancaria, la otra alternativa legal que queda es ir al mercado bursátil en busca de cotizaciones alternativas como el dólar MEP. Se trata de tratar de aprovechar, a la hora de vender, tipos de cambio financieros implícitos en bonos soberanos. Pero en medio de la madeja de regulaciones cambiarias existentes aún esta vía tiene sus bemoles.
Por ejemplo, hoy existen dos grandes cotizaciones del dólar MEP con importantes diferencias entre una y otra.
El dólar MEP implícito en el Bonar 30 (cotiza bajo el código AL30) está intervenido por el Banco Central y cotiza a $179,85. Un precio más que interesante para comprar, dado que está subsidiado por ventas de reservas del Banco Central. Es un dólar regulado. Pero no es el más interesante a la hora de vender divisas.
Dólar MEP libre
La otra gran cotización financiera es el dólar MEP implícito en el bono Global 30 (GD30), un título regido por la Ley de Nueva York cuya cotización no está siendo intervenida por el Banco Central. Cotiza hoy a $191,64, un precio mucho más conveniente para quienes necesitan cambiar dólares por pesos.
El mecanismo para esta venta es, a pesar de la apariencia, sencillo. Se necesita contar con una cuenta en una sociedad de Bolsa o una cuenta de inversiones en un banco, aunque no todos la ofrecen. También con una caja de ahorro en pesos y otra en dólares, en este caso bancarias.
El primer paso es depositar los dólares que se desea vender en la caja de ahorros bancaria en moneda extranjera.
Acto seguido, se transfiere el dinero a la cuenta de la sociedad de Bolsa (en caso de hacerlo en el banco, este último paso no es necesario). Con los dólares ya disponibles para invertir, lo que sigue es usarlos para comprar Global 30 en contado inmediato (o plazo de liquidación “cero”, según el sistema que se utilice, bancos y casas de Bolsa suelen tener distintos). Para comprar con dólares hay que operar esos títulos bajo el código GD30D o elegir como cuenta de origen la cuenta en dólares, de nuevo, según el sistema que se utilice.
Hecho esto, los dólares dejarán de estar en la cuenta de inversión para transformarse en bonos. Con los bonos ya en la cuenta, llega el momento de vender los bonos pero a cambio de pesos. Para hacerlo, hay que vender esos títulos bajo el código GD30 a secas que es el que se utiliza para las operaciones en moneda local. Y, en cuestión de minutos, se contará con $191 por cada dólar vendido, menos las comisiones.
Dólar Cripto
Por último, hay una opción legal y en blanco más para vender dólares al precio más alto del mercado. Y está en el mercado cripto. Varias plataformas locales permiten operar criptomonedas con pesos y con dólares, con lo cual es posible utilizarlas para pasar de una a otra como un bono.
Buenbit, Letsbit, Satoshitango, Sesocio y Decrypto son algunos de los exchange locales que permiten operaciones con ambas monedas. En este caso, también se necesita contar con una caja de ahorro en pesoso, otra en dólares más una cuenta en algunas de esas plataformas cripto.
El mecanismo es similar al del dólar MEP. Una vez depositados los dólares en la caja de ahorro bancaria hay que transferir el dinero a la cuenta del exchange cripto.
Acreditados los dólares en la cuenta del exchange, lo que sigue es comprar un criptoactivo con ese dinero. Se puede hacer, en principio, con cualquier criptomoneda como Bitcoin, Ether u otra. Pero la enorme volatilidad de los precios de esos tokens hacen que haya algo de riesgo en el movimiento. Por eso los ahorristas locales suelen optar por criptomonedas estables o stablecoins.
Tether (USDT), USD Coin (USDC) y DAI son tres criptomonedas estables que siguen al valor del dólar. Tienden a cotizar uno a uno con la moneda estadounidense y su condición de estables las hacen más prácticas para operaciones cambiarias.
Así, con los dólares acreditados en la cuenta del exchange los ahorristas compran -por ejemplo- Tether y, una vez acreditadas las cripto, revenden de inmediato a cambio de pesos.
El último paso para tener los pesos en la mano es transferirlos a la caja de ahorro bancaria.
A precios de hoy, por esta vía los inversores se llevan $195,70 por cada dólar vendido en Buenbit o $193,00 por cada dólar en Letsbit, por ejemplo. A esas cifras, sin embargo, hay que restarle comisiones.
El dólar cripto tiene de su lado la practicidad y la velocidad: todo se puede hacer en el día sin mayores demoras. Por el lado negativo, son servicios no regulados ni por el Banco Central no por la Comisión Nacional de Valores, con lo cual los ahorristas operan bajo su propio riesgo.
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