La reunión entre el jefe de Gabinete, Juan Manzur, y el titular del Indec, Marco Lavagna, ayer por la mañana en el marco del congelamiento de precios y la preocupación cada vez mayor por el avance del índice de inflación, sobre la que no se brindaron mayores detalles oficiales, levantó un alerta entre los operadores del mercado. Pero no sólo para ellos. Tampoco para Martín Guzmán el encuentro resultó una noticia feliz, mucho menos oportuna.
El ministro debe enfrentar esta semana fuertes vencimientos de deuda por un total de $ 262.000 millones, por lo que ya convocó ayer a la licitación para el miércoles de los distintos instrumentos entre los que se destacan los nuevos títulos de cortísimo plazo, Lelite, los bonos dollar linked, es decir, atados a la variación de la cotización oficial de la divisa, y los Boncer, títulos que ajustan por CER, el coeficiente del BCRA que refleja la inflación. Estos últimos se convirtieron durante 2021 en los preferidos de los inversores, en un contexto en el que el Gobierno planchó el avance del dólar oficial mientras que estuvo lejos de lograr lo mismo con los precios al consumidor. Así, cualquier suspicacia respecto de la aplicación de ese coeficiente, que determina los pagos de los bonos más demandados del mercado en lo que va del año, agita los peores fantasmas de la intervención del organismo estadístico hasta 2015 y puede convertirse en un escollo hasta ayer impensado a la hora de sostener el plan de financiamiento de Economía.
“Cualquier intromisión para que el INDEC releve los precios del plan Feletti sería catastrófico para el mercado”, advirtió el asesor financiero Leonardo Chialva, socio de Delphos Investments. “Una de las cosas sobresalientes es que, a pesar de la desconfianza, el mal humor de los inversores, su huida al dólar y demás, los depósitos de los fondos comunes y de los bancos no se han movido. No hubo una fuga masiva hacia el dólar porque claramente, en este contexto, los instrumentos más atractivos son los que ajustan por inflación. Si el mercado sospecha una intervención ahí, te quedás sin posibilidades de financiamiento”, afirmó.
De los USD 3.900 millones que aumentó la deuda entre el primer y segundo trimestre unos USD 3.000 millones corresponden a títulos ajustados por CER. Con estos datos en la mano, Repetto advierte que si se extendiera una mínima sospecha sobre el Indec “sería un tiro en el pie”
En principio, para la la primera consecuencia y, posiblemente, la más leve, consista en una mayor exigencia de tasa por parte de los inversores. Algo de esto ya viene ocurriendo: en septiembre. Según Pablo Repetto, director de GRA Consultora, mejoró el “roll over voluntario”, es decir, la refinanciación de títulos no sujeta a las regulaciones oficiales gracias, precisamente, a un marcado aumento de tasa que la ubicó en 46,6% para los títulos en pesos y en 3,9% para aquellos que ajustan por CER, cuando el promedio del año se encontraba en 41% y 2,2% respectivamente.
“Puede ocurrir que tengan que pagar más tasa por los títulos por CER. Pero también es cierto que en agosto y septiembre se colocó menos de lo que vencía ajustado por CER”, apuntó el economista Gabriel Caamaño, quien indicó que en parte eso se debió a una mayor demanda de los títulos vinculados al dólar. Es decir, el efecto cobertura pre-electoral comenzó a impactar en las operaciones de financiamiento desde agosto. Para esta semana, Guzmán incluyó dos opciones dollar linked, las que se espera tendrán fuerte demanda aunque su oferta es acotada. “No ofrecen mucho los bonos atados al dólar en las licitaciones, sólo para canjear. En general, la mayor parte fue a LECER”, dijo Repetto, quien detalló que de los USD 3.900 millones que aumentó la deuda entre el primer y segundo trimestre, de acuerdo a la última información oficial publicada, unos USD 3.000 millones corresponden a títulos ajustados por CER. Con estos datos en la mano, el economista advierte que si se extendiera una mínima sospecha sobre el Indec “sería un tiro en el pie”.
“Si de esa reunión surgieran problemas con el Indec, sería casi tan grave como no acordar con el FMI”, opinó. “Sería suicida”, coincidió Chialva, para quien estas situaciones denotan la falta de coordinación interna en el manejo de la política económica.
SEGUIR LEYENDO: