La inflación superará este mes nuevamente el 3% y se encamina a terminar en un 50% este año y a rondar el 60 por ciento en 2022, según las consultoras que miden los precios y que alertan que hay un riesgo de números mayores el año próximo.
Mientras que el Gobierno trata de poner en marcha el congelamiento de precios, las consultoras ya dictaron su veredicto: este mes el número será muy parecido al 3,5% de septiembre. Eco Go prevé 3,5%, Seido entre 3,5 y 4%, FIEL 3,3%, Analytica 3,1% y Equilibra el 3 por ciento.
Con este dato, la inflación de los últimos 12 meses habrá sumado un 52,5%, muy cerca del 53,8% del 2019, aunque con la mayoría de los precios de la economía pisados, a diferencia de aquel entonces.
Eco Go, precisó su director ejecutivo, Sebastián Menescaldi, proyectó para este mes una suba del 3,4% para los alimentos este mes (58,4% en el último año),del 3,3% en indumentaria (57,1%), del 6% en salud (63%) y del 2,1% en educación (50,1%).
“La inflación de alimentos en octubre alcanzaría 3,4%, por encima del nivel de septiembre (3%), el nivel más elevado en los últimos tres meses. En la proyección nivel general, el dato de inflación de octubre se ubicaría en 3,5%; esto se debe a una presión tanto de los precios regulados como estacionales (prepagas, colegios, turismo, indumentaria) que se suman al repunte de la inflación núcleo (incluye alimentos)”, indicó el estudio de Marina Dal Poggetto.
Y si bien la certeza general es que este año el dato de inflación superará la reciente proyección del 45% del Ministerio de Economía -que a su vez corrigió la ilusión del 29%- los analistas consultados por Infobae saben que el riesgo es que todos los pronósticos formulados ahora resulten conservadores después de las elecciones.
En principio, estiman que este año el dato rondará el 50%, pero advierten que la historia después de los comicios del 14 de noviembre puede ser otra, por decisión o del Gobierno o de un ajuste que, de lo contrario, puede ser desordenado.
Es por este motivo que en el Latin American Consensus Forecast, las apuestas para el año próximo van desde el 65% de ECO GO, seguido por 58% de Exante, 55,4% de Alpha y 55% del estudio Ferreres & Asociados. Abeceb se ubica entre el 48, y el 50 por ciento.
El piso de consenso implícito es del 60%, tal como lo indicó semanas atrás el ex presidente del Banco Central, Guido Sandleris, en base a una corrección del dólar y de las tarifas, entre otros valores. Pero el salto puede ser mayor porque las “variables monetarias están demasiado expuestas y aún si el Gobierno se decidiera a un plan de estabilización fiscal fuerte, no está clara su capacidad para implementarlo”, según otro ex banquero central que optó por hablar en forma anónima.
Al respecto, Lorenzo Sigaut Gravina de Equilibra dijo que “fuimos subiendo el pronóstico, con 50% para este año y 51% para el próximo, pero reconozco un riesgo al alza, porque nos sorprendió septiembre un poquito, porque pensábamos que se iba a poder perforar el 3% y difícilmente baje del 3% en octubre, con mayor presión cambiaria y más brecha y mayor necesidad de salir de este esquema de retraso cambiario después de las elecciones”.
“Todo eso hace que la olla a presión será mayor, e inclusive la mini tregua de restringir más las importaciones de no reverse en el corto plazo va a generar mayor riesgo inflacionario, porque el costo de reposición de insumos importados sube. Y todo esto genera más dificultades para crecer, con este nivel de restricciones”, advirtió.
La olla a presión será mayor, e inclusive la mini tregua de restringir más las importaciones, de no reverse en el corto plazo, va a generar mayor riesgo inflacionario por la suba de costos de reposición (Sigaut Gravina de Equilibra)
Por su parte, el director de Analytica, Claudio Caprarulo, explicó que la proyección de la consultora de Ricardo Delgado es del “3,1% para octubre y el año cerraría con 48,2%. Para 2022 el escenario piso es de 41%, aunque la clave va a estar en la resolución del frente cambiario en el marco del acuerdo con el FMI”.
El economista explicó que el congelamiento dispuesto por el Gobierno debe analizarse “como una medida de contención para garantizar el acceso a ciertos bienes de primera necesidad de los sectores más desfavorecidos”.
“El gobierno tiene 90 días para poner un plan de estabilización de precios sobre la mesa que ataque de forma integral el problema de la inflación y evitar que una vez que se rediscuta este acuerdo haya una aceleración en esos productos para recuperar lo perdida; la otra opción es que no autorizarlos y profundizar los desequilibrios”, aclaró Caprarulo.
En tanto, Camilo Tisconia indicó que “por ahora mantenemos una proyección del 50%, pero no es lo mismo un escenario en el que el gobierno logra seguir subsistiendo con una aceleración gradual del tipo de cambio durante varios meses con controles a que si tienen que sincerar y hay una devaluación fuerte y un ajuste de tarifas; sí está claro que la revisión de precios es al alza para el año próximo, dependiendo mucho de cómo se ordene la política después de las elecciones”.
Por su parte, Menescaldi de ECO GO indicó que “además de los problemas de diseño de la medida, ya que solo cabe esperar un efecto temporario y focalizado del congelamiento que se iría diluyendo con las semanas, estos controles en general no son efectivos para controlar la inflación, ya que provocan desabastecimiento y suba de precios de productos no incluidos en la canasta”.
En tanto, Matías Carugati de Seido dijo que este mes el IPC rondará entre 3,5 y 4 por ciento y para 2021 corrigieron la estimación del 48% al 52 por ciento, mientras que para el año próximo calculan “algo más cerca del 60 por ciento”.
“A corto plazo no sabemos bien la efectividad del congelamiento de precios. Aunque baje un poco la inflación, el año que viene habrá muchas presiones acumuladas. Es un escenario de mínimo ajuste, asimilable al 2014, donde el modelo pasa por un ‘service’ mínimo, con ajuste del tipo de cambio oficial y suba de tarifas”, explicó Carugati.
Estos controles en general no son efectivos para controlar la inflación, ya que provocan desabastecimiento y suba de precios de productos no incluidos en la canasta (Menescaldi de ECO GO)
En tanto, el director del estudio Fererres, Fausto Spotorno, dijo que la inflación sería del 52% y “como mínimo” del 55% el próximo “si las cosas se hacen bien, con un ajuste heterodoxo, suba segmentada de las tarifas y ordenamiento de la obra pública; ese ajuste va a frenar la actividad económica y la inflación”. De corto plazo, habrá que ver si el Gobierno se decide a devaluar el tipo de cambio oficial después de las elecciones y, en ese caso, la inflación podría trepar al 53% este año.
“Con este ajuste, el crecimiento de la economía será del 4% y el tipo de cambio se moverá un crawling peg no tan acelerado para llegar al 2023 con cierta calma encubierta”, explicó Spotorno. De lo contrario, si el Gobierno lo postergara “van a tener que frenar más las importaciones, lo que se suma a la situación catastrófica del crédito privado, que cayó 45% en términos reales desde 2018″, detalló.
“Un escenario más pesimista implica que si el Gobierno no devalúa, caerán más las importaciones y el empleo, el blue se descontrola, lo cual forzará a una devaluación del dólar oficial y ahí la inflación puede ser del 70 u 80 por ciento, con caída del PBI en 2022″, concluyó Spotorno, tan preocupado por la falta de iniciativa del oficialismo como por las “tibias” propuestas de la oposición para corregir el problema.
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