La inflación sigue haciendo estragos en la economía familiar y la última medición del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) así lo demuestra. Con una suba de precios en el último año de 52,5%, es el cuarto país de mayor inflación del mundo, sólo detrás de Venezuela, Sudán y Surinam, según reveló un informe de la OCDE. En ese marco, uno de los rubros que ejerce más presión sobre el Índice de Precios al Consumidor (IPC) es el de indumentaria y calzado, que acumula 21 meses de aumento interanual consecutivo por encima de la inflación general, según datos oficiales.
Desde septiembre de 2020 hasta la fecha, la suba de precios promedio anual del sector fue del 64%, muy por encima del 52% del IPC general.
“Una cuestión que impacta sobre la consolidación de la tendencia alcista de los precios de las prendas de vestir es la brecha cambiaria y la expectativa de devaluación del peso”, dijo a Infobae Pablo Besmedrisnik, director de la consultora Invenómica.
Cabe destacar que la brecha cambiaria entre el dólar oficial y el dólar libre supera el 94% y en el caso del contado con liquidación libre, que es el tipo de cambio que se utiliza para operar librement, alcanzó esta semana una brecha que supera el 100 por ciento.
“Parte de la explicación de este desacople también proviene del retraso relativo de los precios del sector durante 2018 y 2019. Los precios de las prendas de vestir y de calzado habían experimentado al menos 25 meses consecutivos de incrementos por debajo del nivel general. Entre los años 2018 y los 2019 los precios del sector habían crecido un 32%, contra un 43% de la inflación total”, agregó el economista.
Las fábricas y los comercios anticipan un corrimiento cambiario y por lo tanto procuran eludir cualquier pérdida en el valor de sus activos (Besmedrisnik)
En ese sentido, agregó Besmedrisnik que la producción de indumentaria y de calzado utiliza insumos que en general tienen precio internacional, como el cuero, algodón y el poliéster, entre otros.
“Las fábricas y los comercios anticipan un corrimiento cambiario y por lo tanto procuran eludir cualquier pérdida en el valor de sus activos. En ese contexto prefieren trasladar a precios, recortar ventas y aumentar inventarios, como mecanismo para mantener su capital de trabajo”, analizó el economista.
Y remarcó Besmedrisnik: “En momentos de incertidumbre cambiaria y movimiento brusco en los costos de los insumos prevalece la preferencia por el stock. Esta realidad se exacerba cuando existen restricciones reales o potenciales a la importación de insumos. Asimismo, el hecho de que los productos textiles sean no regulados y almacenables le agrega capacidad de maniobra a los fabricantes y comerciantes para eludir las pérdidas por cambios bruscos en las variables macroeconómicas”.
El poder de mercado de los productores locales ha aumentado por las restricciones a las importaciones (Sigaut Gravina)
Cabe destacar que el contexto mundial también impactó sobre el precio de la indumentaria. En ese sentido, los precios internacionales en dólares de los insumos centrales crecieron con fuerza durante el último año.
“El algodón aumentó cerca de 45%, la lana fina más de 50% y el cuero duplicó su valor. Tampoco se puede soslayar la fuerte recuperación del precio del petróleo, un insumo importante para el sector”, detalló Besmedrisnik.
La pandemia también jugó su rol. En pleno auge del impacto del Covid-19, las restricciones por el lado de la oferta restringieron la posibilidad de mantener niveles estándar de inventarios. Con la normalización de la actividad económica y el repunte en la demanda de bienes textiles, no hubo espacio para recomponer de forma suficiente el stock, limitando la oferta y por lo tanto el mercado convalidó precios más altos.
“El poder de mercado de los productores locales ha aumentado por las restricciones a las importaciones. A esto se suma que durante buena parte de la cuarentena y de la pandemia, la posibilidad de viajar afuera se redujo significativamente. Al estar cerradas las fronteras, cayeron las ventas de indumentaria en el exterior, en plazas como Santiago de Chile o Miami. Y la gente tuvo que comprar la indumentaria en el mercado local, lo cual generó más demanda y permitió que se remarcaran más los precios”, dijo a Infobae el economista, director de Análisis Macroeconómico de la Consultora Equilibra, Lorenzo Sigaut Gravina.
En ese sentido, Besmedrsnik destacó: “El sector productor textil argentino es objeto de protección arancelaria, lo cual presiona al alza a los precios locales en relación a los valores de las prendas en otros lugares del mundo”.
“Hay aranceles a la importación que aumentan el precio en relación a otros mercados. No me refiero a aumentos en el tiempo. Estos aranceles no impactan en la evolución en el tiempo de los precios de la indumentaria sino en la diferencia de precio que estructuralmente existe frente a otros mercados menos protegidos por aranceles”, añadió el economista de Invenómica.
En tanto, Fernando de Vito, presidente de la Cámara de la Industria del Calzado (CIC), dijo a Infobae: “La suba del calzado de industria nacional subió un 37% en el último año, por debajo de la inflación”.
Asimismo, aseguró Vito que los importadores no usan el dólar oficial sino que remarcan los precios a un valor de dólar contado con liquidación que hace que el precio del calzado aumente.
Los importadores no usan el dólar oficial sino que remarcan los precios a un valor de dólar contado con liquidación que hace que el precio del calzado aumente (Vito)
“El productor nacional que compra materia prima local y paga salarios en pesos no lo perjudica el dólar contado con liquidación ni el blue. El incremento en nuestro caso está por debajo de la inflación”, afirmó el presidente de la CIC.
Las ventas minoristas aumentaron en septiembre
Según la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), las ventas de indumentaria crecieron en septiembre 22,6% anual a precios constantes, y 3,9% respecto de agosto; y acumuló 34% de repunte en los primeros 9 meses en comparación con los muy bajos niveles de enero-septiembre de 2020. No obstante, todavía no recuperaron los niveles previos a la crisis sanitaria.
“La llegada del calor alentó el consumo, pero, sobre todo, incidió el regreso a las oficinas dispuesto por algunas empresas, la vuelta de las reuniones físicas, la habilitación de eventos, y las mayores salidas nocturnas, que prácticamente se normalizaron. En septiembre los comercios presentaron la nueva temporada, que también tuvo su efecto, porque el año pasado la ropa de primavera se pasó por alto”, detalló la entidad.
Crecen fuerte las exportaciones
La recuperación de la industria de indumentaria y la mejora en la competitividad de la economía argentina están impulsando el crecimiento de las ventas al exterior de prendas de vestir, según la Cámara Industrial Argentina de la Indumentaria (CIAI). En los primeros ocho meses del 2021, las cantidades exportadas de ropa superaron en más de 40% los niveles previos al estallido de la pandemia.
“El aumento de la competitividad de los últimos años volvió rentables para nuestra industria a diversos mercados externos. En ese marco, las exportaciones superaron los niveles previos al estallido de la pandemia: comparado con los primeros ocho meses de 2019, subieron 5,9% medidas en dólares y 43,6% en kilogramos”, resaltó la CIAI.
Y agregó que la recuperación de las ventas al exterior permite compensar, parcialmente, la contracción del mercado interno, afectado por la crisis sanitaria.
SEGUIR LEYENDO: