Los 4 indicadores que anticipan una devaluación más acelerada en 2022

Los analistas económicos anticipan que el BCRA no podrá seguir atrasando el tipo de cambio. Sus estimaciones y brecha con la tasa esperada de inflación

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El BCRA apeló este año
El BCRA apeló este año al "ancla cambiaria" para contener la inflación

Según el último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM), que elabora el Banco Central en base a una encuesta entre analistas y consultoras, el tipo de cambio nominal promedio en Argentina en diciembre de 2021 sea de $105 por dólar.

De esta forma, el tipo de cambio desde la referencia mayorista -que es la que se utiliza para operaciones de comercio exterior y en las cuentas capital y financiera- se prevé aumentará 24,8% este año, según proyectan los analistas, la mitad de la tasa de inflación esperada, 48,2% interanual para diciembre de este año.

Pero este atraso cambiario o “ancla” que utiliza el Banco Central para reducir las expectativas de inflación e incidir en los precios presentes -al “pisar” el costo de los productos e insumos importados- no continuaría el año entrante. En ese sentido, hay cuatro indicadores financieros a seguir y que dan la pauta de que “pisar” el dólar oficial no será una alternativa para el corto plazo.

1) Proyecciones del REM. Los analistas consultados por el Banco Central proyectan para 2022 una suba del tipo de cambio oficial de 48,5% frente a una inflación esperada de 46%. Mientras que para diciembre del 2022 pronostican una cotización del dólar mayorista de $155,9 por unidad.

De esta forma, según los participantes del REM, el comportamiento del dólar regulado en el año entrante replicará lo ocurrido en 2020, cuando aumentó 40,5% (desde $59,89 a $84,15) frente a una inflación del 36,1 por ciento.

Dichas estimaciones privadas encuentran su lógica en el Índice de Tipo de Cambio Real Multilateral (Itcrm) que confecciona el BCRA y que ahora, en 108 puntos, alcanza su nivel más bajo desde agosto de 2018, cuando la economía -sin cepo- atravesaba una fuerte corrida cambiaria.

Esta mayor laxitud cambiaria también tiene réplica en la inflación esperada para el año que viene, que según las previsiones, apenas se desaceleraría respecto de 2021. Pero los analistas esperan un salto importante. Los participantes del REM calcularon un aumento del Índice General de Precios al Consumidor para 2022 de 46%, unos 2,9 puntos porcentuales más que lo estimado en el sondeo del mes previo.

Los analistas económicos redujeron sus proyecciones de PBI y elevaron las de inflación

De acuerdo al sondeo que llevó adelante el Central entre el 28 y el 30 de septiembre entre 42 participantes, la mediana de la inflación prevista para 2021 es del 48,2%, o 0,2 puntos porcentuales por debajo del cálculo del mes pasado.

Asimismo, también es pesimista la proyección para 2023, con una mediana de inflación prevista por los analistas económicos del 37,1% anual, un 0,5 punto por encima de la estimación previa.

Un informe de Invecq Consultora Económica enfatizó que “la devaluación de shock no es el camino buscado, aunque si no se aceleran las negociaciones con el FMI y se otorgan señales de mayor ordenamiento fiscal, el mercado puede forzar la profecía autocumplida que el Gobierno no desea”.

En declaraciones radiales, el ex ministro de Hacienda Hernán Lacunza reconoció que “nada es inexorable pero las devaluaciones nunca son voluntarias, si no, no ocurrirían nunca porque son traumáticas, empobrecen a la población. El Gobierno dice eso, pero cuando sucede es porque está fuera del alcance de su voluntad. En realidad, depende de lo que hagamos. Tenemos un problema incipiente de atraso cambiario, no es que están desalineados el tipo de cambio respecto al promedio histórico. Ahora, si hacemos cosas peores que el promedio histórico, todo lo que no hagamos por las buenas en la política económica, lo va a hacer el dólar por las malas”.

"Tenemos un problema incipiente de
"Tenemos un problema incipiente de atraso cambiario, no es que están desalineados el tipo de cambio respecto al promedio histórico", dijo el ex ministro de Economía, Hernán Lacunza

2) Alerta del cepo reforzado. Otra señal que evidencia la inviabilidad de la estrategia de “anclar” el tipo de cambio es la de la pérdida de reservas observada desde la última semana de agosto hasta los primeros días de octubre, cuando el Gobierno se vio obligado a un refuerzo de los controles sobre el dólar.

Los analistas de GMA Capital consideraron “preocupante el monto USD 23.000 millones por pagar en 2022 -incluyendo el FMI- a la luz del deterioro de las reservas netas y líquidas. El flujo también enciende alarmas luego de que en septiembre el BCRA vendiera USD 960 millones por el canal comercial y USD 300 millones en el frente del dólar financiero. Con este telón de fondo, las últimas medidas oficiales sobre el dólar en Bolsa y las importaciones fueron una señal inequívoca de que el ritmo de la dinámica actual no es sostenible”.

Fuente: GMA Capital, en base
Fuente: GMA Capital, en base a Ministerio de Economía

“En el caso del dólar, las últimas medidas, aunque pueden frenar la hemorragia de reservas, no están libres de costos. El dólar financiero se desdobló todavía más, las cotizaciones libres avanzaron y el spread entre bonos ley extranjera y ley local se magnificó. El riesgo país no acusó recibo y continúa navegando en la zona de 1.600 puntos. En tanto, el torniquete al pago de importaciones podría derivar en mayor inflación -precios que siguen al tipo de cambio libre por incertidumbre respecto al precio de reposición- y en complicaciones para la reactivación económica, especialmente de los sectores dependientes de bienes del exterior”, añadieron desde GMA Capital.

Fuente: Invecq Consultora Económica
Fuente: Invecq Consultora Económica

Para Matías Roig, director de Portfolio Personal Inversiones, “se trata de normativas que apuntan a disminuir la demanda de dólares, y todo esto seguramente tenga algún tipo de efecto sobre las empresas importadoras”, mientras que “en lo que respecta a los anuncios orientados al dólar financiero, estos van destinados a detener de alguna manera los arbitrajes y diferentes tipos de cambio que se van produciendo. Son medidas similares a las que implementó la CNV a mediados de agosto, con el fin de desincentivar o eliminar todas estas operatorias. No obstante, podríamos decir que, en algún punto, era algo esperable dada la presión existente. Igualmente, se trata de medidas temporales, pero que no solucionan el tema de fondo, por ende, no se puede descartar que sigan apareciendo algunas medidas adicionales”.

“Se trata de medidas temporales, pero que no solucionan el tema de fondo, por ende, no se puede descartar que sigan apareciendo algunas medidas adicionales” (Roig)

3) Inercia del rojo fiscal. En 2020 la emisión de dinero fue el principal recurso para financiar el déficit público: los pesos transferidos al Tesoro más los intereses de las Letras de Liquidez y Pases pasivos llegaron al equivalente a 9,6% del PBI, fenómeno que explica buena parte de la inflación de 2021 en el persistente umbral del 50 por ciento.

Un informe del Ieral de la Fundación Mediterránea advirtió que “el efecto rezagado de la emisión sobre la inflación se abrevia si la demanda de pesos comienza a caer, y la brecha cambiaria adelanta esa dinámica” y señaló que “si las metas del Presupuesto 2022 se pudieran cumplir, entonces tendríamos que en tres años -de 2019 a 2022- el gasto primario en pesos se habría multiplicado por 3,25, pero el precio del dólar oficial sólo lo habría hecho por 2,33 -de 50,02 a 116,5 pesos-. De replicar la trayectoria esperada para el gasto primario, a mediados de 2022 el dólar debería estar en torno a $162, un 39,5% por encima del valor presupuestado”.

Fuente: GMA Capital
Fuente: GMA Capital

Por ende, lo analistas del Ieral apuntaron que “para que la política fiscal no desestabilice el frente externo, el 2022 deberá ‘corregir’ una de las dos variables, o el gasto público o el tipo de cambio. Además del retorno de las presiones inflacionarias, la caída de las reservas del Central, que en su medición neta -incluyen oro, excluyen DEG- han pasado a USD 4.800 millones en el presente, desde más de USD 8 mil millones en junio, también amenaza la continuidad de la recuperación del nivel de actividad”.

4) El sendero del Rofex. La curva de precios fijados en los contratos de dólar futuro anticipa que el tipo de cambio mantendrá hasta las elecciones su ritmo de devaluación actual -cerca del 1% mensual-, pero que a partir de diciembre aumentará a una tasa mucho mayor, incluso superior al de los primeros meses del año anterior.

La pérdida de reservas atenta contra la recuperación económica y los mayores controles presionan a la inflación

Los analistas de Invecq puntualizaron que “diciembre y enero, se posicionan como los meses de mayor aumento del ritmo de devaluación, incluso superando el 5% mensual. Escenario que compartimos, dado que la estrategia del equipo económico es sostener un esquema de crawling peg acelerado que comience a fin de año”.

“La historia indica que en los próximos meses las presiones cambiarias continuarán y pese a encontrarnos en uno de los mayores momentos de controles cambiarios y un tipo de cambio real que se encuentra en niveles más competitivos que en otros años electorales, la pérdida de reservas será inevitable”, añadió Invecq.

Reactivación complicada para 2022 y 2023

Después de desplomarse un 9,9% en 2020, cuando más golpeó la pandemia, el PBI de Argentina rebota fuerte este año. Tanto las cifras oficiales como el consenso de analistas privados coinciden en este análisis. No obstante, la fuerte mejora del año en curso no compensará lo perdido en el anterior y, aún más inquietante, es que el sendero de crecimiento se desacelerará en el futuro.

Recién en 2023 la actividad económica estaría recuperando los niveles perdidos en 2019

Según el REM, que elabora el Banco Central en base a una encuesta entre analistas y consultoras, la economía de Argentina crecería un 7,6% en 2021. Este guarismo está por encima del 7,2% pronosticado el mes pasado, según la mediana de las estimaciones, pero las proyecciones para el 2022 fueron en descenso.

El informe del Central, en base los análisis privados, señaló que para los año 2022 se espera un crecimiento económico de 2,3% interanual, dos décimas menos que la proyección del REM anterior, mientras que para 2023, se redujo la expectativa en 0,4 punto porcentual, a un 2,1% de crecimiento del PBI. Recién en el próximo año electoral la actividad económica estaría recuperando los niveles perdidos en 2019.

La desaceleración también se advierte para el tramo final de 2021: “la estimación de crecimiento correspondiente al cuarto trimestre del año se redujo levemente en 0,1 punto porcentual de 0,6% sin estacionalidad hasta 0,5%. En tanto, las y los participantes del REM, sugieren un crecimiento de 0,4% desestacionalizado para el primer trimestre del año próximo”, precisó el REM.

Argentina atravesó una fuerte contracción económica durante el trienio 2018-2020 y solo en 2021 ha comenzado a dejar atrás esa larga recesión, que se profundizó en el segundo y el tercer trimestre del año pasado por los efectos de la pandemia del COVID-19.

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