“Menos gente y más desgano... no es para menos”. Así resumió el 57 Coloquio de IDEA el CEO de una conocida multinacional, que es parte también de la organización del tradicional encuentro empresario que cerró el viernes el presidente Alberto Fernández. El mandatario se fue del complejo de Costa Salguero, en CABA, donde este año se hizo el tradicional encuentro empresarial, con un saldo de aplausos fríos y críticas.
Antes, en la semana, el Presidente se había reunido con dueños de empresas y estuvo a punto de dejar plantados a los gerentes de IDEA. Finalmente, hubo un golpe de timón y fue. No pocos asocian ese cambio al contexto electoral.
En las altas esferas de la coalición gobernante se habla de un proceso que comenzó con La Cámpora, o sea Máximo Kirchner, y Sergio Massa, el presidente de la Cámara de Diputados, reuniéndose con los hombres más fuertes de la economía local, al que luego de las PASO también se sumó Fernández. Esa mesa chica, desde el lado empresarial, está coordinada por Jorge Brito, de Banco Macro; Francisco De Narváez, de Grupo De Narváez, y Marcos Bulgheroni, de PAE.
Luego del almuerzo del martes pasado, del que también participaron Javier Madanes Quintanilla (Aluar y Fate), Alejandro Simón (Grupo Sancor Seguros), Hugo Eurnekian (Corporación América), Marcelo Mindlin (Pampa Energía) y Juan Martín de la Serna (Mercado Libre), emergieron dos conclusiones, según pudo saber Infobae: compromiso de los empresarios de apoyar a la gestión y sumar a más hombres de negocios a ese cónclave. Habrá más reuniones, de las públicas, en Casa Rosada u Olivos, y de las más reservadas.
Tensión en IDEA
El clima del Coloquio fue ambiguo, en medio de medidas de seguridad por la pandemia que acotaron la presencia física y ampliaron el tamaño del salón principal y el espacio entre las mesas. Así, los tibios aplausos al Presidente el viernes se diluyeron aún más. Los pasillos, como siempre, ardieron. “Siempre pasan cosas fuertes durante los coloquios, siempre pasan cosas fuertes en Argentina, pero en Mar del Plata es otra cosa”, bromeó otro empresario en referencia al encuentro que por la pandemia se trasladó de la costa atlántica a la costa porteña.
Las “cosas fuertes” de este año que impactaron en los coffee break del Coloquio –con islas demarcadas con colores para mantener la distancia y mientras en el escenario se hablaba de empleo e innovación– fueron los controles de precios con los que inauguró su gestión al frente de Comercio Interior Roberto Feletti, el dato de inflación de septiembre de 3,5% y las pocas señales que dio Fernández en temas de empleo.
De todo eso se habló en el almuerzo tipo “patio cervecero” de cierre, entre sándwiches de bondiola premium, sushi, fiambres y copas de vino y cerveza tirada. Fernández descartó revisar el esquema de indemnizaciones y para muchos clausuró la posibilidad de hacer cualquier cambio en las leyes laborales, al menos en los dos años que le quedan de mandato. ¿Lo positivo? “Poco, todo fue con sabor a poco. Por suerte leyó y no improvisó, imagino que para no meter la pata otra vez. Destaco también que vino y que no nos retó tanto, pero las cosas tienen que empezar a cambiar ya”, resumió un banquero. Otra vez la ironía.
Entre el enojo y la frialdad, las voces fueron contundentes: hubo off, pero también mucho on the record. “Este Gobierno no tiene vocación para discutir ningún esquema de reforma en el campo laboral. Además, defender la asignación por despidos es desconocer lo que ocurre en las negociaciones. Ese es el gran impedimento para que las pymes de algunos rubros tomen personal”, afirmó Miguel Blanco, CEO de Swiss Medical, coordinador del Foro de Convergencia Empresarial y miembro de IDEA. Blanco pasó también por el stand de Infobae en el coloquio y aseguró que “congelar precios con alta inflación es condenar a las empresas a vender a pérdida”.
“Estamos en el final de un ciclo”, resumió Patricio Supervielle, accionista de Grupo Supervielle, al referirse a la falta de foco para construir empleo genuino. Además, criticó al Banco Central, su regulador, por no “defender el valor de la moneda y al ahorro como forma de generar crédito. Si no, caemos en el realismo mágico y en la inflación altísima”. Supervielle también pidió no “patear” el acuerdo con el Fondo porque eso puede derivar en una hiperinflación. “Esperemos que reaccionen bien y hagan el acuerdo”, dijo.
A metros de allí, un petrolero definió también al contexto como muy complicado por las restricciones y la incertidumbre luego de noviembre. “Van a hacer un intento de estabilizar las cosas, pero no sé si lo van a poder hacer; incluso no sé si lo tienen definido. Dicen otra cosa, pero están debatiendo aún si harán acuerdo con el Fondo o no, y eso es muy peligroso”, expresó.
“Luego de las elecciones se van a tener que poner todos de acuerdo o los dólares no van a llegar. Lo que está pasando con los precios es tapar el sol con la mano”, dijo Claudio Rodríguez, dueño de Sinteplast.
“El exceso de leyes laborales genera bronca en el laburante y desidia en el empleador. Hay que hacer cambios y no se habló de eso”, se quejó Miguel Arrigoni, de First Capital.
IDEA había empezado con un discurso fuerte de Paula Altavilla, CEO de Schneider Electric y presidenta del Coloquio de este año, quien criticó al Gobierno por el desorden macroeconómico y la crisis de confianza.
En el cierre, Roberto Murchison, presidente del instituto empresario, pidió salir de la “dicotomía de los que buscan la paz social a través del déficit inviable, y del otro lado los que buscan el equilibrio fiscal sin tener en cuenta la realidad social de los excluidos” y generar “unos pocos acuerdos básicos pero esenciales que pongan fin a décadas de tantos movimientos pendulares: Políticas de Estado que perduren en el tiempo. Así lograremos generar confianza y Argentina será un país previsible, gobierne quien gobierne”.
Entre la tensión y los puentes, fue otra semana con claves para intentar entender qué pasa con la relación entre el Gobierno y los empresarios y, sobre todo, cómo seguirá de acá en más.
El Papa sorprendió a los empresarios y dijo que “no se puede vivir de subsidios” y Gustavo Beliz, secretario de Asuntos Estratégicos de la Presidencia, les recomendó que sean capaces de “encontrar a Dios hasta en las cacerolas”. Pareció una metáfora culinaria, acorde con el exclusivo almuerzo de espiritualidad del jueves, pero hubo interpretaciones varias. “Las cacerolas van a volver rápido si esto no mejora”, aseguró un CEO mientras apuraba el postre.
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