Estados Unidos, principal socio del Fondo Monetario Internacional, aseguró ayer que desistirá de su empeño por destituir a la búlgara Kristalina Georgieva como directora gerente de la multilateral. La noticia podría allanar el camino para que Georgieva permanezca al frente del FMI y, de paso, favorecer los intentos de renegociación de deuda argentina con el organismo que lidera el ministro de Economía, Martín Guzmán, en Washington. Ambos se reunirán hoy en la capital estadounidense en el marco de la negociación de la deuda por USD 44.000 millones que la Argentina mantiene con la entidad.
El futuro de Georgieva estaba en entredicho desde que, en septiembre, el bufete estadounidense WilmerHale publicó un informe en el que señaló a la funcionaria de manipular un informe en 2018 para favorecer a China mientras era jefa operativa del Banco Mundial. Las acusaciones, que Georgieva negó y algunos analistas han atribuido a un ataque del sector más ortodoxo del Fondo, provocaron una reacción furibunda de Estados Unidos.
La continuidad de la búlgara, aunque en una situación de mayor debilidad tras las tensiones que el informe WilmerHale provocó, son buenas noticias para la Argentina. No es solo que quienes toman las decisiones políticas en el FMI, hasta ayer enfocados en el asunto Georgieva, vuelvan a tener energía para tratar otros temas; es también que, hasta ahora, la directora gerente ha ayudado a avanzar la agenda de renegociación de la deuda de USD 44.000 millones, según ha expresado el Gobierno en muchas oportunidades.
La deuda argentina siguió demostrando uno de los peores desempeños de la región, lo que es un indicador de alarma para el FMI
Aun antes de que el affaire Georgieva monopolizara la atención del directorio del Fondo, la Argentina no venía a estas jornadas de reuniones en Washington con el mejor de los talantes: según trascendió ayer, el FMI ya había rechazado la propuesta de los economistas estadounidenses Joseph Stiglitz (el mentor intelectual de Guzmán) y Kevin Gallagher de impulsar una nueva política de cobros de recargos por intereses en el Fondo, algo que el presidente Alberto Fernández sometió a consideración de la directora gerente con el apoyo de otros países.
“La decisión del cambio en la política se ha sometido a discusión, pero no es algo que se vaya a decidir en el corto plazo. Y en un ambiente en que el directorio está totalmente enfocado en el futuro de la directora adelantar esa discusión ahora es imposible”, dijo a Infobae un funcionario del FMI que conoce de cerca las discusiones internas.
Otro funcionario internacional del sistema financiero multilateral que participa en las discusiones del FMI aseguró, además, que algunos indicadores con los que Argentina llega a la asamblea del organismo siguen provocando alarma, sobre todo los relativos a su deuda.
Según el último informe semestral del Banco Mundial, uno de los insumos más utilizados en estas reuniones multilaterales, en el apartado de los diferenciales del índice de bonos de los mercados emergentes, la deuda argentina siguió demostrando uno de los peores desempeños de la región durante el pasado septiembre.
“La Argentina es un país con una deuda altísima, siguen ocurriendo movimientos que asustan a los mercados y generan una percepción de impago y la inversión extranjera sigue a la baja”, dijo el funcionario internacional respecto a la percepción que en Washington priva sobre la situación argentina.
Otra funcionaria consultada, quien también participa en las reuniones de las jornadas de octubre, agrega: “Como en otros países de la región, como El Salvador, la Argentina está marcada también por la tendencia hacia el populismo, lo que compromete su situación fiscal y la aleja del sector más ortodoxo del Fondo, que es el que sigue mandando”, dice.
Georgieva, una economista búlgara del este europeo que ha favorecido a países de rentas medias y bajas según fuentes consultadas en Washington, ayudó a los argentinos a navegar con esas credenciales en las aguas complicadas de esa ortodoxia financiera. Aun así, sobre las pretensiones del gobierno de Fernández también pesan sus asuntos domésticos.
El peso de la política interna
A la incertidumbre argentina por el futuro de Georgieva hay que sumar, según un funcionario del FMI consultado, los resultados de las PASO y los cambios políticos posteriores también podrían complicar la llegada de un acuerdo.
“Las últimas situaciones de renuncias y divisiones en el gobierno (de Fernández) no ayudarán mucho… El gobierno ha estado negociando pero ha sido difícil estrechar acuerdos”, dijo ayer el funcionario del Fondo justo antes de que Guzmán y la comitiva argentina se reunieran en Washington con el staff técnico del FMI, liderado por Julie Kozack, subdirectora del Departamento para el Hemisferio Occidental y Luis Cubeddu, jefe de la misión para Argentina.
A la incertidumbre argentina por el futuro de Georgieva hay que sumar, según un funcionario del FMI consultado, los resultados de las PASO y los cambios políticos posteriores también podrían complicar la llegada de un acuerdo
Luego de la dura derrota del gobierno en las PASO, los cambios en el gabinete y la inocultable tensión entre el presidente y el kirchnerismo duro, se debilitó la capacidad negociadora de la Argentina y del ministro Guzmán, según el análisis de este funcionario.
“No es un asunto de buenas o malas relaciones entre Argentina y el Fondo. Es la percepción de los inversionistas y socios más importantes del Fondo con el rumbo de los países; cuando un país se aleja de los conceptos de libre mercado aceptados por Washington siempre resulta más difícil”, dice otro de los funcionarios multilaterales.
Los funcionarios y analistas consultados por Infobae coincidían en esta apreciación el lunes: si Georgieva era destituida y en su lugar asumía un funcionario más afín a los cánones de Washington, en los que la austeridad fiscal es dogma, mientras en Argentina gana terreno la versión más populista del oficialismo, había altas probabilidades de un escenario de tormenta perfecta en torno la renegociación de la deuda. La continuidad de la búlgara ya confirmada por el Board puede haber desactivado, al menos, una de esas bombas.