Desde que se flexibilizaron las restricciones a la circulación, en la última parte de 2020, la economía argentina se viene recuperando a buen ritmo, aunque con altibajos. Según un informe de la consultora Ecolatina, este crecimiento ubica todavía a la actividad económica un 1% por debajo de los niveles pre-pandemia (el primer bimestre de 2020). Sin embargo, hay comportamiento muy heterogéneo: sectores que ya operan muy por encima de 2019 y otros que recién están despegando.
Un análisis por sector muestra que los rubros productores de bienes tuvieron nueve meses consecutivos con niveles superiores a los previos a la crisis. En julio de 2021, se produjeron casi 4% más que antes de la irrupción de la pandemia. Por el contrario, los sectores proveedores de servicios aún se encuentran rezagados y —en conjunto— todavía no recuperaron el terreno perdido. Con todo, se ubican en niveles inferiores a los anteriores a la crisis del Covid-19 (1,4% por debajo).
Dentro del rubro servicios, los de mejor performance fueron comercio minorista y mayorista que, al igual que la industria y la construcción, se mantiene hace varios meses arriba de la pre-crisis
Dentro del rubro servicios, los de mejor performance fueron comercio minorista y mayorista que, al igual que la industria y la construcción, se mantiene hace varios meses arriba de la pre-crisis (en julio, llegó a ubicarse más de 10% por encima). En un contexto de políticas económicas que “ponen plata en el bolsillo de la gente” (tanto por el lado de las transferencias como con créditos subsidiados y elevada liquidez) y con un salario real que comienza a abandonar el terreno negativo, este sector que depende sensiblemente de la demanda interna pudo incrementar sus ventas y mantendría el buen desempeño en el corto plazo, de acuerdo a los analistas de Ecolatina.
En el otro extremo, se ubicaron los sectores más perjudicados por la crisis sanitaria, que siguen operando en niveles de dos dígitos por debajo de sus picos anteriores. El rubro más golpeado es hoteles y restaurantes, que en julio se ubicó 48% abajo de la pre-pandemia, seguido por servicios sociales y personales, donde se encuentran actividades de esparcimiento, como teatros y espectáculos deportivos (-32% por debajo) y transporte y comunicaciones (-13%).
“De cara a lo que sigue, con el avance de la vacunación y la ampliación de aforos permitidos, los sectores asociados al esparcimiento mostrarían mejores números. Las actividades que implican una mayor aglomeración de personas en los grandes centros urbanos están volviendo a la normalidad (por caso, espectáculos culturales y deportivos) y aquellas vinculadas al turismo también tendrían una mejoría”, señalaron desde la consultora.
“Aunque la recepción de viajeros del exterior se encuentra muy limitada por el momento (en los primeros siete meses del año llegaron un 96% menos de turistas por vía aérea que en el mismo lapso de 2019), el turismo interno está compensando parcialmente esta baja. En este sentido, el programa pre-viaje implementado por el Gobierno incentiva las vacaciones domésticas y superó las cifras estimadas ex-ante a su aplicación, lo que generaría un mayor dinamismo en restaurantes, hoteles y otros asociados a partir de noviembre”, señaló el informe.
El principal interrogante es si los sectores de servicios tendrán margen para recuperar todo el terreno perdido o alcanzarán un nuevo “techo” de actividad más bajo al de los años anteriores
De todas maneras, el principal interrogante es si los sectores de servicios tendrán margen para recuperar todo el terreno perdido o alcanzarán un nuevo “techo” de actividad más bajo al de los años anteriores. “Esto podría darse por la pérdida de capacidad instalada, si los cierres prolongados hubieran llevado una reducción en la cantidad de proveedores”, advirtió la consultora. Según los datos publicados por AFIP, se perdieron una totalidad de 30.000 empresas en los últimos dos años (considerando los datos a mayo de 2021, último disponible), y casi el 90% de ellas estaban vinculadas con la provisión de servicios.
Además, la gran duda vigente sobre el vigor de la recuperación es la posibilidad de una disrupción cambiaria. “De cara al año entrante, el buen desempeño de la industria, la construcción y el comercio, que hoy explican la mayor parte del crecimiento del PBI, podría verse interrumpido si hubiera un salto en el tipo de cambio”, indicaron. La demanda de estos rubros esta muy vinculada con el poder adquisitivo doméstico, hoy traccionado no solo por el congelamiento de las tarifas y las políticas destinadas a dinamizar al consumo, sino sobre todo por la apreciación del dólar. Por este motivo, un salto cambiario o una aceleración del ritmo de depreciación diario podrían obturar la recuperación.
Rubro por rubro
- Industria manufacturera: En julio, este sector llegó a alcanzar niveles 7% mayores a los previos a la crisis, ubicándose como uno de los rubros líderes de la recuperación. Esta rápida reactivación se debió, en un primer momento, a la flexibilización de las restricciones y la implementación de protocolos, factores que le permitieron volver a operar librando órdenes de compra pendientes y recomponiendo stocks. Además, la industria se vio beneficiada por una mayor demanda de bienes durables ‘dolarizados’ en un contexto de elevada brecha cambiaria, restricciones para acceder al ahorro en dólares y cambio en los patrones de consumo.
- Construcción: Esta actividad se ubicó en julio en niveles 4% superiores a los de la prepandemia, ayudando a una rápida reactivación de la inversión productiva, que en el segundo trimestre se encontró un 20% por encima de la precrisis. Detrás de este buen desempeño se pueden diferenciar dos etapas. En la segunda parte del año pasado, la mayor permanencia en el hogar junto con el cepo y la brecha cambiaria impulsaron la demanda para pequeñas refacciones. En cambio, en el primer semestre de 2021, estas construcciones perdieron fuerza, pero fueron reemplazadas por la reanudación de las obras privadas de mayor magnitud y el impulso de la obra pública.
- Sector primario: El sector agropecuario y ganadero junto al de minas y canteras todavía se encuentran por debajo de los niveles pre-crisis (-1% respecto al primer bimestre de 2020). De esta forma, descontando de la producción de Bienes a estos rubros, el panorama es más favorable: el resto de ramas productivas tuvo una actividad 7% por encima de la pre-pandemia.
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