En una movida que el viernes parecía haber diferido hasta después de la Asamblea Anual del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial que comienza este lunes en Washington, el directorio del FMI se reunirá nuevamente este domingo con la directora gerente de la institución, Kristalina Georgieva, y el estudio jurídico WilmerHale, que afirma que Georgieva presionó al personal del Banco Mundial para cambiar datos en beneficio de China mientras se desempeñaba como directora ejecutiva de ese organismo, informó Reuters, citando “fuentes familiarizadas con el plan”.
Según la agencia internacional, “lo más pronto que habría una decisión sobre el futuro de Georgieva sería el lunes, cuando ministros de Finanzas y otros funcionarios de muchos de los 190 países miembros del FMI se reúnan en Washington para las reuniones anuales de otoño del FMI y el Banco Mundial”.
Este viernes, el directorio del FMI debatió el asunto durante cinco horas antes de levantar la sesión y pedir más “detalles aclaratorios”, que podrían dirimirse este domingo, luego de que los directores ejecutivos escuchen y cotejen las explicaciones de ambas partes.
Del escándalo al eclipse
El escándalo amenaza con eclipsar reuniones de alto perfil sobre la economía global, la pandemia de Covid-19 y los problemas fiscales globales, en discusiones que se celebrarán en parte de forma presencial, con otros encuentros en línea.
Georgieva ha negado vehementemente las acusaciones, que se remontan a su accionar cuando era jefa operativa del Banco Mundial. El abogado de la hoy directora del FMI dice que la investigación realizada por el estudio de abogados WilmerHale violó las reglas del personal del Banco al negarle la oportunidad de responder a las acusaciones, algo que niega la firma, que fue contratada por el propio organismo para investigar alegaciones de irregularidades en dos ediciones del informe anual “Doing Business”, suerte de chequeo de la competitividad y clima de negocios en unos 190 países del mundo.
Por separado
Georgieva y los abogados de WilmerHale se presentarán por separado ante el directorio del Fondo, dijeron las fuentes a Reuters, hablando bajo condición de anonimato. No hubo en cambio comentarios de Georgieva, que para defenderse públicamente contrató incluso una firma de relaciones públicas, SKDK, ni del estudio que elaboró el informe condenatorio.
Básicamente, la acusación es que Georgieva presionó, a través de Simeon Djankov, un connacional suyo, y de otros altos funcionarios, al equipo encargado de elaborar el informe, para lograr una mejor posición de China, que de la posición 82 en las primeras versiones pasó a la posición 75 en la versión definitiva del “Doing Business 2018″, que se publicó el 31 de octubre de ese año.
La manipulación, según el informe, respondió a presiones de funcionarios del gobierno chino. En el ambiente de confrontación estratégica entre Washington y Beijing, se trata de acusaciones de enorme peso político, al punto que tres legisladores del Congreso de EEUU, dos republicanos y una demócrata, pidieron al Tesoro de EEUU que estudie exhaustivamente el asunto e investigue también qué relaciones mantuvo Georgieva con representantes chinos ya en su función de directora-gerente del FMI.
El viernes, los gobiernos de Italia, Alemania y el Reino Unido se sumaron a la posición inicialmente sostenida por Francia de respaldar la continuidad de Georgieva, pero no se conocía la posición de EEUU, el principal accionista del Fondo. Un temor europeo sería que ante este nuevo traspie de un funcionario europeo al frente del FMI, EEUU busque designar a un norteamericano en esa posición.
Desde 1946, cuando fueron fundados el Banco Mundial y el FMI, al frente del primero fue siempre designado un nortemericano (no ha habido ninguna mujer al frente de esa institución) en tanto al frente del Fondo siempre fueron designados un europeo o una europea, como fue el caso de las últimas dos directoras, la francesa Christine Lagarde y la búlgara Georgieva.
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