“Long live liberty, goddammit”, es como The Economist, con algo de pudor, traduce al inglés la frase “Viva la libertad, carajo”, grito de guerra de Javier Milei, a quien presenta como el libertario que probablemente en noviembre obtenga votos suficientes para que él y alguien más de su partido se sumen al Congreso de la Nación.
“No me pises”, así, en español, como una advertencia al Estado, la revista británica refiere la propuesta del economista libertario, cuyo ascenso atribuye a la decepción del electorado con el peronismo.
The Economist recuerda que Milei, 50 años, se presentó en 2019 a una reunión de fans de los Comics vestido como “el General Ancap”, personaje de su creación y supuesto líder de Liberland, franja de 7 kilómetros cuadrados en disputa entre Serbia y Croacia que un libertario checo declaró soberana en 2015 y que se volvió una reivindicación anarco-capitalista, cepa de los libertarios que pretende abolir el estado.
“Mi generación creció en recesión, lo que obviamente me hace pensar que lo que hemos intentado no funciona” (Gutiérrez)
La misión de Milei, dice The Economist, citándolo otra vez, es “darle patadas en el culo a los keynesianos y a los colectivistas”. En las PASO, recuerda, su alianza fue la tercera fuerza en CABA, único distrito en que se registró solo dos meses antes. Y si los resultados se confirman en noviembre, algo “probable”, ganará dos bancas en Diputados, convirtiendo a su líder en el primer libertario de la historia argentina en integrar el Congreso.
Excentricidad, medios, sexo tántrico, rock y mastines liberales
La nota describe a Milei como un “excéntrico” economista argentino, el más entrevistado en radio y TV, autodescripto profesor de sexo tántrico, alguna vez líder de una ignota banda de rock y alguien que se jacta de no haberse peinado desde que tenía 13 años. Prefiere que lo haga “la mano invisible”. Y tiene 5 mastines con nombres de economistas, de los que destaca dos: Murray Rothbard, en honor a un anarco-capitalista, y Milton Friedman, un liberal más convencional.
Su programa para volver a hacer de la Argentina una potencia es reducir regulaciones, bajar impuestos y eliminar el BCRA. Está en contra del aborto, porque la libertad no es posible si la persona no nace, pero a favor del matrimonio homosexual y legalizar las drogas.
Según el artículo, el discurso libertario está prendiendo entre los jóvenes. Uno de los candidatos de la lista de Milei tiene 18 años y va a la secundaria. “Mi generación creció en recesión, lo que obviamente me hace pensar que lo que hemos intentado no funciona”, cita a Iñaki Gutiérrez, un votante de Milei de solo 20 años. También hace su aparición Lilia Lemoine, cosplayer con más 100.000 seguidores en Instagram, arregladora de Milei y emisora de selfies sexualmente atrevidas en que posa en t-shirts con lemas libertarios.
Milei sería parte del resurgimiento de las ideas liberales, como también lo es la reaparición como candidato político de Ricardo López Murphy y la candidatura de José Luis Espert en la provincia de Buenos Aires, todos con buenos resultados. “Es una respuesta a la lógica peronista de querer resolver todos los problemas con el Estado”, dice el analista Lucas Romero, citado en la nota.
The Economist concluyó que aunque Liberland no sea equiparable a la Argentina, “el general Ancap está ganando la batalla de las ideas”
El libertarianismo reflejaría también una revuelta contra la política convencional después que el peronismo impulsado por Cristina Fernández Kirchner dejó a la Argentina con una moneda en la que nadie confía, una inflación estratosférica y una economía estancada. Y la oposición gobernó entre 2015 y 2019, endeudó al país, pero no mejoró las cosas.
“Si el kirchnerismo se volvió el establishment, el libertarianismo es la reacción al statu-quo”, dijo a The Economist a Juan Germano, de Isonomía. La mitad de los votantes ya no se identifica con ninguno de los grandes partidos, contra sólo 39% que no lo hacía en 2018, y la concurrencia en las PASO fue la más baja desde que el sistema se inició. Milei, que ataca al gobierno y a la oposición como “la casta política”, es un gran ganador, pero también los partidos marxistas obtuvieron niveles récord de votos.
Muchos de los votantes que atrae Milei se oponen al aborto y a medidas como las “cuotas trans” en el sector público. Consultado al respecto, el propio Milei le dijo a The Economist que se aliará “con todos quienes creen que la izquierda es el enemigo”. De hecho, recuerda la revista, hace poco firmó una carta en apoyo de Vox, un partido ultranacionalista español que pelea “contra el avance del comunismo” en el mundo hispano-parlante. Hasta el cambio climático, nota la revista, es según Milei “una mentira socialista”. Amén de que recibió el apoyo de Eduardo Bolsonaro, hijo del presidente de Brasil, y José Antonio Kast, un candidato presidencial de ultraderecha, segundo en las encuestas en Chile.
“¿Se mantendrá la popularidad de Milei?”, le preguntó The Economist al analista Sergio Berensztein, quien respondió que si el próximo gobierno logra estabilizar la economía, su discurso perderá atractivo. Terceros partidos, recordó, han logrado antes buenos resultados en CABA, para implosionar luego.
Pero Milei está teniendo un impacto con su denuncia a la “casta política” y ha puesto nervioso al presidente Alberto Fernández, que le dijo a una audiencia de jóvenes, antes de las PASO, que la rebeldía debería abrazar la cultura hippie y rockera y las ideas del Mayo Francés, “no ideas liberales, que causaron catástrofe y penuria para millones”.
Sin embargo, concluyó The Economist, aunque Liberland no sea equiparable a la Argentina, “el general Ancap está ganando la batalla de las ideas”.
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