En medio de las dudas respecto a su continuidad al frente del Fondo Monetario Internacional (FMI) debido a una denuncia por favorecer a China durante su paso por el Banco Mundial, la directora gerente del organismo Kristalina Georgieva dijo que espera que el crecimiento económico mundial de 2021 será ligeramente menor al esperado, citando riesgos asociados con la deuda, la inflación y las tendencias económicas divergentes tras la pandemia.
La funcionaria, que habló en la apertura de la reunión anual del FMI, dijo que la economía global crecerá por debajo del 6% pronosticado en julio pasado.
Georgieva sostuvo que la economía mundial se estaba recuperando, pero que el COVID-19 seguía limitando la recuperación. El principal obstáculo es la “gran brecha de vacunación”, que se refiere a las diferencias en el acceso a las vacunas de diferentes países.
“Nos enfrentamos a una recuperación mundial que sigue ‘obstaculizada’ por la pandemia y su impacto. No podemos caminar correctamente, es como caminar con piedras en los zapatos” (Georgieva)
En un discurso virtual en la Universidad de Bocconi en Italia, Georgieva dijo que la actualización del reporte Perspectivas de la Economía Mundial prevé que las economías avanzadas volverán a niveles de producción económica prepandémicos para 2022, pero que la mayoría de los países emergentes y en desarrollo necesitarán “muchos años más”.
“Nos enfrentamos a una recuperación mundial que sigue ‘obstaculizada’ por la pandemia y su impacto. No podemos caminar correctamente, es como caminar con piedras en los zapatos”, declaró.
Estados Unidos y China siguen siendo motores vitales de crecimiento, e Italia y Europa muestran un mayor impulso, pero el crecimiento estaba empeorando en otros lugares, indicó la funcionaria.
Se espera que las presiones inflacionarias se reduzcan en la mayoría de los países en 2022, pero continuarían afectando a algunas economías emergentes y en desarrollo, advirtió Georgieva.
Los niveles de deuda global, ahora en torno al 100% del Producto Interno Bruto mundial, implican que muchos países en desarrollo tienen una capacidad muy limitada para emitir nueva deuda en condiciones favorables, agregó.
Georgieva instó a las naciones más ricas a aumentar la entrega de vacunas COVID-19 a los países en desarrollo, a eliminar las restricciones comerciales y a cerrar una brecha de 20.000 millones de dólares en fondos de subvenciones necesarios para las pruebas, el rastreo y la terapéutica de COVID-19.
“Se espera que las presiones inflacionarias se reduzcan en la mayoría de los países en 2022, pero continuarían afectando a algunas economías emergentes y en desarrollo” (Georgieva)
Si no se logra cerrar la enorme brecha en las tasas de vacunación entre las economías avanzadas y las naciones más pobres, se podría frenar una recuperación global, lo que provocaría pérdidas acumuladas del PIB mundial a 5,3 billones de dólares en los próximos cinco años, advirtió.
Bajo fuego
Georgieva enfrenta horas definitorias para su futuro. Un informe de 16 páginas de WilmerHale, un estudio de abogados de Washington contratado por el propio Banco Mundial para investigar alegaciones de irregularidades en los informes “Doing Business” 2018 y 2020, puso en duda su continuidad.
El informe denuncia el activo rol de Georgieva, entonces CEO y jefa operativa del organismo, para mejorar la posición de China en esa suerte de ranking de competitividad y clima de negocios que a raíz de los hallazgos el Banco decidió discontinuar.
En un texto dirigido al staff y al directorio del Fondo, Georgieva dijo que las acusaciones son falsas y están “fundamentalmente” equivocadas y ahora contrató a SKDK, una firma de relaciones públicas, para dispensar al personal del organismo de la ingrata tarea de defender su integridad, hoy puesta en duda.
Del otro lado, tres legisladores del Congreso de EEUU pidieron a la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, investigar no solo las acciones de Georgieva cuando estaba en el Banco Mundial, sino también las reuniones e intercambios que –ya como directora del FMI- tuvo con representantes chinos.
Además, el jueves pasado 331 exempleados del Banco Mundial, incluidos ex directores ejecutivos, gerentes y altos funcionarios, suscribieron una carta a las actuales autoridades del Banco, alertando sobre el “riesgo reputacional sin precedentes” en que está inmerso el organismo y pidieron que los hallazgos del informe de WilmerHale sean seguidos por “acciones decisivas y sustantivas para restaurar la confianza pública de que los datos y los resultados estadísticos del Banco están libres de manipulación política y estratégica”.
Según Financial Times, el texto, que aún no se hizo público, dice que las acciones descriptas en el informe “constituyen una forma de corrupción institucional” y “representan un grosero abuso de la autoridad”, por el cargo que Georgieva ostentaba en el Banco Mundial.
A esas fuerzas se contrapusieron economistas de renombre como Joseph Stiglitz (el mentor académico de Martín Guzmán) y Jeffrey Sachs, para quienes las acusaciones contra Georgieva son una caza de brujas alimentada por el agrio enfrentamiento geopolítico entre China y EEUU.
SEGUIR LEYENDO: