La Argentina registró en el primer semestre del año una reducción leve de la pobreza, que pasó del 40,9% que había tenido lugar un año atrás a 40,6%, con lo cual casi 19 millones de personas son consideradas pobres. Otros países de la región experimentaron tendencias de fuerte aumento como consecuencia de la pandemia, pero ese efecto podría incluso acentuarse si los gobiernos discontinúan medidas de asistencia económica.
Según un informe reciente de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) en el último año la tasa de pobreza extrema habría alcanzado el 12,5% y la de pobreza el 33,7% en promedio en toda la región. Según el organismo, las transferencias económicas hechas por distintos gobiernos durante el peor momento de la pandemia evitaron que esos índices sean incluso peores.
Otros países de la región experimentaron tendencias de fuerte aumento como consecuencia de la pandemia, pero ese efecto podría verse estabilizado por las menores restricciones de la pandemia
“Las transferencias de emergencia a los sectores más vulnerables permitieron atenuar el alza de la pobreza en la región en 2020 (pasó de 189 millones en 2019 a 209 millones pudiendo haber sido de 230 millones; en el caso de la pobreza extrema pasó de 70 millones en 2019 a 78 millones, pudiendo haber sido 98 millones)”, estimó la Cepal.
“Estas transferencias beneficiaron a 326 millones de personas, el 49,4% de la población. Sin embargo, la desigualdad en la distribución del ingreso aumentó (2,9% del índice de Gini). En tanto, la inseguridad alimentaria moderada o grave alcanzó a 40,4% de la población en 2020, 6,5 puntos porcentuales más que en 2019. Esto significa que hubo 44 millones de personas más en inseguridad alimentaria moderada o grave en la región y 21 millones pasaron a sufrir inseguridad alimentaria grave”, consideró.
El organismo que dirige Alicia Bárcena repasó cuáles fueron las políticas que llevaron adelante algunos de los países de la región para mitigar el impacto de la pandemia. En ese sentido, remarcó al IFE argentino, que este año fue reemplazado por “otros programas de transferencia, por ejemplo el denominado Potenciar Trabajo, que paga a cada beneficiario la mitad de un salario mínimo. Además, se ha aumentado un 50% el monto de la Tarjeta Alimentar”.
En Brasil, enumeró Cepal, en abril de 2021 “se reanudó la principal medida de transferencias monetarias de emergencia, el Auxilio Emergencial, que estuvo suspendida entre enero y marzo”. En Chile, en enero, se modificó el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) para repartir en comunas en cuarentena total o parcial y en abril se amplió a las familias del 80% más vulnerable.
Las proyecciones del organismo que depende de Naciones Unidas mostraron que “si los gobiernos descontinúan las transferencias de emergencia implementadas en 2020, los recursos disponibles para los hogares provendrían principalmente de los ingresos laborales, fuertemente golpeados ese año, y los programas continuos de protección social, implementados previamente”.
Según un informe reciente de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) en el último año la tasa de pobreza extrema habría alcanzado el 12,5% y la de pobreza el 33,7% en promedio en toda la región
Por esa razón, los ingresos de las familias serán insuficientes “para contrarrestar la pérdida de ingresos derivada de una descontinuación de los programas de ayuda de emergencia”. En ese escenario, la pobreza extrema podría alcanzar un 14,8% (2,3 puntos porcentuales más que en 2020) y la pobreza ascendería al 35,2% (1,5 puntos porcentuales más que en 2020), proyectó Cepal.
Pocos países realizaron una actualización oficial de sus números de pobreza en lo que va del año. Además del 40,6% que midió la Argentina para el primer semestre del año, Ecuador actualizó su indicador, que también arrojó una leve caída entre el 32,4% con que había cerrado el 2020 y la primera parte de 2021, que finalizó con 32,2 por ciento.
Chile, por su parte, midió una proporción de pobreza igual a 10,8%, lo que implica la primera suba de ese indicador en 20 años. La anterior medición, que databa de 2017, había sido de 8,6 por ciento. Por su parte, una estimación hecha por la Universidad Católica Andrés Bello en Venezuela mostró que la pobreza en ese país había trepado hasta un dramático 95,4 por ciento.
La mayoría de los países de la región todavía cuentan con datos de 2020. Uruguay marcó de acuerdo a su instituto de estadísticas un aumento de 8,8% en 2019 hasta 11,6 por ciento. Esto implicó casi 100.000 personas que cayeron en la pobreza, lo que totalizaría 409.586 personas en esa situación. Para Uruguay representó el tercer año consecutivo en que aumenta la pobreza: de 7,9% en 2017 a 8,1% en 2018, a 8,8% en 2019 y a 11,6% en 2020.
Además de la Argentina, Ecuador y Chile actualizaron a 2021 sus indicadores de pobreza e indigencia
Paraguay, por su parte, midió que como consecuencia de la crisis sanitaria un 26,9% de sus habitantes están por debajo de la línea de pobreza, mientras un año antes ese número era de 23,5 por ciento. Los últimos datos oficiales de Perú muestran un avance de la pobreza desde 21,7% en 2019 a 30,1% en 2020, en uno de los países con las economías más impactadas por el coronavirus.
Cabe aclarar que cada país tiene su propia metodología de medición de la pobreza, por lo que no es posible hacer una comparación lineal entre las estadísticas oficiales de cada caso.
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