Para Franco Rinaldi, politólogo y precandidato de Juntos en la lista de Ricardo López Murphy, las políticas y decisiones del Gobierno en materia aerocomercial durante la pandemia. Las calificó de “criminales”, “antiempresa” y “antitrabajo”.
Rinaldi define como “desastroso” el contexto del mercado. “Durante el primer semestre del 1989, año de la histórica hiperinflación, la Argentina tuvo más cantidad de vuelos y de pasajeros que durante el primer semestre del 2021. Después de 32 años estamos por debajo de la peor crisis económica del país desde que volvió la democracia”, graficó.
“El horizonte de sentido que mantuvo la administración de Fernández es una continuación de lo que ya habían mostrado en su último gobierno Cristina Kirchner. El Covid-19 les vino con anillo al dedo, con eso construyeron un argumento para imponer restricciones que no se impusieron en ninguna parte del mundo”, agregó en diálogo con Infobae.
“Nadie quiere dejar de volar a la Argentina porque tiene un potencial enorme, pero con la situación actual no me extrañaría que más empresas decidan irse”
- ¿No hubo casos similares?
- Muchos dicen que en otros países también pasa. No, esto no pasa en ninguna otra parte del mundo. La prueba más acabada es que las compañías aéreas no se fueron de ningún lado como se fueron de acá. Hubo coordinación entre los estados y las empresas. En la Argentina se tomaron decisiones unilaterales sin ninguna conversación con los privados, esa es la cosmovisión con la cual el Gobierno maneja al país. El eje es favorecer a su actor protagónico, Aerolíneas Argentinas. El privado se joda, que se arregle. Plantean una falsa dicotomía en la hay que elegir entre uno y otro.
- ¿Cómo fue la reacción del sector privado?
- Nadie está contento con la agenda disparatada y unilateral que tiene el Gobierno con la autorización de vuelos. Por ejemplo, las compañías recibieron autorizaciones hasta el 15 de octubre, sin embargo, Aerolíneas Argentinas tiene vuelos aprobados hasta fin de año. Esto propone una situación de desigualdad que es una absoluta invitación a que las compañías se vayan. Si se quedan no es por el Gobierno. Tratan de aguantar para mantener las rutas, pensando que el Gobierno va a cambiar de posición o directamente que van a cambiar los dirigentes políticos. Nadie quiere dejar de volar a la Argentina porque tiene un potencial enorme, pero con la situación actual, no me extrañaría que más empresas decidan irse. Si abrieran hoy todo y regularan los cielos tendríamos una lluvia de empresas queriendo volar acá, pero el gobierno no quiere que esto pase.
- ¿Cómo afectó el cupo de ingreso diario durante estos meses?
- Esto es algo que sólo ocurre en la Argentina. Pero hay otras dos cosas completamente disparatadas. La primera es la separación de dos horas entre avión y avión, una locura monumental, antiempresa y antitrabajo. Y la segunda son los testeos. No tienen ningún sentido. El 100% de las aerolíneas testean antes de subir. Llegás a Miami o a México y no tenés que hacer ningún test: hay países que piden cuarentena, pero el test ya lo hiciste cuando subiste al avión.
- ¿Cómo impacta en el negocio que se den a conocer los vuelos aprobados a pocos días del inicio de cada mes?
- Dentro de lo que hago como consultor aerocomercial, la ruta y la flota son de mis especialidades. Una compañía que no puede programar su ruta en un plazo de 3 meses, como mínimo, va a tener dificultades. Cuando les quitás ese piso, esos tres meses, es decirte “no te queremos acá”. Eso interpretan las líneas aéreas. Desde marzo de 2020, las compañías no pudieron nunca más saber cuándo podrían volver a volar. Es una locura.
- ¿Cómo seguirá la situación en las próximas semanas?
- Si esto se regula, va explotar. Con dos o tres medidas acertadas, el sector podría crecer meteóricamente, una levantada histórica. Hasta noviembre el Gobierno se va a manejar más o menos igual, no creo que autorice menos vuelos. Creo que buscan desalentar el éxodo de argentinos. No quieren que se vayan los dólares del país. En las últimas aprobaciones hay más vuelos desde Buenos Aires hacia el exterior que viceversa. Eso es porque hay más gente que se quiere ir del país que los que quieren volver.
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