De los datos presentados por Martín Guzmán en el proyecto de Presupuesto 2022, de lejos el que más ruido hizo fue el de la inflación estimada. Este año el error de cálculo fue grosero: se había estimado un 29% y posiblemente el índice minorista se ubique en el 48%, casi 20 puntos porcentuales más. Todo indica que algo similar sucedería el año próximo.
Los pronósticos para los próximos doce meses, incluyendo el de los analistas que participan en el Relevamiento de Expectativa de Mercado (REM) del Banco Central, ya están bien por encima de los valores que maneja el ministro de Economía. En el último informe los expertos calcularon que en 2022 la inflación minorista se ubicará en el 43%, o sea 10 puntos más de los pronosticados por el proyecto de Presupuesto.
Las estimaciones, sin embargo, se van ajustando al alza. Y ya son cada vez más los economistas que creen que será más bien difícil bajar la inflación de este año. Es decir que ven un índice nuevamente acercándose al 50% que bajando a la zona de 35% como sugiere el cálculo de Guzmán.
No queda claro, por otra parte, si el ministro cree realmente que la inflación tendría una baja tan abrupta sin tomar medidas específicas para lograrlo. Una reducción desde 48% estimado para este año a 33% sería casi milagrosa en las actuales condiciones de la economía argentina.
La otra posibilidad es que para Guzmán resulte funcional subestimar de manera sustancial el nivel de inflación. Eso le permitirá, igual que lo sucedido en este 2021, utilizar muchos más recursos para gastar sin dar mayores explicaciones. Con precios más altos, la recaudación aumenta aún cuando no suban las ventas. La inflación termina siendo un impuesto que se cobra especialmente a quienes tienen menos recursos y sin necesidad de aprobar una ley para conseguirlo.
¿Cuáles son las razones que permiten proyectar un nivel de inflación otra vez cercano al 50%? Éstas son algunas de las principales:
- La emisión monetaria será muy fuerte hasta fin de año: en los últimos cinco meses del 2021 llegará por lo menos a un billón de pesos y podría ser incluso algo más por el impulso que precisa el Gobierno para mejorar el resultado de las elecciones. La historia reciente muestra que más allá del esfuerzo posterior por absorber este excedente monetario vía Leliq por parte del Central, difícilmente se domine por completo el impacto inflacionario de este aumento de la masa de pesos.
- El dólar oficial tendrá un ajuste mayor a lo largo del 2022. El proyecto de Presupuesto prevé que a fines del año próximo se ubique a $ 133. Aún en caso de cumplirse, se trata de un aumento del 28%. Así se abandonaría el ajuste de sólo 1% mensual que viene mostrando el tipo de cambio oficial para pasar como mínimo al doble, es decir 2% por mes. Pero también hay economistas que creen que la suba será sustancialmente mayor ante la necesidad de sincerar el tipo de cambio en un contexto de escasas reservas. Ese incremento del dólar, aún a un ritmo de 2% mensual, significa que se encarecerán las importaciones de materias primas, lo que encarecerá el proceso de producción local. El traslado a precios será inevitable.
- Mayor aumento de tarifas: el Presupuesto estima que el rojo fiscal generado por los subsidios económicos bajará del 2,1% al 1,5%. La única manera de lograrlo es aumentando en forma significativa las tarifas de servicios públicos, lo que tendría automáticamente efectos sobre el índice de inflación. Este año los aumentos fueron inferiores a un dígito tanto en luz como en gas. El ministro aclaró que se está trabajando con la idea de aumentos “segmentados” según la capacidad contributiva de los hogares, una idea que se viene estudiando hace mucho tiempo pero aún no llegó a ser implementada. Los aumentos tarifarios tendrán un impacto significativo en la inflación del año próximo.
Si la inflación se mantiene tan elevada, en torno al 50%, lo más probable es que los salarios y las jubilaciones vuelvan a perder contra la suba precios, generando un nuevo impacto negativo en el poder adquisitivo, tal como viene sucediendo prácticamente desde 2018.
La posibilidad de un desborde de la inflación más allá de estos niveles parece poco probable, salvo que algún evento genere una huida muy fuerte del peso que termine impactando más sobre los precios. Un acuerdo con el FMI, sería fundamental para anclar expectativas y que no se produzca esta aceleración aún mayor.
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