Cada dos años el ritual electoral vuelve a traer la pregunta: ¿se vota con las ideas o se vota con el bolsillo? Mientras lo debaten los encuestadores y los politólogos, es claro que los asalariados argentinos llegan a cada compromiso con las urnas en una situación peor al anterior, en algunos casos y mejor en otras, según su canasta de consumo.
Un análisis de la consultora Analytica comparó cómo llegó el votante a las elecciones PASO desde 2013 al presente y qué capacidad de compra para hacer algunos consumos elementales tuvo en cada ocasión.
Tomando como base un salario registrado promedio en CABA de una persona de 40 años, estimado en base a datos de la Encuesta Permanente de Hogares, ese votante podía comprar 521,3 kilos de pan antes de las PASO 2013; hoy, solo puede adquirir 372,3 kilos. O podía consumir 220 kilos de asado, tan presente en la anterior campaña electoral; y ahora se redujo a la mitad, 109,4 kilos.
Ese mismo salario alcanzaba en 2013 para 1.367 litros de leche o 394,7 paquetes de yerba mate, pero ahora alcanza para 894,5 litros o solo 174 paquetes, respectivamente. Para acceder a la posesión de un auto pequeño, necesitaba trabajar por ese ingreso poco más de 15 meses en 2013, mientras que ahora debe hacerlo durante casi 25 sueldos, o 23 si se agrega el efecto del aguinaldo.
“La inflación es el gran destructor de los ingresos de las familias. Pusimos ejemplos bien concretos de qué significa ese efecto en términos de poder de compra de alimentos, o del impacto que tiene sobre la pérdida del salario real sobre consumos elementales,” dijo a Infobae Ricardo Delgado, director de la consultora Analytica.
Según el economista, los últimos cuatro años fueron los de “mayor desplome del salario” dentro de los últimos diez en que ya venía cayendo. “Si bien en estos últimos meses hay una cierta recomposición del salario producto de mayores paritarias y más gasto social en los sectores vulnerables, cuando uno mira estos números se ve que nada de eso se ha podido corregir.”
“En estos últimos meses hay una cierta recomposición del salario producto de mayores paritarias y más gasto social en los sectores vulnerables” (Delgado)
Con dos salarios del ejercicio de Analytica se podían comprar dos heladeras en 2017; en 2021, solamente 1,2. Un sueldo alcanzaba cuatro años atrás para adquirir 1.144,4 litros de nafta mientras que hoy con el mismo sueldo se compran solamente 766,7 litros.
Otro dato significativo es el vinculado al alquiler, tomando como base un departamento de 3 ambientes (70 m2) en el barrio de Caballito. En 2013 se llevaba un 43% de ese sueldo; ahora, llega al 81 por ciento.
Delgado puntualizó que estos datos son “una demostración más de que hay que resolver el problema de la inflación” y en ese sentido minimizó el efecto de todos los planes destinados a contener la inflación de alimentos, tales como los controles de precios reiterados a lo largo de los últimos años.
“Cuando uno mira esta caída de casi 40% en el poder de compra en los últimos cuatro años, medida en kilos de asado, es evidente que este tipo de políticas no resuelven el problema de la inflación en alimentos, la parte central de la canasta de consumo de los sectores populares, como el conurbano bonaerense. La caída es realmente estrepitosa, lo que demuestra que tomar medidas aisladas para controlar la inflación no conduce a nada, porque siempre termina ganándole al salario,” resaltó Delgado.
A la par de la destrucción del poder adquisitivo del salario, cada temporada previa a las elecciones los distintos gobiernos buscan recetas para repararlo. Por algo se dice que en los años impares siempre hay menos disciplina fiscal para seducir a los votantes con políticas de gasto social. “El Gobierno intentó por varios medios generar un clima preelectoral de ‘veranito económico’ desde junio. A la luz de los datos concretos, pareciera que no ha sido muy exitoso en lograrlo y una vez más el electorado se encamina a enfrentar un proceso electoral con un deterioro en su nivel de vida”, apunto un informe de la consultora Invecq que dirige Esteban Domecq.
“El Gobierno intentó por varios medios generar un clima preelectoral de ‘veranito económico’ desde junio. A la luz de los datos concretos, pareciera que no ha sido muy exitoso en lograrlo” (Invecq)
Según la consultora, tomando como referencia el salario promedio registrado del sector privado en los últimos dos años, hubo una caída del poder de compra del 5,5%. En los meses previos a las PASO de 2019 el salario bruto bajo análisis era de $92.790 a valores equivalentes con los de hoy, en la actualidad no llega $88.000, es decir que ha habido una caída en dinero constante de 5.000 pesos.
La baja en los ingresos que los votantes tendrán en estas elecciones, según Invecq, se da “luego de un período en el que ya se había dado un deterioro significativo. Y que, según la propia explicación del oficialismo, fue la causa principal de la derrota del gobierno de Cambiemos. Entre las PASO de 2017 y las de 2019 el empleo privado asalariado registrado había disminuido en unos 100.000 trabajadores como consecuencia de la crisis iniciada en abril de 2018. Simultáneamente el poder adquisitivo de los salarios había bajado 12%. Sobre llovido, mojado”.
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