Mientras que el Banco Central parece encaminarse a perder más reservas hasta fin de año, el Fondo Monetario Internacional (FMI) cree que la Argentina debe consolidar su posición externa para poder crecer y pagar sus compromisos financieros.
Así se desprende del último análisis que realizó el organismo multilateral sobre la situación del país, en el que dio a entender que el país necesita encarar una serie de reformas para estabilizar su situación económica, que requieren una mejor situación del balance del Banco Central.
El staff que conduce Kristalina Georgieva indicó que el Gobierno “necesita un plan macroeconómico y estructural creíble y sólido que pueda ser apoyado por la comunidad internacional”. En el informe “Recuperación divergente y desequilibrios globales”, el staff realizó una evaluación general del país y sostuvo que “la posición externa en 2020 era más débil que el nivel implicado por los fundamentos a medio plazo y las políticas deseables”
“Los recientes y exitosos acuerdos de reestructuración de la deuda soberana en divisas con los acreedores privados han proporcionado un importante alivio del flujo de caja a corto plazo, pero se necesita un plan macroeconómico y estructural creíble y sólido”, agregó en el informe en el que se analiza la situación de un grupo de economías en forma anual.
Más allá de la especulación sobre los tiempos del acuerdo, el FMI cree vital que la Argentina tenga un programa económico consistente y que, además, logre un track record de aciertos, luego de la fallida experiencia durante el gobierno de Mauricio Macri. Esto le otorgaría credibilidad y facilitaría el avance de un nuevo acuerdo de largo plazo como el que pretende firmar el Gobierno con el organismo para refinanciar su deuda de USD 45.000 millones a 10 años y con la posibilidad, si se creara otro programa, de extender este plazo.
Una posición débil
Tal como lo reflejó este informe, el Fondo cree que la posición externa de Argentina es débil y que sólo puede crecer con mayor superávit comercial y acceso a los mercados voluntarios de deuda. Así lo señaló el staff: “La consolidación fiscal favorable al crecimiento, combinada con políticas monetarias prudentes, es esencial para mantener un fuerte superávit comercial, reconstruir las reservas internacionales, recuperar el acceso a los mercados y garantizar la sostenibilidad de la deuda, aunque esta vía dependerá de la evolución de la pandemia mundial”.
En este sentido, no se cree posible repetir la unificación inmediata del tipo de cambio como en 2016, pero sí que reformas que consoliden la situación económica permitirían reducir la alta brecha cambiaria a un nivel más sostenible, que incentive, entre otras cuestiones, el crecimiento del comercio exterior legal y las inversiones.
Si se transitara ese camino, sería posible pensar en revertir el actual descenso del nivel de las reservas internacionales del Banco Central, luego de un primer semestre de acumulación por los altos precios del agro y una menor concentración de vencimientos de la deuda.
En cambio, varias consultoras creen que de acá hasta fines de diciembre podría haber una caída de hasta USD 6.500 millones en el nivel de reservas de la entidad que dirige Miguel Pesce, si antes no se lograra un acuerdo con el Fondo. Al respecto, estiman que el Gobierno podría refinanciar el pago de capital al FMI por unos USD 1.900 millones de diciembre, aunque no el del 22 de este mes por una cifra similar.
Las consultoras creen que de acá hasta fines de diciembre podría haber una caída de hasta USD 6500 millones en el nivel de reservas del BCRA si antes no se lograra un acuerdo con el FMI
El director de LCG, Guido Lorenzo, cree que la caída podría llegar a USD 4.000 millones, un nivel que “no parece traumático teniendo en cuenta que durante la primera parte del año se acumularon reservas. La dinámica de fondo la dará cómo viene la cosecha y los precios para la campaña que empieza en diciembre en el agro”.
En este sentido, Quantum Finanzas de Daniel Marx sostuvo que el Central percibió “ingresos de divisas no esperados al inicio del año por la mejora en los precios de nuestras exportaciones agrícolas que representarán ingresos de divisas superiores a los del año anterior entre USD 10.000-11.000 millones y el reparto de DEGs del FMI por USD 4.319 millones”.
Sin embargo, advirtió que “aun así se mantuvieron las presiones sobre el mercado de cambios; la brecha entre la cotización oficial y los tipos libres es alta, el BCRA impuso mayores restricciones de acceso al mercado oficial para la compra de divisas” y se emitieron mayores regulaciones para obtener dólares en los mercados libres.
Mientras que en el primer semestre del año se acumularon reservas por la cuantiosa liquidación de divisas de los exportadores de productos agropecuarios, “desde julio controlar la evolución de los tipos de cambio está teniendo un costo directo mayor sobre la posición de reservas internacionales del BCRA, dado por las ventas en el mercado oficial e intervención en los libres”, indicó Quantum.
Cuando la política económica transitó por un sendero de más orden fiscal y monetario, el Gobierno logró bajar la brecha cambiaria, luego del peligroso pico de octubre del año pasado
“La pérdida de reservas registrada durante 2020 se revierte a principios de 2021. La mayor consistencia entre las políticas fiscal y monetaria del primer semestre, con un ajuste importante en el déficit fiscal y las mayores restricciones cambiarias generaron un escenario se limitó parcialmente la caída en la demanda de dinero. Con menores expectativas de devaluación, el BCRA logro capitalizar el extraordinario ingreso de divisas por los mejores precios internacionales de nuestras exportaciones agrícolas”, expresó la consultora. Esto es: a mayor coherencia en el plano fiscal y monetario, menor caída de reservas y una brecha cambiaria más baja desde el peligroso pico del dólar de octubre del 2020, cercano a los $ 200 en el mercado libre.
“En julio el saldo de exportaciones menos importaciones en base caja continuó siendo elevado, aunque se redujo con relación a los meses previos -de un promedio de USD 2.100 millones en el trimestre marzo a junio pasó a USD 1.500 millones en julio-. Ello a pesar de que el ritmo mensual de liquidación de exportaciones del agro se mantuvo en récords, en USD 3.520 millones”.
En este contexto, el estudio ECO GO indicó que “la venta de reservas netas no es mucho más alta que la observada en la previa a otras elecciones primarias, pero esta vez parte de un nivel mucho más bajo comprometiendo peligrosamente el Balance del BCRA si no se descomprimen rápido los vencimientos con el FMI en el marco de un programa”.
“En 2015, el nivel era parecido, pero la expectativa de cambio político y la posibilidad de abrir el mercado de crédito permitía reacomodar el Balance del BCRA. En 2019, el BCRA tenía prohibido vender reservas entre bandas, y era el Tesoro el que vendía prematuramente los dólares, que terminaron volteando el programa financiero cuando se cayó el acuerdo con el FMI después del resultado de las PASO”, recordó el estudio de Marina Dal Poggetto.
El camino hacia 2022
De ahora en más, según Quantum, si los DEGs se utilizaran para pagarle al FMI y no hubiera cambios en los encajes de los depósitos en moneda extranjera guardados en el Banco Central, se estimó que “el stock de reservas brutas estará en niveles de USD 39.600 millones a fin de año, una disminución del orden de USD 6.500 millones de los niveles actuales; con estos movimientos, el total de las reservas brutas sería similar al de fin de 2020”.
Por su parte, Equilibra de Martín Rapetti, señaló que “el BCRA ya gastó US$ 500 millones de sus reservas en lo que va de septiembre entre su intervención en el mercado oficial y el de bonos; a este ritmo, las reservas netas se volverían negativas hacia fin de año”. Ante esta tendencia, que este viernes se cortó, “las opciones con las que cuenta el BCRA para moderar el drenaje de reservas son tres: 1) endurecer restricciones por ejemplo, sobre tenencias de tipo de cambio de bancos; 2) cerrar el grifo para importadores; y 3) acelerar con fuerza el ritmo de depreciación del tipo de cambio oficial”, algo poco probable al menos hasta después de los comicios generales de noviembre próximo.
Para Quantum, “en 2022 comenzará un nuevo ciclo, caracterizado por precios de commodities probablemente más altos que los que se vieron al principio de 2021 -aunque no se puede asegurar. También estará la liquidación de la cosecha, la fina inicialmente y la gruesa luego, que podría estar afectada por un clima más adverso”.
Sin embargo, la clave en 2022 “será la dominancia de la cuenta capital, tanto la del sector público como la del privado. En el primer caso por los fuertes vencimientos con el FMI, y en el segundo, por volatilidad en su comportamiento según se logre despejar la incertidumbre y generar credibilidad en la política económica”, indicó Quantum.
El economista Fernando Baer de Quantum dijo que “nuestro escenario se basa en que habrá acuerdo con el FMI para el primer trimestre del año que viene y con eso uno esperaría menos presión sobre el tipo de cambio libre”.
Resta saber si las recientes expresiones del presidente Alberto Fernández sobre la posibilidad de lograr un acuerdo con el Fondo en el corto plazo tienen una base sólida y, en particular, si el Gobierno y el staff se ponen de acuerdo sobre la velocidad de las reformas mencionadas, ya que Economía quiere primero que el país crezca para ponerlas en marcha y en Washington creen que la secuencia es inversa: sin cambios sólidos, no habrá crecimiento robusto.
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