La pandemia afectó más la salida de mujeres que de varones del mercado laboral. Según un relevamiento privado 9 de cada 10 personas que tuvieron que reducir sus horas de trabajo fueron mujeres. ¿El motivo? El 45% de la franja femenina afectada lo atribuyó al incremento de responsabilidades domésticas y el 33% al cambio de la forma de escolaridad de los hijos. En el caso del segmento masculino, el 37% manifestó como primera motivación el miedo al contagio, el 26% por nuevas responsabilidades domésticas y, en último lugar, la escolaridad y los cuidados.
Los datos corresponden a una encuesta de la consultora Bridge The Gap, especializada en soluciones en género y diversidad. De acuerdo con los datos, se vieron más afectadas las mujeres con menor nivel educativo: un 67% de las que declararon contar con secundario completo redujeron horas de trabajo, pero este porcentaje bajó a 38% cuando se trata de universitarias.
Un 67% de las mujeres con secundario completo redujeron horas de trabajo, pero este porcentaje bajó a 38% cuando se trata de mujeres universitarias
“Hay una situación de género clara. Sobre todo las mujeres, que somos tradicionalmente las cuidadoras, tuvimos que conciliar el trabajo remunerado con las tareas domésticas y de cuidado de los hijos, la llamada doble jornada laboral a la que el año pasado se sumó también ser docente. Al tener que estar confinados también se rompieron las redes familiares de abuelos o personas contratadas para la atrención de los niños. No quiere decir que no haya recaído también en los varones, pero somos las mujeres las que ocupamos más ese lugar”, explicó Cintia González Oviedo, directora de Bridge The Gap.
“A nivel global se dice que retrocedimos 10 años en puntos de inserción laboral. En general tenemos una recuperación más lenta las mujeres porque hay que volver a insertarse y eso tiene barreras más altas. No es lago que termina la pandemia y volvemos a 2020. Todo eso va ser una recuperación más lenta. Si vamos a la historia, la capacidad de recuperación económica de las mujeres suele ser mas lenta porque están en sectores menos dinámicos de la economía, con menor demanda, con sueldos más bajos”, agregó González Oviedo.
Los resultados del estudio revelaron que 60% de las mujeres encuestadas que tienen hijos tuvieron que reducir su jornada laboral. El cierre de los establecimientos educativos fue uno de los factores que explicó esta situación: 44,6% dijeron que esto influyó “mucho” o “bastante”.
Teletrabajo y desarrollo personal
El estudio privado también detectó que las mujeres fueron las que mostraron mayores niveles de dificultad para adaptarse a las nuevas modalidades de trabajo: 67,5% manifestó problemas para compatibilizar tareas laborales y familiares, en comparación con 40% de los varones.
Las mujeres fueron las que mostraron mayores niveles de dificultad para adaptarse a las nuevas modalidades de trabajo
Además, el 12% de la franja femenina encuestada aseguró haber rechazado posibilidades de crecimiento laboral por responsabilidades en el hogar. Solo un 3,8% de los varones dieron la misma respuesta. Por otra parte, el 29% de las mujeres consideraron que su productividad laboral se vio más afectada que la de sus parejas. Este porcentaje se redujo a un 15% en el caso de los varones.
También las dificultades en el ámbito laboral se acentuaron para quienes son padres. El 52% sintió la falta de adecuación de las jornadas laborales a la nueva realidad, pero el porcentaje fue del 12% en las personas sin hijos. Esa cifra aumenta aún más en mujeres madres: el 83% dijo que le costó compatibilizar el espacio laboral con el personal, mientras que el porcentaje fue del 17% para las mujeres sin hijos.
Adaptabilidad de las empresas
El relevamiento también consultó sobre las medidas tomadas por los empleadores. Casi 4 de cada 10 empresas que pasaron a teletrabajo no realizaron ningún cambio ni adoptaron medidas para sus empleados frente a esta nueva normalidad. Mientras que 3 de cada 10 implementaron acciones para promocionar la conciliación entre la vida laboral y personal, medidas de promoción de la salud mental y ampliación de licencias.
Tres de cada 10 implementaron acciones para promocionar la conciliación entre la vida laboral y personal
“Las empresas adoptaron herramientas digitales porque no les quedó otra opción, pero en general ese fue el foco y no el de mejorar la situación en el caso de paternidades y maternidades. Muy pocas empresas ofrecieron trabajar contraturno o dar un espacio de horas en el día que después se recuperaron. Hubo flexibilidad en algunos casos, pero no fue algo masivo”, detalló González Oviedo.
“Desde el Estado ha habido algunas políticas y en las empresas también. Pero eso no alcanza a todos los trabajadores. Si en la situación extrema de la pandemia no se dio, no creo que ahora sea algo que se acelere. La vuelta a la normalidad va a bajar la agenda en estos temas, aunque las empresas le están poniendo más foco pero no por la pandemia sino porque el tema de género, diversidad e inclusión es un tema mundial”, agregó la especialista.
“Por otro lado, pueden haber oportunidades que capitalicemos en este modelo de trabajo híbidro, como trabajar algunos días en la oficina y otros no. O poder conciliar mejor lo laboral y lo personal y que también los hombres puedan hacerlo; generar nuevos acuerdo domésticos. Las nuevas generaciones tienen otras miradas y estamos en ese proceso”, dijo.
El regreso a la presencialidad en el puesto de trabajo
Los números del Ministerio de Economía también reflejan estas diferencias entre hombres y mujeres. Un informe publicado recientemente reflejó que la mejora de la economía en los últimos meses de pandemia impactó de manera desigual: mientras entre los hombres el nivel de empleo ya retomó el nivel que tenía antes de la pandemia, las mujeres todavía no pudieron recuperar al menos 425.000 puestos de trabajo.
Un estudio realizado por la Dirección de Economía, Igualdad y Género remarcó que antes de la pandemia 5 de cada 10 mujeres tenían participación en el mercado de trabajo, y que esa cifra descendió a 4 de cada 10 durante el segundo trimestre de 2020 por el impacto de la crisis sanitaria y las medidas de aislamiento social. En ese sentido, el informe explicó que la tasa de actividad entre las mujeres era de 49,4% y se desplomó por la pandemia a 41,2%, el nivel más bajo desde 2002, cuando la economía atravesó por un estadio de depresión, tras la desordenada salida de la convertibilidad fija entre el peso y el dólar.
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