Pese al rebote de varios eslabones de la industria y de algunos servicios, el consumo privado llegará a las elecciones de capa caída, con niveles peores a los de los comicios del 2017 y 2019 por mayor desempleo, inflación y pobreza.
Así lo indica un informe de la consultora Abeceb preparado para sus clientes, en el que indica que las proyecciones “apuntan a una suba interanual de 7% en el tercer trimestre y en torno a 2% en el cuarto, lo que dejaría el nivel del PBI cerca de 5% por encima de igual semestre de 2020”.
Sin embargo, “todavía quedaría 3% por debajo del recesivo segundo semestre de 2019 y nada menos que 9% inferior al PBI que había cuando se votó en las elecciones de medio término de 2017 (último año en que la economía creció)”.
En particular, el estudio que dirige el economista y ex ministro de Producción y Trabajo Dante Sica subrayó que “en el caso del consumo privado la diferencia sería incluso más marcada: aún con un rebote en la comparación anual de 4% en el 2do semestre, estará todavía casi 9% por debajo del 2do semestre de 2019 y nada menos que 20% por debajo de los niveles del 2do semestre de 2017”
Estas cifras se registran “en un contexto en que todos sus drivers (poder adquisitivo, empleo, etcétera) se vienen debilitando estructural y cíclicamente”.
Soledad Pérez Duhalde, directora de operaciones de Abeceb, dijo a Infobae que “seguramente habrá un acuerdo con el FMI, pero más bien planteado para ‘patear’ las reformas para adelante, lo que generará efectos macroeconómicos negativos que luego se reflejarán en un menor consumo”.
En cuanto al efecto de las elecciones sobre estas variables, la economista indicó que “si el oficialismo no obtiene un resultado favorable, habrá más intervencionismo, proteccionismo, cierre, cepo y por lo tanto, menor consumo”.
Para Abeceb, fundada por el ministro del gobierno de Mauricio Macri, la economía llega a las elecciones “con un colchón de dólares acumulado especialmente hasta mediados de julio que le permitió al BCRA sortear el año casi sin tensiones cambiarias y sostener su estrategia de atrasar el tipo de cambio oficial y contener la brecha hasta la elección”, aunque haya perdido reservas en los últimos días.
“Gracias al aporte de casi USD11.000 millones por la suba del precio de las commodities, el Banco Central compró algo más de USD7.500 millones en el mercado de cambios que le permitieron pagar deuda, sostener las cotizaciones de los dólares implícitos en la operatoria con bonos (CCL y MEP) y hasta le sobró para acumular algo de reservas (unos USD2,700 millones) sin computar la llegada de los derechos especiales de giro por USD4,300 millones del FMI”, se indicó.
“Con la merma del ingreso de dólares a partir de julio, las autoridades decidieron restringir en dos ocasiones la operatoria con bonos, con el fin de cuidar las reservas y ello derivó en la reacción del dólar libre y la suba de la brecha a casi 90%, pero lo cierto es que las tensiones se contuvieron, sin tener que utilizar (hasta el momento) herramientas adicionales como las ventas de dólar futuro o la suba de tasas para administrar las tensiones”, precisó el informe de Abeceb.
En el plano de los precios, “con una inflación moderándose en el margen, pero instalada en niveles muy altos y con precios, tras 10 meses consecutivos de inflación por encima de 3% mensual, se espera que entre agosto y noviembre la inflación modere (a algo menos del 3%)”, tal como lo adelantó el ministro Martín Guzmán.
De todos modos, se trata de “niveles que siguen siendo incomodísimos y superiores al 50% anual, claramente inhibidores de una mayor recomposición del ya muy alicaído poder de compra del salario y por ende del consumo”.
Aunque baje del 3% mensual, la inflación sigue en niveles incomodísimos y superiores al 50% anual, claramente inhibidores de una mayor recomposición del ya muy alicaído poder de compra del salario y por ende del consumo
Por otro lado, Abeceb destacó que “otro factor de preocupación de cara a la dinámica inflacionaria futura es el desacople de precios relativos”. Al respecto, detalló que “hay precios que en el último año subieron casi 80% anual (a carne) y otros menos de 15% (tarifas públicas)”.
“Este desacople preocupa por cuanto tiende a reforzar la persistencia inflacionaria en niveles altos, ya que lo que suele suceder es que los precios atrasados recuperen terreno y no que los adelantados se reacomoden a la baja”, advirtió, de cara a la “inflación reprimida”, al menos hasta las elecciones de noviembre.
Del lado fiscal, “en los primeros 7 meses del año, el déficit primario fue de 0,7% del PBI y todo indica que no superará 3,5% en todo 2021 (versus 6,4% en 2020 y una pauta presupuestaria de 4,2%)”.
“La merma del rojo fiscal y un roll over de deuda en pesos superior al 100% permitieron reducir la emisión monetaria al fisco a un tercio versus 2020 (hasta julio se emitieron $510 mil millones contra $1,5 billones en 7 meses de 2020).
De inmediato, se aclaró que “el grueso del déficit y la emisión fiscal están por venir: todavía restarían fondear casi $1 billón de déficit entre septiembre y diciembre y la emisión para el fisco, que se ha acelerado en los últimos tres meses (de $90 mil millones en junio a $180 mil millones en julio y $200 mil millones en agosto), se mantendrá en niveles altos mes a mes, alcanzando un pico en diciembre”.
“Todo en un mercado sólo proclive a tomar deuda en pesos a muy corto plazo” y, aún así, con algunas dificultades en las últimas licitaciones que realizó el Palacio de Hacienda en el mercado local.
Por lo tanto, Abeceb indicó que “habrá que monitorear no sólo la magnitud del déficit (frente al riesgo al alza por el ciclo electoral), sino también el porcentaje de roll over de deuda del Tesoro, cuánto emite y esteriliza el BCRA y cómo impacta todo este combo en las expectativas del mercado, la inflación y la brecha”.
Luego de una recuperación del 7,2% del PBI prevista para este año, tras una caída del 9,9% en 2020, el panorama no luce auspicioso: “Para 2022, con una macro que seguirá trabada, con cepos y controles e importantes desafíos en términos de reordenamiento de desbalances y precios relativos y sin cambios estructurales, se espera una recuperación modesta del PBI en torno al 3% anual”.
“Pese al cuasi congelamiento de tarifas, los controles de precios y el tipo de cambio planchado, la inflación mostró en 2021 una enorme resistencia a la baja: promedió 3,8% mensual en el primer semestre, en julio se ubicó en 3% y recién podría perforar el 3% en agosto, alcanzando picos cercanos a 52% anual hasta septiembre”.
“Si bien se espera cierta moderación en los próximos meses, con lo que el año cerraría con una inflación algo por debajo del 50%, todo indica que Argentina camina en 2022 hacia un proceso de desinflación lento, en un contexto en que las causas macro fiscales y monetarias de la inflación no estarán totalmente desactivadas y habrá que seguir reacomodando precios relativos”.
Si bien se espera cierta moderación en los próximos meses, con lo que el año cerraría con una inflación algo por debajo del 50%, todo indica que Argentina camina en 2022 hacia un proceso de desinflación lento
“Con menores restricciones a la movilidad y reforzado por el push previo a la elección y la percepción de que persisten ciertas oportunidades de compra (sobre todo de durables), se espera que el consumo consolide su recuperación en el segundo semestre, para cerrar el año con una recuperación cercana al 6% pero aún en niveles inferiores a la prepandemia”.
El año próximo “se espera que la recuperación continúe, pero a tasas modestas en un contexto en el que la trayectoria del consumo se verá limitada por la magra recuperación del poder de compra, la debilidad del mercado laboral y el proceso estructural de empobrecimiento de la clase media”.
En cuanto al dólar, Abeceb prevé que el tipo de cambio nominal concluya este año “con una apreciación real cercana 15%. Si bien en perspectiva histórica el tipo de cambio oficial no muestra signos evidentes de atraso, la estrategia de 2021 resulta insostenible en 2022 (mantenerla implica correr el riesgo, en un contexto de escasas reservas, de reducir la oferta de dólares en el mercado oficial de cambios, exacerbar las expectativas de devaluación y presionar sobre la brecha)”
“De ahí que los más probable que en el marco del acuerdo con el FMI el gobierno retorne a la estrategia previa de mantener/subir la competitividad”, se indicó, indicando así que habrá más devaluación y, por lo tanto, mayor inflación.
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