El Gobierno celebra que la industria ya se recuperó de la pandemia pero advierten que entró en una meseta

Tras un buen desempeño en junio, la actividad del sector volvió a retroceder según mediciones preliminares. El impacto del estímulo del Gobierno al consumo y la contracara de la falta de dólares para sostener la producción.

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La nueva mejora interanual de la producción industrial argentina en junio cierra un segundo trimestre -abril (55,9 %) y mayo (30,2 %)- con un marcado rebote respecto al mismo periodo de 2020. EFE/Juan Ignacio Roncoroni/Archivo
La nueva mejora interanual de la producción industrial argentina en junio cierra un segundo trimestre -abril (55,9 %) y mayo (30,2 %)- con un marcado rebote respecto al mismo periodo de 2020. EFE/Juan Ignacio Roncoroni/Archivo

A pesar del momento tenso que atraviesa el sector industrial en su relación con el Gobierno, lo cierto es que la mayoría de los empresarios que lo integran tienen algo que festejar. Tal como se ocuparon de difundir en redes sociales y declaraciones diversas los ministros de Economía y Producción, Martín Guzmán y Matías Kulfas respectivamente, la industria ya operó durante el primer semestre a nivel pre-pandemia, e incluso 4,6% por encima del primer semestre. Pero los industriales tienen, también, motivos para estar alertas. El principal de ellos es que la recuperación evidenciada sea sostenible. En ese sentido, el segundo semestre presenta un desafío recurrente: la escasez de divisas, que atenta contra la fluidez de los engranajes productivos.

Tras el fuerte avance que se registró en junio, cuando la actividad industrial marcó un 10,5% respecto del mes anterior, impactado por las restricciones por la segunda ola de contagios del Covid, todo indica que julio volvió a marcar un retroceso. El martes próximo se conocerá el dato oficial del INDEC pero, de acuerdo a mediciones privadas, otra vez la actividad industrial acusó una contracción respecto de junio. De acuerdo con el IPI-OJF, en el mes de julio la producción industrial reportó un alza de 9,2% al comparar con igual mes del año pasado, acumulando una expansión de 15,8% para los primeros siete meses del año pero la medición desestacionalizada registró una caída de 1,6% respecto de junio.

“Más allá de los vaivenes que se dan mes a mes, se aprecia un estancamiento de la actividad industrial durante el año en curso. En efecto, la medición desestacionalizada se encuentra en el séptimo mes del año en el mismo nivel que tenía en febrero. Ya para los próximos meses anticipamos cierto repunte de la producción industrial, apuntalada por las medidas desde el Gobierno para reforzar el consumo y la actividad, y por una situación sanitaria por ahora más controlada”, se afirmó en el reporte de la consultora.

Tras el fuerte avance que se registró en junio, cuando la actividad industrial marcó un 10,5% respecto del mes anterior, impactado por las restricciones por la segunda ola de contagios del Covid, todo indica que julio volvió a marcar un retroceso

Desde esa perspectiva, el año cerraría con un nivel de actividad por encima de 2019, aunque con un margen menor al actual. La proyecciones de la consultora Abeceb coinciden en que, tras el repunte, el crecimiento del sector se amesetó y finalmente registraría un avance de 3% respecto de hace dos años.

“La actividad se recupera de los efectos de la segunda ola y opera por encima de los niveles pre-pandemia, aunque en el año promedia un amesetamiento. El consumo durable y la reposición de bienes de capital, los minerales no metálicos, las actividades esenciales y los proveedores de los sectores mencionados lideraron la recuperación, que de todas formas no es generalizada y mantiene bases endebles”, asegura un análisis preliminar que elabora por estos días la firma para sus clientes.

Es que el contexto está signado por una estabilidad precaria. Al retroceso en julio y a contramano de los estímulos al consumo que el Gobierno genera para incentivar la demanda en el período preelectoral, también en agosto las empresas del sector se topan con dificultades para operar normalmente o ampliar la producción. El principal problema es el acceso a los dólares para importar insumos. Con un nivel de ingreso de divisas récord para el período, el Banco Central no logró en agosto acumular en las reservas nada de ese flujo, con lo cual la administración cambiaria se vuelve cada vez más severa.

Para los próximos meses, el panorama luce claro: aun cuando se mantenga en altos niveles en comparación con otros años, el flujo de divisas será menor hasta noviembre, dada la estacionalidad de la liquidación del campo y el impacto del proceso electoral. De ahí que la canilla de dólares para la industria tenderá a cerrarse cada vez más y, con ello, profundizar la tendencia al estancamiento que los analistas ya empiezan a advertir. La dificultad para crecer, incluso, se traslada al 2022. “La recuperación no alcanzaría a todo el aparato manufacturero y los determinantes del crecimiento difícilmente sean sostenibles hacia 2022”, opinaron en Abeceb.

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