A pesar de los controles, la deuda del Banco Central llegó al mismo nivel que tuvo durante la crisis cambiaria de 2018

El stock de Leliq y pases emitidos por el BCRA hoy se ubica en torno al 134% de la base monetaria. En marzo de 2018, durante la gestión de Federico Sturzenegger, la “bola de nieve” había llegado al 137%. Para un informe privado, es un nivel considerado “peligroso” que implica un “una importante presión inflacionaria”

Se estima que el costo de la permanente renovación de las leliqs equivale a unos USD 14.000 millones anuales REUTERS/Agustin Marcarian

La deuda remunerada que tiene el Banco Central entre letras de liquidez (Leliq) y pases pasivos se duplicó en la gestión de Miguel Pesce y tras alcanzar en mayo un pico de 141% de la base monetaria y hoy se mantiene en torno a 134%, un nivel considerado “peligroso” por los analistas si se tiene en cuenta que implica un “inmenso potencial de emisión futura y una importante presión inflacionaria”.

Así se desprende de un análisis de la Fundación Libertad y Progreso en base a datos del BCRA, en el que alertó: “Coquetear con niveles similares previos a la crisis de confianza en 2018 sumado a la alta inflación, puede ser peligroso”, en referencia a que la relación deuda remunerada/base monetaria se manttiene cerca del máximo alcanzado durante la gestión del ex titular del Central, Federico Sturzenegger, con el 137 por ciento.

Cabe destacar que al no ser computada en cabeza del Tesoro, estos pasivos no son considerados como parte de la deuda pública, pero tiene una significativa incidencia en el desempeño del Banco Central, ya que al ser de corto plazo obliga a una permanente renovación tras cada vencimientos, a razón de dos por semana. En ese sentido, se estima que el costo de la permanente renovación de las leliqs equivale a unos USD 14.000 millones anuales.

En la campaña electoral de 2019, el actual presidente Alberto Fernández fue particularmente crítico con la gestión que llevaba a cabo con las Leliq (que en 2018 reemplazaron a las Lebac) el por entonces presidente del Banco Central, Guido Sandleris, y sostuvo que al llegar al poder utilizaría esos recursos para aumentar las jubilaciones.

Coquetear con niveles similares previos a la crisis de confianza en 2018 sumado a la alta inflación, puede ser peligroso (Fundación Libertad y Progreso)

En tanto, la Fundación Libertad y Progreso remarcó que “a lo largo de la gestión de Miguel Ángel Pesce en el BCRA, la deuda remunerada (Leliqs más pases pasivos) se duplicó ya que cuando asumió era el 63% de la base monetaria”.

“Hoy, la magnitud de los pasivos es tan grande que excede a la base monetaria en 1,34 veces. Todo esto en un contexto en donde la inflación se ubica en el 51,8% interanual”, afirmó.

Asimismo, el economista jefe de la fundación, Iván Cachanosky, destacó que “la deuda remunerada equivale a emisión futura, por lo que el potencial de emisión es inmenso y se ubica casi en los mismos niveles críticos a los que llegó la gestión anterior”.

“Para peor, es muy probable que la emisión monetaria gane velocidad agravando aún más el problema de la inflación”, advirtió.

El principal problema cuando la deuda remunerada es tan grande es que la misma entidad se ve obligada a emitir para pagar los intereses de la misma deuda remunerada, entrando así en un círculo vicioso. Esta problemática no hace más que continuar alimentando la bola de nieve (Cachanosky)

Según Cachanosky, “el problema empeora ya que parte de los depósitos de la gente están respaldados en gran medida por las Leliqs y no por pesos” y en consecuencia “si las personas comienzan a demandar esos pesos, los bancos tendrán que devolverle las Leliqs al BCRA y la entidad se verá obligada a emitir”.

“El principal problema cuando la deuda remunerada es tan grande es que la misma entidad se ve obligada a emitir para pagar los intereses de la misma deuda remunerada, entrando así en un círculo vicioso. Esta problemática no hace más que continuar alimentando la bola de nieve”, dijo.

Para solucionar el problema, concluyó, “se vuelve necesario bajar en serio el gasto público”, ya que “de lo contrario, la dependencia de la deuda y la emisión continuarán siendo una constante en Argentina, con sus consecuencias económicas”.

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