La elección de Corrientes llevó el mercado a la euforia previendo un crecimiento del “voto “bronca”

Niveles récord en la Bolsa, suba de los bonos y caída en el riesgo país fueron las consecuencias de una elección provincial que los operadores tomaron como una señal mirando a noviembre

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Foto de archivo - Una pantalla muestra un gráfico mientras los operadores trabajan en la Bolsa de Comercio de  Buenos Aires, Argentina. May 9, 2018. REUTERS/Marcos Brindicci
Foto de archivo - Una pantalla muestra un gráfico mientras los operadores trabajan en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, Argentina. May 9, 2018. REUTERS/Marcos Brindicci

Ningún correntino debió haber imaginado que el resultado de las elecciones en su provincia iba a desatar la euforia de los mercados, la suba de los bonos de la deuda y una fuerte caída del riesgo país. Es que el triunfo del radical Gustavo Valdés fue contundente con más de 76% de los votos. El resultado insinuó que algunas encuestas nacionales están alejadas de la realidad y que el voto “bronca” será el protagonista de las elecciones de legisladores de noviembre.

El gobernador, que había sacada casi 54% de los votos en las elecciones anteriores, sumó 20% de votantes que pertenecen a la masa de independientes, arrepentidos y los que se definen como “indecisos”. El mercado, por supuesto, interpretó que esta es una señal seria para la performance del oficialismo en noviembre y reaccionó con euforia sustentado en un elevado volumen de negocios que dio consistencia a las alzas.

La Bolsa operó nada menos que $ 2.432 millones, 200% más que hace una semana y media. Superó ampliamente a los ADR’s -certificados de tenencia de acciones en dólares que cotizan en las Bolsas de Nueva York- que operaron $ 1.809 millones.

Los bajos precios en las acciones locales y la apuesta a una derrota del oficialismo en las próximas elecciones hizo que los inversores apostaran a los papeles de empresas de servicios públicos, porque ven inevitable un ajuste tarifario después de las elecciones tras un acuerdo con el FMI y a los bancos que se benefician con la suba de los bonos y acciones que tienen en sus carteras y mejorarán sus balances. En estas circunstancias, el S&P Merval, el índice de las acciones líderes, cerró en los máximos del día con una suba de 4,2% que elevó el indicador a su récord histórico. Los grandes ganadores fueron Edenor (14,6%), Transener 11,15% y BBVA (+8,44%).

Los ADR’s también tuvieron alzas generalizadas en dólares. Edenor lideró estas subas de los certificados con 21,3% seguido de IRSA con 16,3%. Los bonos de la deuda externa con ley extranjera tuvieron aumentos de más de 1% en el exterior e hicieron que el riesgo país baje 21 unidades (-1,4%) a 1.509 puntos básicos. En lo que va de agosto, el riesgo disminuyó nada menos que 5,4% a favor del vuelco del mercado en las últimas 7 ruedas.

Los dólares financieros no necesitaron de una gran intervención para cerrar en el mercado oficial por debajo de $ 170. Con USD 12 millones, 40% menos que la rueda anterior, el Banco Central logró contener al MEP que aumentó 12 centavos a $ 169,98. El contado con liquidación con escasos negocios, aumentó 25 centavos a $ 170,12 y después de varias ruedas superó el precio del MEP. El ajuste del “super cepo” había provocado el absurdo de que el MEP cotizara por encima del contado con liquidación.

En el Senebi, no hubo grandes cambios. En la plaza donde los compradores negocian cara a cara con el operador sin que los precios se vean en las pantallas, el contado con liquidación continuó en $ 177 y el MEP en $ 173.

En la plaza mayorista, el Banco Central tiene problemas con su política cambiaria porque el mercado entero está volcado a una devaluación. Es tanta la presión, que el BCRA vendió dólares a futuro. En esta plaza, siguió el ritmo del anclaje y ajustó el precio tomando en cuenta el feriado del fin de semana. De esta manera, el dólar aumentó 14 centavos a $ 97,71 pero la demanda de los importadores que adelantan sus compras por temor a la devaluación y la menor liquidación de los exportadores, obligó a que la entidad que preside Miguel Pesce a vender USD 60 millones que afectaron a sus reservas que perdieron USD 43 millones y quedaron en USD 46.155 millones.

El otro gran fracaso del Ministerio de Economía es su excesiva confianza en que los inversores institucionales comprarán todos los bonos en pesos que liciten para renovar los vencimientos de la deuda. Fracasaron el viernes y lo volvieron a hacer ayer, cuando esperaban recaudar alrededor de $14.000 millones y solo consiguieron $ 2.277 millones en una colocación orientada a los “creadores de mercados”, como llaman a los 13 bancos inscriptos en esta modalidad. De esta manera, quedaron sin financiamiento en agosto casi $ 20.000 millones que deberán ser cubiertos con emisión. Desde hace 14 meses no enfrentaban una situación así.

Entre Economía y el Banco Central se echan las culpas. Pesce quiere subir las tasas y Guzmán se niega porque sería catastrófico para el endeudamiento acumulado por el Tesoro. Pero la terquedad más notoria es la de no emitir deuda dollar linked (bonos en pesos atados al precio del dólar oficial) que el mercado reclama para cubrirse de una devaluación. La negativa a esa emisión, refuerza la convicción de los inversores de que en diciembre habrá devaluación y, ante la ausencia de instrumentos oficiales para cubrirse, están comprando bonos corporativos emitidos en esta modalidad. Si en las licitaciones de setiembre no ofrece estos títulos, repetirá el fracaso y deberá seguir emitiendo porque vencen $ 338 mil millones a los que habrá que sumarle $ 166 mil millones de octubre.

Son los últimos meses previos a las elecciones. Los títulos CER ya no entusiasman al mercado porque creen que dieron todo lo que tenían para dar y que las tasas futuras de inflación serán inferiores a 3% mensual por la enorme caída del consumo. De hecho, los alimentos traccionan la inflación y el resto de los bienes, la frena, en particular las tarifas que están congeladas. Hasta no hace mucho tiempo, los inversores se llevaban todos los títulos en CER que se licitaban y representaban más de la mitad de lo que la Secretaría de Finanzas recaudaba en cada evento.

A todo esto, el “blue” sigue inmóvil y con escasa demanda por las necesidades de fin de mes. Habrá que esperar hasta mañana para ver como reacciona la moneda norteamericana cuando comience setiembre y no haya obligaciones cercanas a la vista.

Buenos Aires Valores (BAVSA) en su informe semanal señala sobre el tema que “en el mercado aumentan las expectativas de (devaluación) después de las elecciones y de cara a un acuerdo con el FMI. Esto se puede observar tanto en los rendimientos de los bonos dollar linked soberanos (TV22 -1,5% y T2V2 -1,7%) como en la pendiente que fue tomando la curva de tasas implícitas en futuros de dólar a través de los últimos meses y en la estructura de las tasas forwards a 30 días, donde el mercado pricea un salto en el costo de cobertura cambiaria principalmente para diciembre 2021 y enero 2022, con el contrato para fin de enero costando un 10,9% más que el contrato para fin de noviembre 2021. Si estimamos que el dólar oficial correrá a una tasa de 12% (ritmo actual) hasta el último día hábil antes de las elecciones (12 de noviembre), el salto requerido para llegar al precio del contrato de enero próximo es de un 17,1%”.

Noviembre va a ser difícil para el gobierno. No solo deberá hacer más atractivos los bonos que licite colocando títulos atados al dólar, sino que deberá subir de tasas de interés para no gastar más reservas para contener las presiones sobre el dólar.

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