A los problemas que está sufriendo en las últimos días el programa monetario del ministro de Economía, Martín Guzmán -ya muy desdibujado respecto de su planteo original en el Presupuesto de este año-, se suma la seguidilla de duros tests enfrentará en los próximos meses hasta fin de año. Todo hace prever que las dificultades que enfrenta hoy Economía para cubrir los vencimientos de deuda dejarán una pesada herencia para 2022.
El riesgo que acecha es una nueva y enorme bola de pesos, mucho mayor a lo previsto, otra vez alimentando la suba de precios, entre ellos, el del dólar. Entre septiembre y diciembre, la Secretaría de Finanzas debe afrontar vencimientos por un total de $1,32 billones, equivalente a unos USD 13.000 millones. Y, tal como viene el desempeño de las colocaciones durante los últimos meses, se descuenta que gran parte de ese monto se traducirá en una fuerte expansión monetaria. Con ello, en una mayor presión inflacionaria para el próximo año.
El desvío respecto del plan original de Guzmán es brutal: en enero, el ministro preveía una emisión de $1,2 billones entre giro de utilidades y adelantos al Tesoro del Banco Central, de los que ya insumió $710.000 millones (60%). En la cuenta del financiamiento neto, anotaba unos $900.000 millones, de los cuales colocó $384.000, de los cuales más de la mitad, unos $240.000 millones, tienen impacto monetario dada la posibilidad otorgada a los bancos de computar los nuevos bonos contra encajes. Así, el financiamiento neto expansivo en términos monetarios asciende a $950.000 millones, a contramano de la cautela inicial insinuada por Economía, que apuntaba a mantener bajo control el nivel de emisión. Esa cifra equivale a 2,2% del PBI, mientras que los vencimientos por venir representan otro 3% del producto.
“El plan original murió rápido. Hoy el mix de financiamiento es 90% monetariamente expansivo y 10% no expansivo”, dijo el director de la consultora Ledesma, Gabriel Caamaño, en alusión a la hoja de ruta delineada en un principio, que preveía ese mix en 60% de emisión y un 40% de financiamiento en el mercado. “También murió rápido eso de que puede financiar mucho déficit en pesos. Ni emitiendo deuda indexada lo están logrando”, afirmó en referencia a la licitación de ayer, en la que no se pudo cubrir el total de vencimientos. La perspectiva se vuelve aún más compleja si se tiene en cuenta que, además del alto volumen de vencimientos por venir, el Gobierno transita los meses más deficitarios del año, en gran parte debido al gasto electoral contemplado.
Más allá del debate respecto de la deuda contraída en dólares o en pesos, cobra fuerza una nueva discusión que pone la lupa sobre la velocidad a la que crecen las obligaciones que ajustan por inflación. De acuerdo a los números de Pablo Repetto, de GRA & Asociados, la deuda ajustable por CER con el sector privado registra un fuerte aumento equivalente a USD 15.000 millones, lo que ya representa el 60% de la deuda en pesos con privados. Del total de $32.245 millones, $19.500 millones es deuda indexada, mientras que otros $2.500 millones están atados a la evolución del dólar (dollar-linked).
Con ese escenario de base, el margen de acción para después de las elecciones se reduce drásticamente. “Después de las elecciones, se viene un ajuste y el acuerdo con el Fondo Monetario, el Gobierno ya no tiene con qué seguir esquivándolo. Se acaba la nafta”, opinó Caamaño, quien recordó que la reciente emisión excepcional de DEGs por parte del FMI otorgó algo de oxígeno pero que ahora “debería aparecer otra cosa parecida para estirarla”.
En su último informe de coyuntura, la consultora que dirige remarcó que “las reservas netas van a llegar a las elecciones muy acotadas y es probable, que para que así sea, estén obligados a seguir restringiendo el acceso al mercado oficial a los importadores, lo que a la larga genera deuda flotante y afectará negativamente el desempeño de la actividad y los precios. Más inflación y peor desempeño de actividad, es más deterioro social. Por el otro lado, el año que viene los vencimientos de capital e intereses con el FMI rondan los USD 19.000 millones y arrancan desde el principio mismo del año”. Además, el acuerdo con el organismo es imperioso para la resolución de la deuda remanente con el Club de París.
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