El rally alcista de los mercados continuó, pero perdió fuerza. El acuerdo con el FMI parece cerca pero no tanto como ayer. Si hubiera coincidencias, se estaría por firmar. Y, por más que intenten pintar a un organismo más benévolo y comprensivo, no existe ese giro por una sencilla razón: el FMI le pertenece al mundo y ellos no están conformes con un país que es defaulteador serial como la Argentina y que ha adoptado posiciones políticas en Naciones Unidas y OEA que han molestado a los principales aportantes.
Creer que el FMI aprobará un mayor gasto público, anclaje del dólar y déficit fiscal, es impensable. Por eso, algunos estiman que estos escarceos son los previos a una negociación que recién llegará después de las elecciones de noviembre para no tocar el tipo de cambio ni las tarifas, dos condiciones donde el FMI no cederá.
A pesar de estas dudas, los inversores en la Bolsa siguieron apostando a papeles que tienen precios muy bajos y datos a futuro que permiten pensar en subas importantes. Por supuesto, ese futuro está más atado al resultado de las PASO primero y las elecciones legislativas, después, que a las negociaciones con el FMI.
El monto operado en acciones alcanzó a $ 1.802 millones, un volumen similar al del martes, y el S&P Merval, el índice de las acciones líderes subió 0,91% porque hubo un intento de toma de ganancias que encontró la inmediata respuesta de compradores que estaban esperando la oportunidad de entrar al mercado.
Las acciones de mejor comportamiento fueron Edenor (+7,82%), BBVA (5,95%) y CableVisión (+4,75%). Bancos y prestadoras de servicios públicos son la locomotora del mercado porque si hay acuerdo con el FMI, serán las más favorecidas.
Los ADR’s -certificados de tenencias de acciones que cotizan en las Bolsas de Nueva York- operaron un volumen “como los de antes” de $ 2.398 millones. Hubo mayoría de alzas entre las que se destacaron las de Edenor (+7,17%), Supervielle (+5%) y BBVA (+4,57%).
Los bonos de la deuda amagaron con otra alza importante, pero se quedaron sin combustible a mitad de camino y los de ley extranjera de plazo más largo compensaron la caída de los más cortos. El balance fue una caída del riesgo país de 8 unidades a 1.541 puntos básicos.
En la plaza cambiaria, los operadores le están tomando la mano a las intervenciones de la mesa de dinero del Banco Central a través del AL30D en la plaza del dólar MEP. Saben que cada vez salen más tarde y que, por el bajo volumen de negocios, lograron estirar el poder de las reservas. Por eso se cree que pronto cambiarán la estrategia. El MEP cerró a $ 169,66 (+23 centavos) con intervenciones por USD 12,4 millones, un monto que es tolerable para el Central.
El contado con liquidación sin intervención y con negocios en el AL30C por USD 860 mil, avanzó 24 centavos a $ 169,62. Ambos dólares financieros están en donde el Banco Central los quiere ver; por debajo de los $ 170.
En el Senebi, la plaza donde los grandes jugadores operan directamente con bancos y agentes de Bolsa, sin que los precios marquen tendencia porque no aparecen en las pantallas, el contado con liquidación se mantuvo entre $ 175 y $ 176 y el MEP entre $ 170 y $ 171.
El “blue” tuvo escaso movimiento y cedió 50 centavos a $ 181,50. Pero en el mercado de futuros siguen apostando a la inflación y el dólar a fin de diciembre se mantuvo en $ 111,20 por encima de los $ 102,50 que calcula el Gobierno con su anclaje. Esa diferencia de precios, significa una devaluación de 10% en un mes.
El lado vulnerable del Central se vio en la plaza mayorista donde se operaron USD 404 millones. El dólar subió 4 centavos a $ 97,50 pero hubo una gran demanda de los importadores que impidió que la autoridad monetaria comprara divisas. El dólar, que se mantuvo firme frente a las seis principales monedas del mundo y el oro que perdió casi 1%, hicieron que las reservas cayeran 39 millones a USD 46.278 millones. Estos altibajos son los que el Central quiere manejar y, si tiene que acudir a más regulaciones, lo hará porque no puede perder demasiadas reservas de libre disponibilidad.
Lo que no comprenden los inversores y empresarios es cómo un Gobierno que impone un cepo tan rígido para no perder dólares traba las exportaciones de carne que le pueden aportar más divisas de libre disponibilidad. Además, asume el riesgo de agrandar la pérdida de dólares si entra en conflicto con el agro. La relación entre los dos sectores es endeble y no resiste otra negativa del Gobierno a levantarla a fin de mes.
Para hoy habrá un hecho clave, que tiene tenso a analistas e inversores. El Tesoro licitará bonos que tienen una particularidad: el vencimiento más cercano es el 21 de noviembre, fecha para la que ya se conocerá el ganador de las elecciones legislativas. O sea, que en esas colocaciones se juegan más que en las anteriores. Si bien hay inversores que no tienen otra alternativa que colocar sus excedentes estarán asumiendo riesgos. Se cree que no habrá voluntarios en la puja y que el monto a recaudar para cubrir los vencimientos de deuda de diciembre, puede ser menor al esperado si no mejoran las tasas.
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