Junto con el desembolso de los USD 650.000 millones en Derechos Especiales de Giro (DEG, la “moneda” del Fondo), el FMI emitió una serie de observaciones y recomendaciones a los países receptores, que van desde lineamientos de tratamiento y transparencia estadística hasta consejos de tipo macroeconómico.
La propia directora-gerente, Kristalina Georgieva, destacó que la emisión es la más grande en la historia del Fondo y la definió como “un fuerte pinchazo en el brazo para el mundo (referencia a una vacuna) y, si se usa sabiamente, una oportunidad para combatir esta crisis sin precedentes”.
Según Georgieva, la asignación “proveerá liquidez adicional al sistema económico global suplementando las reservas externas de los países y reduciendo su dependencia en deuda doméstica o externa más cara”.
Los países, añadió, pueden usar el nuevo espacio adicional para apoyar su política económica o profundizar su lucha contra la crisis.
La emisión de USD 650.000 millones se distribuirá según la cuota que cada uno de los 190 socios del FMI tenga en la institución. En el caso argentino, el 0,67 %, ó USD 4.355 millones. Del total, USD 275.000 millones irán directamente a países emergentes o en desarrollo, y de esa parte USD 21.000 millones será para países de bajos ingresos, lo que en algunos casos equivale hasta un 6% del PBI, destacó el organismo.
Georgieva, como había adelantado ayer por Twitter, definio a los DEGs como “un recurso precioso”, cuyo uso depende de cada país, pero dijo que las decisiones al respecto deben ser “prudentes y bien informadas”.
“Los DEG son un recurso precioso y su uso debe basarse en decisiones prudentes y bien informadas” (Georgieva)
Además, el organismo emitió un documento de 45 páginas con “lineamientos” y “recomendaciones”, desde el tratamiento contable y estadístico de esos fondos, con énfasis en la “transparencia” y advertencias de que si bien son fondos de ayuda, su uso imprudente implica “riesgos” en términos de políticas fiscal y monetaria, sostenibilidad de la deuda y obligaciones a afrontar en el futuro. Un discurso en línea con una frase que la propia Georgieva usó para los “fondos Covid”, cuando recomendó a los gobiernos receptores: “hagan lo que sea necesario, pero guarden los recibos”.
Además, y en línea con una preocupación del ministro de Economía argentino, Martín Guzmán, Georgieva dijo que el Fondo alentará que algunos países “con una fuerte posición externa” presten voluntariamente parte de los nuevos recursos a otros en posición más incómoda. Al respecto, citó compromisos por USD 16.000 millones para los países más pobres, algo que consideró “solo un comienzo”. También señaló la posibilidad de que parte de los DEGs (de los países excedentarios) se usen para impulsar crédito de otros entes multilaterales (como los bancos regionales de crédito, que en América Latina serían el Banco Mundial, el BID y la Corporación Andina de Fomento)
“Los DEG son una asignación, no una transferencia de riqueza” (FMI)
Si bien en sus lineamientos el Fondo dijo que los socios pueden usar la nueva asignación de fondos “incondicionalmente”, recordó a su vez que deben tener en cuenta el “espacio de política macroeconómica” que disponen, para usarlos total o parcialmente. La decisión, precisó, debe reflejar consideraciones sobre cómo están en términos de la pandemia de Covid-19, el nivel de reservas, la situación fiscal y monetaria, la sostenibilidad de la deuda, tanto interna como externa, las limitaciones financieras “y otros factores específicos del país”.
Aquellos que necesiten priorizar la respuesta al Covid deben actuar con “rapidez y flexibilidad”, en tanto aquellos que estén saliendo de la fase de emergencia de la pandemia la prioridad debería ser apoyar una recuperación “inclusiva, resiliente, sostenible y verde”, dice el documento del FMI. Siempre, claro está, con una macro “sostenible”, un manejo “transparente” del dinero y, aquellos que lo necesiten, no demorar ajustes o reformas macroeconómicas o restructuración de deuda ni prolongar políticas económicas insostenibles”.
En modo tutor, el Fondo alerta a los receptores que los DEGs “son una asignación, no una transferencia de riqueza”; representan por lo tanto, un aumento de activos (los fondos depositados en los respectivos bancos centrales) pero también un aumento de los pasivos de largo plazo. Como diciendo, “ojo, que no te ganaste la lotería”.
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