El 12 de septiembre se llevarán a cabo en todo el país las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) donde se definirán las candidaturas para las elecciones legislativas del 14 noviembre, en que se dirimen 127 bancas para la Cámara Baja y 24 para el Senado nacional. En las listas hay personas de largo recorrido político y muchos años de Parlamento.
Los sectores más importantes de la economía y de la sociedad han sabido colocar representantes en las bancas o en puestos clave o generar el lobby para hacer valer sus posiciones e intereses, pero el agro no ha podido o no ha sabido hacerlo. Otra vez, la presencia del campo es mínima y si se repasan las políticas oficiales respecto del sector, su falta de incidencia es evidente, así como su falta de fuerza en el Parlamento para forzar, al menos, el debate de ciertos temas.
De hecho, para estas elecciones, solamente hay 34 precandidaturas que tienen algún vínculo con el agro, como, la del presidente en licencia de Coninagro, Carlos Iannizzotto; el ministro de Agricultura de Córdoba, Sergio Busso; o el ex secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, Guillermo Bernaudo. Hilando más fino, la Fundación Barbechando apuntó que hay más nombres rurales para la Cámara baja (30, de los que 12 tienen ciertas posibilidades) y solo 2 para el Senado, de los cuales solo uno podría ingresar.
Parece poco para el sector productivo por lejos más importante de la economía, origen del 70% de las divisas que ingresan al país, con generación de empleo y alto aporte tributario. Pero estos dirigentes, localmente tienen alto nivel de conocimiento, no lo tienen a escala nacional, ni integran espacios agropecuarios, sino partidos que no necesariamente expresan bien al agro.
Al no contar con gran representatividad política, el agro o quienes tienen una buena imagen sobre la actividad eligen o simpatizar con fuerzas contrarias al kirchnerismo, en línea con un historial de choques pero que, igualmente, llama la atención por el nivel de rechazo al Frente de Todos.
Un relevamiento realizado en la provincia de Buenos Aires por la consultora Fuente Primaria revela que los dirigentes del oficialismo tienen un techo de 30% de aprobación entre las personas con buena imagen del agro. El mejor posicionado es el presidente Alberto Fernández, con 29%, y la peor Victoria Tolosa Paz, primera precandidata a diputada en la provincia, con 10%, aunque con alto nivel de desconocimiento. El gobernador bonaerense Axel Kicillof, la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner y el diputado nacional Máximo Kirchner tienen una imagen positiva menor al 25% y negativa superior al 70%.
En la vereda de enfrente, entre los dirigentes de “Juntos” el mejor posicionado es el Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta con 67%. Lo siguen en imagen positiva uno de los precandidatos de la fuerza en provincia de Buenos Aires, Diego Santilli con 50% y el expresidente Mauricio Macri con 42%, aunque su imagen negativa llega al 54% . Facundo Manes, primero en la lista bonaerense de la UCR, tiene un desconocimiento del 30% aunque su imagen positiva supera por 14 puntos su imagen negativa (37 % vs 23%). Cabe aclarar que esta medición es sobre la imagen y no sobre la intención de voto.
El campo y la política
Algo es cierto: el campo no posee la fuerza propia necesaria ni la tendrá dentro del Poder Legislativo para imponer una agenda respecto al sector. El presidente de la Federación Agraria Argentina (FAA), Carlos Achetoni, reconoció a Infobae que “son muy pocas las posibilidades de que el sector tenga un representante” en el Congreso, por lo que “el sector se las va a tener que ingeniar para tener incidencia sobre quienes están para impulsar las iniciativas. Una de ellas es la del Consejo Agroindustrial Argentino (CAA), con estímulos hacia la producción, que apunta a generar más valor agregado y empleo y un mayor ingreso de divisas. Otros de los proyectos que ha quedado sin resolución es una actualización debida y de manera equilibrada de una Ley de Semillas”.
“Seguramente, la agenda va a tener que ser un trabajo que realicemos las entidades dentro de la legislatura recorriendo pasillos y oficinas y generando los ámbitos como para ir dándole lugar a que se impulse, por ejemplo, un tratamiento impositivo diferenciado, que está en el espíritu de todos. Necesitamos salir de este modo electoral donde se paraliza el Congreso, que es una vergüenza, pero en un año que es el no electoral, como el que viene, vemos perspectivas de que haya un funcionamiento más normal y que se traten temas que le sirvan a los sectores, en especial, a los agropecuarios, pero me parece que, como tenemos poca incidencia, necesitaremos una destreza especial en llegar a los distintos partidos y bancas para llevar nuestras demanda”, explicó Achetoni.
En este sentido, el dirigente federado puso de relieve la responsabilidad de las entidades en no formar cuadros políticos que representen al sector en los poderes del Estado ni tampoco haber tenido la capacidad de crear las redes de incidencia para lograr colar las demandas e intereses del sector en las discusiones legislativas. “Tenemos que hacer un mea culpa. Hay una situación en falta en las entidades y es un tema a resolver: impulsar y formar cuadros para que incidan en la política, quizá no como un partido, sino en la fuerza que acepte, pero con una fuerte formación agropecuaria para que instalen y defiendan los temas que al sector le permitan desarrollarse y, a su vez, creo firmemente, que permitirá el desarrollo conjunto del país”.
Cortos de expectativas
Para el presidente de la Sociedad Rural de Jesús María, Pablo Martínez, la poca penetración del agro en la política, ya sea en legisladores y funcionarios o en imponer agenda, se remite a la no renovación del sector político. En ese sentido, expresó que “en el campo estamos muy cortos de expectativas para estas elecciones, porque si se ven las listas de todos los partidos políticos es un reciclado de los mismos que están yendo y viniendo hace 30 años o más en algunos casos. Entonces te lleva a pensar que hace 30 años que están gobernando en diferentes partidos y nada cambia o cambia para peor: seguimos pagando más impuestos y retenciones. Esto lleva a que haya pocas expectativas, por la poca renovación que hay”.
Estamos muy cortos de expectativas para estas elecciones. Las listas de todos los partidos son un reciclado de los mismos que están yendo y viniendo hace 30 años o más. Te lleva a pensar que siguen gobernando en diferentes partidos y nada cambia o cambia para peor (Pablo Martínez)
Respecto a los proyectos y la agenda que debería llevar adelante el nuevo Congreso a formarse, tanto para el sector, como para la sociedad en general, Martínez observa como indispensable que, en primer lugar, se asegure “la independencia de poderes y la estabilidad jurídica en el sentido de la propiedad privada. Eso es primordial. Después de eso tenemos que tratar un plan para llevar las retenciones a cero, como en cualquier país del mundo. También la apertura de exportaciones, que la Constitución Nacional nos asegura, como el tema de las restricciones a la carne”, entre otros temas.
Confianza y expectativas
Otro factor que jugará en estas elecciones es la confianza y las expectativas de los productores, sobre todo, respecto a cuál puede ser el papel que juegue el nuevo Congreso. Sin embargo, estos dos conceptos hoy no se encuentran en su mejor momento, en especial, por lo que significó la intervención del mercado de la carne vacuna.
Según la última encuesta que realizó el Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral (CEAgha) conocida como AgBarometer, donde se construye un índice de confianza del sector, esta iniciativa gubernamental “ha sido el detonante del cambio en el ánimo de los productores y más que contrarresta el optimismo que generan los buenos resultados de la campaña 2020/21. La incertidumbre política y macroeconómica, los impuestos y las retenciones , en forma abrumadora representan las mayores preocupaciones para los próximos doce meses”.
En diálogo con este medio, el director MBA en Agronegocios de la Universidad Austral, Carlos Steiger, consideró que las limitaciones a la exportaciones de carne afectó a todo el sector agropecuario, ya que “hizo presumir que apenas hubiera algún indicio de mejora en algún precio, el Gobierno iba a intervenir. Hoy la percepción que tenemos es que el ánimo del productor está muy bajo y con muy pocas expectativas. Los productores, más con el Congreso, son bastante escépticos en cuanto al tema político, hay un descreimiento muy grande”.
“En definitiva, más que tratarse del Congreso, el agro lo que pretende es que no se intervengan los mercados y que baje la presión impositiva. Hoy por hoy, cuando uno analiza los precios recibidos por los productores son los más bajos del mundo, por retenciones y por la brecha cambiaria. El productor no cree en las leyes, sino en el funcionamiento del mercado porque es eficiente. Es bastante poco lo que cree que puede hacer el Congreso. El sector agropecuario este año está proporcionando un récord de divisas y en el consenso del gobierno no creo que haya ningún cambio de ningún tipo. No saben cómo manejar el tema inflacionario, pero tampoco analizan la composición de los precios. En general, el sector tiene muy pocas expectativas”, destacó Steiger.
Por último, señaló que “hay que reconocer que cuando hubo una presencia de los agrodiputados (tras el conflicto de la 125) tampoco tuvieron un gran impacto. Lo que se ve es que desde lo institucional, gobiernos de distintos signos políticos, pero de provincias productoras, como Santa Fe o Córdoba, han estado en contra de la intervención, por ejemplo. Esa es la única perspectiva que hay, que los senadores puedan tener una mirada distinta al gobierno central, pero por lo que uno ve de cuántos pueden entrar (al Congreso), en el corto plazo, no se ven señales de una mejora del ánimo de los productores”.
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