El plan Transferencias 3.0, con el que el Banco Central espera masificar los pagos digitales y reducir el uso del efectivo, sigue su curso con un fecha marcada en el calendario, que es el 29 de noviembre. A partir de ese día todos los lectores de QR deberán recibir pagos de todas las billeteras electrónicas, tanto de bancos como de fintech. El plan supone que, a la hora de pagar, cada argentino sacará su celular del bolsillo, escaneará el código QR y decidirá si quiere pagar desde una cuenta bancaria o desde una cuenta virtual de una fintech. Para el comerciante, la acreditación del dinero será inmediata y con una comisión del 0,8% como máximo. Pero la letra chica del plan no termina de definirse y enfrenta a los dos sectores que deben conectarse entre sí.
La caja de resonancia de los roces entre bancos y fintech fue la Comisión Interbancaria de Medios de Pago (Cimpra), un ámbito en el que interactúan las entidades financieras con el BCRA y que en esta ocasión tuvo como invitadas a las fintech para debatir la implementación de las Interfaz Estandarizada de Pagos (IEP), el canal por el que se realizarán las transferencias. En los tecnicismos de esa Interfaz se definen cuestiones cruciales, tales como el reparto de las comisión máxima del 0,8% en cada pago y la forma de liquidación de las operaciones, con el costo financiero que implica.
Si bien la normativa para Transferencias 3.0 ya está sancionada desde 2020, en el mercado señalan que la IEP es clave para la implementación del sistema y lograr un buen funcionamiento desde el comienzo. Un punto resulta clave para todos los protagonistas de este negocio, incluyendo al BCRA: el QR interoperable debe ofrecer una buena experiencia para el usuario, con bajos niveles de error y facilidad al momento de pagar. Si el 30 de noviembre el sistema no funciona o tiene restricciones, será muy difícil de remontar frente a su competidor natural: el efectivo.
La semana pasada, en una reunión virtual de la Cimpra, se propuso contratar una consultoría para acelerar la creación de la IEP. La propuesta fue formulada por Modo, la billetera digital que pertenece a los bancos, dado que en su opinión el plan de pagos con transferencias “aún carece de definiciones clave” y sin la IEP “no se masificará por falta de definiciones técnicas y de negocio comunes a todos los actores”. Para ello, Modo puso sobre la mesa un proyecto de PwC Argentina, que incluye el asesoramiento y la elaboración de alguna normativa complementaria. De hecho, ofreció que el costo de la consultoría, de USD 200.000, quede a su cargo. Entre la fintech no cayó bien que sean los bancos los que ofrezcan pagar la asesoría que los involucra.
Sobre el plan de una consultoría para acelerar los tiempos, desde Modo señalaron que “en la medida que veamos oportunidades para contribuir a su desarrollo vamos a acompañar a todos los actores en el diseño y la implementación, con distintas propuestas concretas”.
Ninguno de los dos sectores, ni los bancos ni las fintech, muestran objeciones sobre la norma que regula el plan. Pero a la vez hay muchos recelos. En esa reunión de la Cimpra, el BCRA les pidió a unos y a otros que expliquen los avances sobre los mecanismos de interoperabilidad para asegurar que la fecha del 29 de noviembre sigue siendo viable. Pero nadie quiso mostrar el juego. En esa letra chica del nuevo sistema, hay quienes ven algunos fantasmas.
El plan se completa con otros actores como los 4 administradores tecnológicos designados por el BCRA. El sistema hoy funciona en base al sistema de QR que hoy opera solo uno de ellos, Coelsa. Otros dos, Prisma y Red Link, avanzan en un acuerdo para incorporarse. El cuarto administrador, Interbanking, aparece menos interesado ya que tiene el foco de sus negocios en otros servicios, destinados a las empresas. En todos ellos hay un asunto pendiente que es el tema impositivo: las cuentas recaudadoras, por las que pasaran todos los fondos del pago con QR interoperable, están gravadas con el impuesto al cheque, cuya alícuota es superior al 0,8% de comisión.
Por el lado de las tarjetas de crédito hay apoyo, por tratarse de un plan que reemplaza al efectivo, pero también preocupaciones. Tanto Visa como Mastercard reclaman que el pago con transferencias usará sus credenciales para hacer un pago con transferencias. Es decir, el consumidor podría utilizar su tarjeta de débito en el mostrador pero en realidad el pago es una transferencia de cuenta a cuenta. Ese dilema, explican en las emisoras de tarjetas, fue bien resuelto en Brasil poniendo ambos canales por separado.
Con un ritmo más lento de lo esperado, el plan ha logrado ciertos avances en materia de interoperabilidad. La billetera de Modo ya tiene más de 2,5 millones de usuarios, que acceden a ella bajándola en su móvil o a través de las apps de los 30 bancos que la integran (los más importantes del país a excepción del Banco Provincia, que optó por su propio proyecto, Cuenta DNI). El plato fuerte es que Modo pueda utilizarse para pagar en comercios con el lector de código QR de Mercado Pago, algo que ya ocurre en algunas cadenas puntuales se destacan supermercados como WalMart, La Anónima, Toledo, Changomás, Cadena Dar y Maxiconsumo; tiendas de comida rápida como Burger King, McDonald’s, KFC, Wendys y Mostaza, y comercios de otros rubros como Todo Moda, Open 25, Carnicería Res, Rapa Nui y Pigmento. También pusieron en marcha la aceptación de la billetera en 450.000 comercios operados por Fiserv, para pagar con QR a través de una terminal Posnet.
A su vez, en Mercado Pago señalan que otras billeteras también están operando en esas cadenas comerciales, tales como la muy difundida Cuenta DNI, BNA+ (del Banco Nación), Reba o Yacaré, una app de fuerte presencia del interior, entre otras.
Estos primeros datos concretos de interoperabilidad se dan a la vez de los contratiempos mencionados. No obstante, debe recordarse que el plan Transferencias 3.0 cuenta tanto con el respaldo explícito de todos los actores, tanto públicos como privados. El Banco Central lo puso al frente de su objetivo de reducir el uso del efectivo; los bancos armaron el proyecto Modo para competir con las fintech, léase Mercado Pago, en el mundo de los QR; y el universo fintech apuesta a que sea el verdadero campo de competencia con los pagos tradicionales. Con ese apoyo de todos los sectores, otra coincidencia es que todos ven el plazo máximo del 29 de noviembre como inamovible.
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