A comienzos de abril, el Gobierno italiano se enfrentó al difícil desafío económico de salvar a Alitalia, la hoy ex-aerolínea de bandera del país, tras la brutal crisis que significó la pandemia para para las compañías aéreas de todo el mundo. Las negociaciones con la Comisión Europea apuntaban a conseguir un salvataje a través de una inyección monetaria, abogando por “la importancia de tener una compañía aérea propia”, según declaraciones de Claudio Durigon, subsecretario del Tesoro italiano. Mientras el organismo europeo con sede en Bruselas otorgó 10.000 millones de euros a Air France-KLM y y 9.000 millones de euros a Lufthansa, Alitalia no recibió el mismo apoyo económico y no logró sortear la crisis.
El 14 de abril, unos 5.000 manifestantes pidieron en las calles de Roma una solución urgente para la parálisis que atravesaba Alitalia. La marcha había sido convocada por los sindicatos que venían de meses de protesta ante el atraso en el pago de salarios y el inminente peligro de quiebra. En aquella ocasión, Fabrizio Cuscito, secretario nacional del sindicato Filt Cgil declaró: “Hay miles de trabajadores que corren el riesgo de perder su trabajo y no tienen ayudas para llegar a fin de mes. Alitalia en el transporte aéreo está tan atrás en comparación con el resto de países europeos que ni siquiera se puede hablar de las propuestas”.
El problema de Alitalia no comenzó con la pandemia. La empresa estaba en un punto muerto desde el 2017 cuando ingresó a concurso de acreedores, primero porque ningún inversor privado se interesó en comprar la totalidad del negocio, el cual no arrojaba beneficios desde 2002, y además porque el Gobierno italiano buscó nacionalizarla mientras que Bruselas prefería una solución a través de inversiones privadas que no implique la inyección de ayudas públicas a una aerolínea que arrastra problemas financieros hace más de una década.
La empresa aérea italiana había acumulado pérdidas por un total de 11.400 millones de euros entre el 2000 y el 2020. Con la pandemia su facturación cayó un 65% llegando hasta el piso de 1.100 millones de euros.
Es así que el 15 de julio se hizo saber públicamente que de las cenizas de Alitalia surgiría ITA (Italia Transporto Aereo), nueva compañía que pertenecería en un 100% al Estado Italiano y que “estará plenamente operativa a partir del 15 de octubre, fecha en la cual deberán despegar los primeros vuelos”, según dijera el Ministerio de Economía italiano en un comunicado.
“Las conversaciones con la Comisión Europea han llevado a una solución constructiva y equilibrada, que garantiza la discontinuidad necesaria para cumplir con la normativa europea”, destacó el ministerio. Estas conversaciones no fueron tan amistosas como lo denota el comunicado oficial. Desde Bruselas se le exigió al gobierno que la nueva empresa rompa de cuajo con su antecesora, abandonando el logotipo de Alitalia y renunciando a aceptar billetes emitidos por esa empresa.
Con este anuncio se supo también qué pasaría con los 11.000 trabajadores que empleaba Alitalia. “Podrían ser contratados por la nueva empresa unos 2.800 ex-empleados de Alitalia en 2021 y 5.750 en 2022”, dijo en una nota el ministro de Desarrollo Económico italiano, Giancarlo Gioretti. Ante esto, desde los sindicatos manifestaron su descontento considerando la situación como “inaceptable”.
Luego de estas disposiciones, y como ya informó Infobae, fue que Tommaso Fumelli, country manager de Alitalia para Argentina y Chile, le anunció a la Federación Argentina de Asociaciones de Empresas de Viajes y Turismo (Faevyt) que todos los tickets emitidos por la antigua Alitalia con fecha posterior al 15 de octubre serían cancelados sin posibilidad de reprogramación con la nueva ITA ni con ninguna compañía del grupo SkyTeam. Además, Fumelli informó que el dinero devuelto por la cancelación de un boleto sería devuelto en pesos tomando el tipo de cambio al momento en que fueron emitidos, es decir que el monto habrá sufrido los efectos de la devaluación e inflación de la Argentina.
Desde la federación consideraron la posibilidad de iniciar acciones legales contra la compañía italiana. Dijeron además que sus asesores legales confeccionaron un informe para definir de qué modo proteger los intereses de los pasajeros que tengan reservas con Alitalia y de las agencias de viaje a las que representan.
Por el momento, Faevyt realizó un pedido formal a la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA por sus siglas en inglés), a la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC) y a lo que queda de Alitalia para que clarifiquen la situación de la aerolínea con la Argentina. “Por ahora no tenemos respuesta, estamos esperando novedades desde Italia”, dijeron a Infobae fuentes de Faevyt.
La compañía ITA, que reemplazará a la extinguida Alitalia, tendrá 8.000 puestos de trabajo menos que su antecesora
La última novedad sobre la nueva ITA se dio conocer en el día de hoy cuando la Autoridad de Aviación Civil italiana (ENAC) anunció la expedición del certificado de operador aéreo /AOC) a nombre de Italia Transporto Aereo (ITA) certificando así que “posee la capacidad profesional y organización empresarial necesaria para asegurar el funcionamiento de su aeronave en condiciones seguras”, según detalla el documento.
El permiso se otorgó tras un vuelo de prueba realizado el 16 de agosto, y es un paso importante para que la empresa pueda comenzar a vender tickets. “La esperanza es que la nueva empresa de referencia nacional contribuya a la reactivación del sector, contribuyendo de forma decisiva a superar las dificultades derivadas de la crisis pandémica “, explicó Pierluigi Di Palma, presidente de ENAC, en un comunicado.
Sin embargo, aún falta que la antigua Alitalia elimine sus rutas de los sistemas de venta para que la nueva ITA pueda comenzar la venta de boletos a nombre de la nueva empresa, que según anunciaron comenzarán las operaciones a partir del 15 de octubre.
Además comunicaron que ITA iniciará sus operaciones con 52 aviones, aumentando a 78 en 2022 y con la previsión de llegar a los 105 para el año 2025. También se informó que son 3.000 los empleados iniciales de la empresa, lo que significa una reducción de 8.000 puestos de trabajo respecto a los trabajadores de la ya desaparecida Alitalia.
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