Las nuevas regulaciones del Banco Central todavía están siendo digeridas por los inversores pero ya generaron consecuencias, que están dentro de los resultados previsibles de corto plazo. Por un lado subió el dólar libre ante las restricciones para operar en el mercado bursátil. Pero al mismo tiempo cayó el “contado con liquidación”, es decir el dólar financiero, ante la decisión de una gran cantidad de empresas de salir a desprenderse de los dólares que habían acumulado en sociedades de Bolsa.
Mientras tanto, la necesidad de emisión de pesos no afloja. El último dato divulgado por el Banco Central arrojó nuevamente el envío de dinero al Tesoro por $ 40.000 millones a través de adelantos transitorios. Con esta cifra ya suman $ 200.000 millones de emisión pura en el mes de agosto para hacer frente al gasto electoral. Semejante inundación de pesos explica por qué el titular del BCRA, Miguel Pesce, decidió restringir al máximo la posibilidad de dolarización para público y empresas.
La regulación del BCRA, conocida el jueves pasado, prohíbe a los inversores a mantener dólares en las cuentas comitentes de las Alyc, es decir las sociedades de Bolsa. A partir de ahora, cada dólar obtenido por la compra y venta de bonos o acciones debe ser depositado en una cuenta bancaria.
Esto genera además fuertes costos, en particular el pago del impuesto a los débitos y créditos, conocido como “impuesto al cheque”, que se aplica en este caso particularmente a las empresas (no a los individuos): 0,6% cada vez que entra el dinero y otro 0,6% cuando sale. Estos aumentos de los costos provocan que las empresas pierdan un instrumento clave para proteger sus patrimonios, buscando alternativas de dolarización.
A partir del mediodía, cuando el mercado se “despertó”, fueron notorias las operaciones de clientes mayoristas de las Alyc que buscaban desprenderse de sus posiciones en dólares y volver a pesos. Como consecuencia, el dólar contado con liquidación operado sin intervención oficial, ahora conocido como “dólar Senebi”, cayó de $ 177 a $ 173, una baja bastante abrupta y que marcó este inusual movimiento. Se trata del tipo de cambio que más se aproximaba al real a través de la Bolsa, pero ahora ya ni esa referencia quedó al tratarse un mercado con fuertes trabas para operar.
Durante toda la jornada hubo más vendedores de bonos dolarizados que compradores. Pero detrás no hay un motivo vinculado con la confianza que despierta el Gobierno, sino exclusivamente las restricciones para operar en el mercado bursátil cuando el objetivo es dolarizarse.
Con las nuevas regulaciones, muchas empresas optaron por desprenderse de los dólares que mantenían en cuentas comitentes de sus sociedades de Bolsa. Esa liquidación tiró para abajo la cotización del tipo de cambio bursátil, pero no impidió que el dólar libre trepe hasta los $ 183
Concretamente, la cantidad de trabas que impuso el Banco Central para operar (y la mirada silenciosa de la CNV) provocó no sólo una caída del volumen sino puntualmente ventas por parte de compañías que ya no tienen un destino concreto para esos dólares y prefirieron moverse en pesos. Volver a depositar los dólares en sus cuentas bancarias hubiera tenido un fuerte costo impositivo y además ese dinero quedaría virtualmente acorralado, ya que el BCRA autoriza un solo movimiento por mes de cuentas en moneda extranjera. Luego, el cliente debe pedir permiso al banco y justificar el motivo del movimiento del dinero.
Para el Central es una victoria de corto plazo y con grandes costos. Prácticamente no precisó intervenir en el mercado bursátil para controlar la cotización de los distintos dólares financieros. Pero lo logró a fuerza de un cepo cada vez más asfixiante que sólo genera desconfianza.
La “manta corta” para el BCRA es más visible que nunca. En un mercado inestable tuvo que optar por preservar las reservas. Claro que la decisión de restringir la posibilidad de dolarización a través de la compra y venta de títulos ya empieza a derramar sobre el único mercado que queda realmente libre, lo que se reflejó en una suba del tipo de cambio informal hasta $ 183, elevando todavía más la brecha respecto al tipo de cambio oficial.
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