Tras un tímido veranito de apenas dos meses de buen nivel de actividad, el mercado inmobiliario rural volvió a mostrar signos negativos en su desempeño durante julio pasado tras exhibir un descenso de casi el 18% en su principal índice de actividad, producto de cuestiones tales como la incertidumbre que abre las próximas elecciones legislativas, el cepo al dólar y la presión impositiva.
Juan José Madero, presidente de la Cámara Argentina de Inmobiliarias Rurales (CAIR), comentó a Infobae que “el sector inmobiliario rural se entusiasmó luego de verificarse dos meses seguidos de alza en la actividad. Parecía que el mercado mostraba signos de equilibrio frente al terrible año que se presentó en 2020 con las restricciones por la pandemia”.
“Esta baja de casi un 18% intermensual que se registró en la actividad de julio se debe principalmente al período preelectoral. Ya es un clásico en nuestro mercado y va más allá de los signos de gobierno, siempre sucede previo a cualquier comicio. Hay así una ralentización por parte de la inversión importante en campos. El inversor espera siempre hasta después de las elecciones para concretar una operación. Se busca comprar con el diario del lunes”, explicó.
Los campos se venden en dólares, no hay otra moneda para su cotización, por lo que los nuevos controles cambiarios afectaron aún más la actividad inmobiliaria rural
En el último relevamiento que realizó la CAIR entre sus asociados, la entidad verificó en julio de 2021 que el índice de actividad cayó a un nivel de 36,49 puntos. La baja reportada alcanza al 17,6% contra el mes anterior. La cifra se ubicó muy lejos del techo histórico del indice de la CAIR que fue de 97,5 puntos en 2011.
La Cámara consignó que “diversos factores continúan influyendo de forma negativa en el normal desarrollo del mercado, como la creciente brecha cambiaria y el cepo reforzado. Si bien los valores de los granos y la carne continúan sostenidos, la alta carga impositiva, las retenciones y, fundamentalmente, la proximidad de las elecciones de medio término, actúan como ralentizador en la actividad inmobiliaria rural”.
Cepo y elecciones
Madero comentó a este medio que “obviamente la operatoria en julio pasado se trabó más por el extra cepo aplicado en el mercado cambiario local que impide operar sobre la divisa. Los campos se venden en dólares, no hay otra moneda para su cotización. Cuando el acceso al dólar resulta dificultoso, por más que se pongan las partes de acuerdo en un monto, a la operación le cae arena en el engranaje”.
Madero refirió así que el índice de actividad cae así por debajo del 40 puntos porcentuales: es la mitad del nivel que se reporta el margen máximo histórico relevado por el sector: “toda operación se hace a cuentagotas. Es todo muy trabajoso y se concreta con mucha cautela” tanto por la parte compradora como por la vendedora.
En lo que se refiere al segmento de alquiler de campos, el titular de la CAIR comentó que los campos disponibles para encarar la próxima campaña fina “están todos alquilados: la campaña se cerró con un incremento del 10% en un valor de quintales por hectárea. Pese a que continúa abierta la venta de campos, está cerrado el ítem alquiler. El productor agrícola se jugó a la cosecha que vendrá luego de las próxima elecciones, para ello ya apostó antes de conocer los resultados”.
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