El fuerte avance de los medios de pago digitales durante la pandemia puso en el centro del escenario a las tarjetas prepagas, aquellas que requieren la carga previa de saldo para poder comprar. Su uso creció fuerte a través de dos caminos: el primero es la que las tarjetas prepagas son las vinculadas a las cuentas de las fintech, abriendo una serie de nuevas opciones para pagar sin efectivo. El segundo tiene que ver con la política social del gobierno, que tuvo a la Tarjeta Alimentar como uno de sus remedios para enfrentar la pandemia. En ambos casos, la tarjeta prepaga representó el primer contacto con el sistema financiero para millones de argentinos que no tenían ningún grado de inclusión en este terreno y que, por distintos motivos, no acceden a tarjetas de débito ni crédito.
Según datos del Banco Central, en 2020 se realizaron 80 millones de pagos con tarjetas prepagas, un 124% más que el año anterior. Representaron el 10% del crecimiento de los pagos minoristas. “El incremento en la utilización de este instrumento se vio favorecido tanto por la implementación de la Tarjeta Alimentar por parte del Gobierno Nacional en el marco del plan “Argentina Contra el Hambre”, como por la utilización de fondos disponibles en cuentas de pago brindadas por PSP que ofrecen cuentas de pago”, apuntó el Informe de Pagos Minoristas del BCRA.
El plan oficial llega a casi 3,7 millones de personas y las tarjetas son suministradas por los bancos públicos, esencialmente el Nación y el Provincia. Otorgan montos mensuales que varían según se trate de personas que perciben la Asignación por Embarazo ($6.000), o familias con uno ($6.000), dos ($9.000) o tres o más hijos ($12.000). Dado que ese dinero puede utilizarse únicamente para comprar alimentos, obliga al beneficiario a buscar comercios que reciban pagos electrónicos, generando el hábito de reemplazar el efectivo, en ocasiones, en ambos lados del mostrador.
Esa enorme masa de consumidores se repite en otro sector mayoritariamente no bancarizado o sub-bancarizado, es decir, que tiene una cuenta bancaria pero la utiliza solo para retirar el dinero, que es el de las fintech. Mercado Pago espera llegar en breve a los 4 millones de tarjetas de este tipo distribuidas en el país. “El 80% de los usuarios de nuestra tarjeta prepaga son personas que ingresan fondos en su cuenta, digitalizan efectivo para poder usarla. Esto es muy importante en términos de digitalización, formalización e inclusión financiera”, explican en la empresa.
Tanto las prepagas de Mercado Pago como las de Ualá, otra fintech líder que tiene en el país 3,5 millones de plásticos, son emitidas por Mastercard, que muestra números fuertes de crecimiento en este segmento. Entre 2019 y 2020, la cantidad de tarjetas prepagas que emitió en el país se incrementó en un 116%. En 2021 la tendencia continúa, ya que aumentó otro 65 por ciento.
“En medio de la explosión de pagos digitales que trajo la pandemia, las tarjetas prepagas marcaron un antes y un después en la industria. Permite una mayor inclusión financiera en segmentos no bancarizados, incluidos los adolescentes, ya que para utilizar este método no es necesario tener verificación o historial bancario”, señalaron en Mastercard.
Cómo se utilizan
Las tarjetas prepagas pueden cargarse con dinero en efectivo depositado en redes extrabancarias (como Rapipago, Pagofacil o Provincia Net), con dinero recibido a través de transferencias desde cuentas bancarias o virtuales o, en el caso de la Tarjeta Alimentar, con fondos girados desde el Estado. Tres claves sobre su uso se destacan:
- Apunta a los no bancarizados: no hace falta calificar para acceder a estas tarjetas. Por eso abre la posibilidad de tener dinero plástico a un público habitualmente no contemplado por los bancos: empleados informales, jóvenes, extranjeros y aquellos con un historial negativo en el sistema financiero.
- Facilita el consumo online: muchas suscripciones a servicios digitales no pueden hacerse sin una tarjeta. Por eso, una tarjeta prepaga permite contratar servicios como Netflix, Spotify o las aplicaciones de delivery. También habilitó la posibilidad de comprar online para muchos casos en que hacerlo en efectivo contra entrega no es viable. De ese modo, las prepagas incluyeron a un enorme segmento de la población en la masificación del comercio electrónico. En Mercado Pago destacan que el dato más llamativo del último año sobre la tarjeta prepaga es el crecimiento de su uso digital por sobre su uso presencial.
- Controla mejor los gastos: al no tener posibilidades de financiar, se puede gastar solamente lo que se tienen en el saldo, que se puede recargar cuando se agota. Por eso la tarjeta prepaga es para aquellos que en el sistema no tienen crédito, pero sí tienen ingresos con los que gastar. Por supuesto, no tienen la posibilidad de comprar en cuotas o de acceder a promociones como sí tienen las tarjetas de crédito y de débito.
Tarjetas y pandemia
El avance de los medios de pago digitales en la pandemia no fue para todos por igual. Según el Indice Prisma que releva su funcionamiento, en el segundo trimestre del año el uso de tarjetas de crédito medido en cantidad de transacciones creció un 34% en relación al mismo periodo del año anterior, mientras que el de la de débito creció un 50%, señalando uno de los rasgos principales del boom de los pagos electrónicos. La explicación reside en que la primera tuvo que enfrentar a una fuerte caída en el consumo, aliviada solamente por los planes Ahora para pagar en cuotas.
La tarjeta de débito, en cambio, fue la estrella: su uso creció al compás de la cuarentena ante las dificultades para acceder a los cajeros automáticos. Para quienes poseen una tarjeta prepaga, retirar dinero en efectivo de sus cuentas también es una opción: con la Mastercard de Mercado Pago o de Uala se puede retirar dinero en los cajeros de Red Link o Banelco, con una comisión de $110.
En el segundo trimestre del año el uso de tarjetas de crédito medido en cantidad de transacciones creció un 34% en relación al mismo periodo del año anterior, mientras que el de la de débito creció un 50%
El crecimiento de las prepagas, preponderante en el segmento de los no bancarizados y los que utilizan cuentas fintech, se da al mismo tiempo de la revalorización del uso de la de débito para poder comprar. Mastercard se apresta a incorporarle servicios que hasta ahora existían únicamente para las tarjetas de crédito, tales como protección de compra, seguro contra robo en cajero, garantía extendida o cobertura por robo de celular. Esas prestaciones para las distintas versiones de la tarjeta de débito -Standard, Black y Platinum- entrarán en vigencia a partir de septiembre y marcan una novedad en cuanto en términos de experiencia del cliente ya que excede la ventaja de reemplazar el efectivo.
Tanto en tarjetas de débito como prepagas, la empresa -al igual que Visa, su competidora directa- apuesta a la expansión de la tecnología contactless, que acelera la transacción acercando la tarjeta a la terminal de cobro sin necesidad de entregársela al comerciante. Según un estudio de Mastercard, siete de cada diez consumidores argentinos utilizarán una tarjeta de este tipo durante este año.
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