Hoy se anunciará la inflación de julio, que se ubicaría debajo del 3% gracias al congelamiento de dólar, tarifas y naftas

El Gobierno apuesta a mantener estos niveles al menos hasta las elecciones, apostando a la recuperación del salario. En siete meses se llegó a la pauta anual del 29% del Presupuesto

Una mujer mira el precio de unos aceites en un supermercado en Buenos Aires (Argentina). EFE/Juan Ignacio Roncoroni/Archivo

Por primera vez en diez meses la inflación se habría ubicado debajo del 3%, algo que no sucedía desde septiembre del 2020. La confirmación llegará hoy cuando el INDEC divulgue la inflación de julio, reflejando el impacto de los congelamientos de tarifas, combustibles y dólar oficial (que apenas subió 1% el mes pasado). El Gobierno buscará sacar provecho del dato: aún cuando se trata de niveles altísimos para cualquier país “normal”, se trata del cuarto mes de baja consecutiva.

También habría ayudado a tener una disminución del índice inflacionario la mayor estabilidad del precio de la carne, que en los primeros meses del 2021 tuvo un fuerte impacto por las continuas subas. Sin embargo, en general el rubro alimentos seguiría aumentando al mismo ritmo o incluso por encima del índice general.

Con el aumento registrado en julio, la inflación acumulada en los primeros siete meses del año se acercaría al 29%, que fue el nivel estimado por Martín Guzmán para todo 2021 en la ley de Presupuesto. La inflación de los próximos meses se ubicaría en el rango del 2,5% al 3% mensual al menos hasta noviembre. En todo el año finalizaría en niveles cercanos al 48%, de acuerdo a las estimaciones del Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) que efectúa mensualmente el Banco Central.

La baja de la inflación, luego de haber tocado un pico de 4,6% en marzo pasado, luce como un fenómeno transitorio. La acumulación de congelamientos lleva a fuertes desequilibrios que tarde o temprano habrá que empezar a desandar. El más relevante es el “planchazo” del tipo de cambio oficial, que viene aumentando a un ritmo de 1% contra una inflación que por lo menos es del triple.

Para el Gobierno será prácticamente imposible mantener este ritmo de suba mucho más allá de las elecciones legislativas. El objetivo de usar al dólar como ancla antiinflacionaria está dando resultado, pero es insostenible por mucho más tiempo. Por eso, ese aumento gradual que se espera del tipo de cambio oficial para acercarse a los niveles mensuales de inflación tendrá un impacto en los costos de insumos importados que finalmente se trasladarán a precios.

De la misma manera, el congelamiento de combustibles en la segunda parte del año tampoco puede mantenerse por mucho tiempo más, considerando la inflación acumulada y que además sigue aumentado el valor del petróleo a nivel internacional. Eso sí, los aumentos acumulados en la primera parte del año dejaron un buen “colchón” para aguantar en este período preelectoral sin nuevos ajustes.

Además, también habrá presiones para subir las tarifas, sobre todo por la necesidad de ajustar las cuentas públicas. En la medida que los valores se mantienen semi congelados, se produce automáticamente un fuerte salto en los subsidios económicos que impacta en el déficit fiscal. Este efecto ya se nota a pleno en 2021 y podría agravarse peligrosamente el año próximo.

Los altos niveles de expansión monetaria también presagian más inflación futura. Luego de un primer semestre donde casi no hubo transferencias del Central al Tesoro, la segunda parte del año está recuperando terreno perdido. Sólo en lo que va de agosto el Central emitió $160.000 millones y para el semestre se espera una cifra cercana a los $900.000 millones.

Por supuesto que el ministro de Economía, Martín Guzmán, buscará sacar provecho político pensando en las elecciones legislativas. No sólo enfatizará que la inflación viene mostrando una tendencia descendente tal como él lo había prometido en marzo, sino que además asegurará que se trata de un fenómeno permanente. De la misma forma, en los últimos días aseguró que el repunte económico no tenía que ver con la caída de 10% del año pasado, sino que se trata de un proceso de crecimiento genuino.

Lo que no parece haber causado un fuerte efecto en los precios es el abandono del programa de Precios Máximos, que establecía tope para más de 2.000 productos en supermercados. Sin embargo, no se observaron remarcaciones excesivas por este motivo, aunque los productos de almacén continúan con remarcaciones mensuales en línea con la inflación.

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