Un indicador paralelo de la pobreza que realiza el Gobierno nacional registró que por la pandemia casi la mitad de la población fue empujada a esa situación de vulnerabilidad económica. Se trata del índice de la pobreza multidimensional, que mide otros aspectos como vivienda, empleo o salud, y que alcanzó el 49,6% de los habitantes, lo que equivale a unas 22,7 millones de personas.
Esa medición es realizada por el Consejo de Coordinación de Políticas Sociales, una oficina que depende de Presidencia de la Nación y que hasta hace dos semanas fue conducido por Victoria Tolosa Paz, quien dejó ese cargo para ser la primera candidata a diputada nacional bonaerense del Frente de Todos, sin que aún se conozca su reemplazante. Según explicó el organismo, “con el propósito de arribar a un índice de pobreza multidimensional basado en el enfoque de derechos, se seleccionaron indicadores que contemplen las siguientes dimensiones: vivienda, hábitat y servicios básicos, educación, empleo y protección social y salud”. Según la metodología oficial, un hogar puede ser considerado pobre de manera multidimensional si tiene carencias en dos de los aspectos anteriores.
El índice de la pobreza multidimensional, que mide otros aspectos como vivienda, empleo o salud, alcanzó el 49,6% de los habitantes a fines de 2020, lo que equivale a unas 22,7 millones de personas
En ese sentido, los criterios de consideración para establecer esa medición alternativa de la pobreza toman en cuenta la “precariedad de los materiales de la vivienda, hacinamiento, tenencia insegura de la vivienda, condiciones sanitarias deficientes, ubicación de la vivienda en zona vulnerable”, respecto al primer ítem incluido.
Por otra parte, el indicador estudia el nivel de “inasistencia a un establecimiento educativo en las edades obligatorias, rezago escolar de los asistentes, logro educativo insuficiente” respecto a la educación; y por otro lado las ”dificultades para acceder al empleo remunerado, precariedad laboral de los trabajadores, déficit de cobertura previsional de los adultos mayores y ausencia de doble cobertura de salud (obra social o prepaga)”, sobre el empleo y la salud.
El Consejo de Políticas Sociales aclaró que no se trata de una medición que reemplace al índice de pobreza por criterio monetario que elabora el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec), sino que se trata de un indicador complementario, que busca establecer otras causas y alcances de la pobreza para que el Estado diseñe respuestas de política pública diferentes a las que solo tienen en cuenta la situación económica.
Tras el primer impacto de la pandemia en la economía argentina, el indicador de la pobreza multidimensional había pegado un salto de casi 20 puntos porcentuales: subió desde el 28,8% que había registrado en el primer semestre de 2019 hasta el 47 por ciento. El golpe que significó a los ingresos y los empleos de las familias la cuarentena estricta de los primeros meses de crisis sanitaria se tradujeron en un fuerte deterioro de las condiciones sociales.
Ya en los últimos meses del año, con una reapertura progresiva de las actividades y la flexibilización de restricciones de movimiento, la actividad comenzó un camino de recuperación muy paulatina, por lo que ese impacto en la pobreza y el desempleo fue menor.
El Consejo de Políticas Sociales aclaró que no se trata de una medición que reemplace al índice de pobreza por criterio monetario que hace el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec), sino que se trata de un indicador complementario
En ese sentido, el indicador de pobreza multidimensional varió desde el 46,9% de la primera mitad del año hasta el 49,6% con el que cerró el año de la pandemia lo que representa al 39,8% de lo hogares. De esa manera, en un año y medio poco menos de 10 millones de personas pasaron a estar bajo la condición de pobreza multidimensional.
Por otro lado, el mismo organismo realizó una suerte de metodología “integrada” entre las dos mediciones de pobreza. Así, estableció que un 32,6% de la población es, al mismo tiempo, pobre medido de forma monetaria y multidimensional y solo un 41,5% de los habitantes no son pobres de ninguna de las dos maneras.
Según el Consejo de Políticas Sociales, “en los últimos años distintos países comenzaron a desarrollar diversos procesos de modernización y actualización metodológica, a partir de los cuales lograron complementar el enfoque de pobreza por ingresos con un enfoque de privación multidimensional”.
En ese sentido, remarcaron que “tanto Colombia como Ecuador, Costa Rica, Chile, El Salvador y Brasil toman a los hogares como unidad de análisis, mientras que México toma a las personas. Uruguay presenta dos ejercicios, en uno toma a las personas y en el otro a los hogares”, ejemplificaron.
“Esta medición busca resaltar los aspectos/dimensiones en los que la población padece carencias y ayuda a mostrar cómo se interrelacionan dichas carencias. Esto puede permitir a los formuladores de políticas asignar los recursos y diseñar las acciones de un modo más eficaz”, consideró el organismo en un informe.
El organismo midió que un 32,6% de la población es, al mismo tiempo, pobre medido de forma monetaria y multidimensional y solo un 41,5% de los habitantes no son pobres de ninguna de las dos maneras
El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires ensayó este año realizar una medición de pobreza multidimensional que fue publicado en febrero, pero que solo tiene como alcance el 2019. Como resultado de ese sondeo, la conclusión fue que hacia finales de ese año el 15,3% de los hogares de la Ciudad era pobres multidimensionales mientras que en los hogares con presencia de menores de 18 años lo eran el 25,7 por ciento.
El instituto de estadísticas porteño tomó en consideración para elaborar la medición cinco dimensiones: Alimentación, Salud y cuidados, Vivienda y servicios, Equipamiento del hogar y Privación social y Educación, en lugar de hacerlo exclusivamente a través del nivel de ingresos.
En el ámbito privado, el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica (UCA) diseñó una medición de pobreza multidimensional que solo abarca hasta finales de 2019, meses antes del inicio de la pandemia. A fines de ese año había un 46,7% de la población en esa situación de vulnerabilidad y midió que el 21,4% es pobre en ambos aspectos: multidimensional y monetario.
El último dato de pobreza monetaria que publicó el Indec es del segundo semestre de 2020, cuando ese indicador alcanzó el 42 por ciento. La próxima actualización tendrá lugar en septiembre, cuando se agreguen los datos de la primera mitad de 2021.
Según Leopoldo Tornarolli, economista e integrante del Centro de Estudios Distributivos, Laborales y Sociales (Cedlas) los últimos datos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del Indec indican que la tasa de pobreza entre el cuarto trimestre del 2020 y el primero de 2021 habría sido de 42,4%, es decir levemente superior al 42% con el que cerró el año pasado.
La medición de pobreza multidimensional toma en cuenta dimensiones como vivienda, hábitat y servicios básicos, educación, empleo y protección social y salud
“El próximo dato oficial de pobreza se publica a fines de septiembre, y es el del primer semestre de 2021. Aun no tenemos toda la información para estimar con cierta precisión, pero mi impresión es que va a ser parecido, o tal vez algo menor, al 42% del segundo semestre de 2020″, explicó el economista por Twitter.
La Ciudad, en tanto, publicó en junio pasado que en el primer trimestre del año la pobreza monetaria aumentó en la Ciudad de Buenos Aires en el primer trimestre de 2021 y alcanzó al 26,5% de la población, lo que representa unas 817.000 personas. El instituto porteño midió que si bien se recuperaron los ingresos laborales de algunas familias, eso se compensó con la aceleración inflacionaria de los primeros meses del año.
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