El Gobierno llama al fenómeno “recuperación a dos velocidades”. Y los empresarios lo reconocen. Este contexto de rebote económico tras la fuerte crisis registrada en 2020 producto del Covid no es extensible a todos los sectores y a pesar de que el avance de la vacunación mejoró el escenario, la brecha aún se siente. Y fuerte. Mientras que algunos se llenan la boca con elogios al “modelo industrialista” y disfrutan del importante repunte que están teniendo en materia de actividad, otros lloran aún la pandemia, cuestionan la “falta de un plan económico” y viven el momento actual con un gran nivel de incertidumbre. En el medio, se mezcla la política en un año de elecciones.
“Hay recuperación y va a haber una tasa de crecimiento que parece interesante, lo cual no quiere decir que sea homogénea, pero la tendencia es positiva”, remarcó a Infobae el titular de la UIA, Daniel Funes de Rioja. Lo que le preocupa es el empleo, que crece lentamente -lo hacen mucho más las horas extras- y que se ve desalentado, según el directivo, por medidas como la prohibición de despedir o la doble indemnización, entre otras. “Tenemos que recuperar el empleo industrial. Estamos lejos de los niveles deseables según la realidad del sector privado. La industria emplea hoy entre 1 y 1,1 millón de trabajadores y deberíamos llegar a 1,5 millones”, sostuvo el abogado.
También se refirió a las dificultades para emplear personal en la Argentina el presidente y CEO de la constructora Criba, Santiago Tarasido, quien cuestionó esta falencia del país aún en un escenario positivo para su sector. Junto con la industria, la construcción son los grandes dinamizadores de la actividad tras la crisis del 2020. “Mientras que en el resto del mundo el empleo reacciona rápido, en la Argentina hubo poco rebote; y no se hace mucho porque esa situación se modifique. Hay muy pocos incentivos para que las empresas tomen trabajadores”, manifestó.
“Tenemos que recuperar el empleo industrial. Estamos lejos de los niveles deseables según la realidad del sector privado. La industria emplea hoy entre 1 y 1,1 millón de trabajadores y deberíamos llegar a 1,5 millones” (Funes de Rioja)
Así como las situaciones de cada rubro y empresa son muy diversas, también las expectativas hacia adelante difieren según el caso. Pero hay un denominador común: no hay empresario al que no le preocupe la situación sanitaria y el impacto que pudiera tener un avance más pronunciado de la variante Delta, así como tampoco nadie que ignore los efectos negativos de tener una inflación cercana al 50%, cuando la expectativa de comienzos de año era del 29%, junto con el crecimiento de la pobreza y la indigencia.
“Mi único miedo es que vuelva la concepción ideológica anterior”, disparó el industrial santafesino Guillermo Moretti, al ser consultado sobre si tenía incertidumbres hacia adelante. Como a tantos otros, y más los vinculados con la industria de la construcción, las ventas se le dispararon a mediados del año pasado y esa dinámica persiste. Defiende “el proceso de industrialización que se generó, con el freno a las importaciones que hubo”, pero reconoce que “la inflación se desbandó”. “Los precios me preocupan. Yo pensaba que a esta altura del campeonato la inflación iba a estar en 35%. Hoy la tenemos desbandada como consecuencia de una mezcla de suba en los precios internacionales, aprovechamiento de algunos, achique del mercado y querer con menos cantidades suplir los déficit”, afirmó el a su vez vicepresidente de la UIA.
El textil Teddy Karagozian es otro de los optimistas y defensores del actual modelo a ultranza. Afirma que nunca invirtió tanto como ahora en la historia de la empresa y se anticipa a afirmar que la demanda se va a sostener porque no hay ni habrá dólares. “La Argentina no puede endeudarse más y sólo puede salir a través del trabajo. Y la industria textil es la que más trabajo genera. Nadie podría volver a experimentar las barbaridades que hizo el gobierno de Macri”, sostuvo. ¿Errores? “Seguir machacando con la doble indemnización y el impuesto a la riqueza”, dijo, pero reconoce el “ímpetu que se le está dando a la producción nacional”. A diferencia de muchos otros empresarios que advierten que no hay plan económico y que eso es lo que hace falta para que la Argentina pueda comenzar a cambiar el rumbo, Karagozian aseguró que sí lo hay y que tiene que ver con aumentar la producción para generar empleo y que esté distribuido en el interior del país.
En las grandes empresas, las que han cuestionado al kirchnerismo y defendido la gestión de Macri, mantienen una visión crítica y de alto nivel de incertidumbre. Admiten que hubo una suave recuperación a partir de los bajísimos niveles del año pasado, pero que aún falta para llegar a los valores del 2019. La pregunta que todos se hacen es cómo seguirá el escenario político y económico, asumiendo que vuelve la “nueva normalidad”. Nadie sabe cuál será el efecto de la variante Delta, sostienen, aunque confían en que con el avance de la vacunación no tenga el mismo efecto que las anteriores.
Al respecto, el dueño de Swiss Medical, Claudio Belocopitt, precisó que “es un tema complejo desde el punto de vista de los contagios que puede generar”, aunque “lo que está indicando hasta ahora -sucedió en Inglaterra- es que en la población vacunada no genera mayor internación y, por ende, no aumenta la mortalidad”. Según remarcó el empresario, “si el sistema de salud resiste, se puede encarar mucho más libremente la política económica y no habría riesgos de que economía se siga dañando”.
“La Argentina no puede endeudarse más y sólo puede salir a través del trabajo. Y la industria textil es la que más trabajo genera. Nadie podría volver a experimentar las barbaridades que hizo el gobierno de Macri” (Karagozian)
El problema que se está percibiendo en algunos sectores, como el industrial, es que muchos trabajadores no quieren vacunarse, por lo que mantienen la dispensa de retornar a sus empleos. Funes de Rioja señaló que se está planteando la problemática ante el Ministerio de Trabajo para buscar que esa persona pueda quedar liberada de concurrir a su empleo pero sin cobrar el salario.
Respecto del sector de salud, Belocopitt precisó que si bien se logró el ajuste en las cuotas, los aumentos no alcanzan para cubrir las subas de los costos, la industria tiene una crisis de financiamiento enorme, y “hasta que no haya una mesa que trascienda la política de un gobierno, el sistema va a estar muy amenazado”.
En medio de este escenario complejo en materia económica y sanitario, la política está en campaña. Y la incertidumbre sobre lo que sucederá, no sólo en términos de resultados sino de política económica luego de los comicios, hace que algunos sectores se vean afectados y sufran la demora en la toma de decisiones. A modo de ejemplo, la incertidumbre cambiaria genera que muchos actores demoren las definiciones en materia de inversiones en el sector inmobiliario, reconoció Tarasido.
En las grandes empresas esperan tener ideas claras sobre cómo continuará la política económica y social y reiteran que son imprescindibles los acuerdos entre todos los sectores políticos que sienten las bases de un modelo de crecimiento estable que genere inversiones y empleo. Pero admiten que ésta es una misión casi imposible en la Argentina, y menos en plena campaña electoral. “Tenés que tener un programa macroeconómico que tenga una aceptación lo más amplia posible. Clarificar el acuerdo con el FMI, firmarlo, y que la Argentina pueda acceder al mercado de capitales”, dijeron desde una importante entidad empresaria. Sobre las elecciones, “sin dudas se prefiere que haya un equilibrio de fuerzas en el Congreso, que es bueno para el sistema democrático”, agregaron las fuentes.
“No estamos preocupamos por quién gane o quien pierda en las elecciones porque gane uno u otro, muchas cosas no van a cambiar en la Argentina debido a que se necesita un cambio rotundo, cultural, en la manera de gobernar. Y para eso hay que generar consensos” (Grinman)
Por su parte, el titular de la UIA evitó pronunciarse en favor o en contra de un partido debido a la pluralidad de la institución, dijo que “son procesos democráticos y naturales” y que por eso desde la entidad se trabaja en un “libro blanco” con propuestas concretas de políticas de Estado para presentarle a las autoridades.
“No estamos preocupamos por quién gane o quien pierda en las elecciones porque gane uno u otro, muchas cosas no van a cambiar en la Argentina debido a que se necesita un cambio rotundo, cultural, en la manera de gobernar. Y para eso hay que generar consensos”, remarcó el presidente de la Cámara Argentina de Comercio, Mario Grinman. Y agregó que “la mayor preocupación de los miembros de la entidad es cómo se combate la pobreza y se mejoran los sistemas de salud y la educación”.
En materia de actividad, el sector comercial es uno de los que peor la está pasando, con rubros como el gastronómico que no levanta cabeza y que ha perdido una gran cantidad de empleos, y otros que están repuntando en materia de ventas pero aún siguen en niveles lejanos a los de 2019.
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