A la noticia de la crisis de Garbarino, la mayor cadena de electrodomésticos del país, días atrás se supo que otra de las empresas del rubro, Ribeiro, afronta problemas. En medio de un contexto financiero desfavorable, con caída fuerte del consumo para esa industria, la cadena de la familia homónima había dejado de pagar salarios, comenzó a cerrar locales, suspendió su sitio de e-commerce y, según trascendió en el mercado de retail, busca un socio para capitalizar la compañía.
La última noticia indica que Ribeiro presentó la convocatoria de acreedores para evitar la quiebra. Así lo confirmó hoy Manuel Ribeiro, presidente de la empresa, quien confía en la medida les permitiría “seguir vivos como compañía” e intentar la recuperación para volver a la normalidad. “La situación macro del país y del mundo no ayudaron a pesar del atractivo que significa una empresa con gran cantidad de clientes y su perfomance en el mercado”, argumentó.
“La decisión no fue fácil para una empresa familiar con más de 110 años de existencia, que junto al país superó innumerables crisis económicas y financieras, tal vez la más fuerte y no tan distante fue la de 2001/2002, que llevo al país, a su gente y a sus empresas a una situación de gravedad extrema”, aseguró el empresario en una carta pública. Allí detalló cómo la cadena se recuperó de ese momento y llegó a tener anual facturación anual de casi USD 370 millones en 2017, antes de la devaluación.
“No tiene mucho sentido explayarnos sobre la gran crisis económica que vive el país desde el 2018 en adelante porque ustedes la viven a la par. La caída en el nivel de actividad y por ende en los resultados de la empresa, se originaron como dijimos con la devaluación del año 2018 y sus consecuencias inmediatas, es decir altas tasas de interés e inflación y en contraposición la baja en el poder adquisitivo de nuestro cliente promedio, afectaron de manera ostensible la venta y por ende la situación económica y financiera de la compañía”, agregó.
El deterioro económico-financiero de la empresa se aceleró “llegando a una situación extrema a mediados de marzo de 2020″, unos días antes de la cuarentena obligatoria. “En ese momento tuvimos que tomar la decisión final de tener que optar por subsistir, manteniendo una operatividad mínima, sabiendo que estaba en juego la continuidad de nuestra empresa centenaria. Esta decisión nos permitiría la posibilidad de seguir vivos como compañía para intentar la recuperación y así poder intentar volver a la normalidad”.
Ribeiro detalló que los accionistas de la empresa reinvirtieron en la sociedad casi USD 20 millones entre 2018 y 2019, y lamentó que no alcanzaron a firmar con proveedores un compromiso vía fideicomiso en garantía para provisión de mercadería.
“Sin stock suficiente no pudimos acompañar el crecimiento de venta on-line”, describió. La empresa intentó buscar un socio inversor y estaba dispuesto a ceder el control accionario: “Tuvimos dos interesados en donde invertimos varios meses de pre-Due Diligence, pero las negociaciones terminaron inconclusas”.
Manuel Ribeiro pidió un nuevo voto de confianza y cree que el concurso de acreedores “no es el fin, sino por el contrario un mecanismo que nos da la ley para reordenar la compañía y continuar la búsqueda de inversores y financiamiento que nos permitan volver a tener una compañía operativamente rentable”.
“La pandemia muestra signos de ceder. También seguramente volveremos a una economía más normal en el mundo y Argentina, que nos permitirá implementar un plan y una estrategia seria para proyectar y planear en el largo plazo. Con un enorme agradecimiento por lo vivido hasta ahora, y pidiéndoles nuevamente disculpas y comprensión por la actual situación, los saludo con afecto”, cerró el empresario.
Ribeiro, que fue fundada hace 110 años en San Luis, había cerrado en los últimos meses sucursales en Mendoza, San Juan y Santa Fe.
Garbarino, sin solución
Desde hace un año en manos de Carlos Rosales –dueño de una aseguradora y dirigente de fútbol–, la mayor cadena del país, con 3.800 empleados, anunció semanas atrás que se había caído la negociación con un interesado en compara la cadena.
Según fuentes sindicales, desde mayo Garbarino no paga salarios y en el mercado es notorio el cierre de algunos de sus locales emblemáticos.
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