Un cono monetario que no se actualiza a la misma velocidad que cae el valor del peso genera todo tipo de dolores de cabeza a los usuarios de servicios bancarios que necesitan recurrir al dinero en efectivo. La enorme cantidad de billetes de $100 en circulación, apenas la cuarta denominación más alta entre los billetes en circulación en el país, hace que la capacidad de los cajeros automáticos se vea rebasada a pesar de que su valor se cayó en picada. Así, los bancos se vieron obligados a limitar el monto que se puede extraer en una sola operación en una medida que fastidia a los usuarios.
Con la inflación al galope, el valor de los billetes con las efigies de Julio Argentino Roca, Eva Perón o la taruca, según su fecha de origen, está por el piso y eso obliga a los bancos a poner límites a la cantidad de dinero que se puede conseguir con una sola extracción.
La explicación está en la forma que tomó el cono monetario argentino. El billete que hasta 2016, cuando equivalía a casi 7 dólares, fue el más alto de la línea, hoy vale solamente 60 centavos de dólar, con lo que es muy poco lo que el consumidor puede comprar con él. Problema que se volvió aún peor con la inyección de dinero que supuso el pago de aguinaldos, los bonos para jubilados y otras medidas expansivas del Gobierno. Fue así que los bancos se han visto obligados a llenar los cajeros con algunos de los 2.703 millones de billetes de 100 pesos que circulan en el país.
“El nuevo límite de extracción informal es de $4.000 pesos. Está lejos de ser un techo normativo o una prohibición a sacar más dinero en papel, pero es una dificultad muy real”
Esos billetes explican más del 40% de los papeles en circulación en la Argentina, de un total de 6.728 millones que circulan en total. Los de $200 representan algo más del 7% del total con 492 millones, los $500 el 16% del total con $1.132 millones y los de más alta denominación, los de $1.000, representan el 15,6% del total con 1.052 millones en existencia, según datos a principios de julio.
Pero la disponibilidad de billetes de $500 y $1.000 todavía es limitada y, mientras tanto, los bancos tienen que arreglarse con 10 billetes de $100 por cada uno de $1.000 que falta. En ese contexto, el nuevo límite de extracción informal es de $4.000 pesos. Está lejos de ser un techo normativo o una prohibición a sacar más dinero en papel, pero es una dificultad muy real. Muchos bancos añadieron ese límite por extracción, sencillamente porque sus cajeros no pueden entregar más de 40 billetes en cada operación.
Por eso, para retirar la totalidad del tope diario que les permiten sus bancos, muchos clientes se ven obligados a sacar varias veces de a $4.000 para alcanzar el monto deseado. Esto quiere decir que, por ejemplo, un jubilado que cobra la mínima -algo más de $23.000 en julio- tiene que hacer 5 extracciones para tener su haber en la mano.
Una vía para acceder al efectivo pero sin pasar por los cajeros es retirarlo a la hora de pagar con tarjeta de débito en la caja de supermercados, estaciones de servicio, farmacias y otros comercios. Este mecanismo se expandió con fuerza durante la pandemia, para evitar ir al banco. En abril pasado, un acuerdo celebrado entre las emisoras de tarjetas y las dos principales prestadoras del servicio de cobros de esos comercios, Prisma y Fiserv, dispuso que el tope para esos retiros sea de $15.000 diarios, ya que el anterior límite de $8.000 había quedado desactualizado por la inflación. Ese número sirve de referencia para ver que el tope de $4.000 por extracción que hoy existe en muchos cajeros es escaso para muchos usuarios.
En realidad, según explicaron esas empresas, el límite para retirar billetes en los comercios es fijado en cada momento por los cajeros, ya que depende de lo que se dispone en la caja. De lo contrario, en un comercio pequeño o de poco movimiento, varios retiros sucesivos podrían dejarlo sin nada de efectivo, lo que tampoco es bueno.
Durante la pandemia, al mismo tiempo que se expandieron estos mecanismos de retiro en comercios (o en empresas de cobranza como Rapipago, Pagofácil o Provincia Net), se estancó el crecimiento de la red de cajeros bancarios. Según los datos del Banco Central, en abril funcionaron en la Argentina 17.613 cajeros automáticos, de los cuales 13.177 están ubicados dentro de las sucursales bancarias y 4.436 están fuera de ellas. En el último año, dentro de los bancos se instalaron solamente 86 cajeros nuevos. Las restricciones de la “nueva normalidad” hicieron que muchos se volcaran a reducir el uso del efectivo al mismo tiempo que quedó en evidencia la poca capilaridad del sistema financiero en muchos lugares del país, en particular el conurbano bonaerense.
Está en marcha un proceso para la creación de una nueva familia de billetes dedicada a próceres y personalidades históricas
Según pudo saber Infobae, ninguna de las dos grandes redes de cajeros, Red Link y Banelco, registra planes significativos de instalación de nuevos cajeros en las sucursales, aunque la decisión de hacerlo no parte de ellas, sino de los bancos. Al mismo tiempo, se multiplican las formas de pagar sin utilizar billetes.
Nuevos billetes
Mientras tanto, las iniciativas oficiales por sumar billetes de mayor denominación no muestran mayor apuro. En el Banco Central admiten que está en marcha un proceso para la creación de una nueva familia de billetes dedicada a próceres y personalidades históricas.
No es ningún secreto. El propio presidente Alberto Fernández lo aseguró en junio pasado durante una visita a Salta por el bicentenario del fallecimiento del general Martín Miguel de Güemes.
“Quiero contarles a los salteños que he dado la orden al presidente del Banco Central (Miguel Ángel Pesce) para que incluya en la nueva emisión de billetes la figura del general Güemes”, expresó el Presidente en Salta.
El trabajo, con bocetos ya avanzados, incluye a otras personalidades. Un nuevo billete con la efigie de José de San Martin, hoy en los muy devaluados billetes de $10, también de Manuel Belgrano y la intención de que más mujeres destacadas de la historia argentina aparezcan en el cono monetario. Un modelo dedicado al ex ministro de Salud Ramón Carrillo y a la primera médica argentina, Cecilia Grierson, llegó a una etapa avanzada de desarrollo pero finalmente nunca vio la luz. En ese momento el Gobierno consideró que el billete de $5.000 que debían adornar era una señal excesivamente pesimista de la inflación por venir.
La nueva familia, que según confían en el Gobierno traerá novedades durante la campaña electoral hacia las elecciones legislativas de este año, todavía no tiene definido cuáles serán las dominaciones que alcanzarán.
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