La dinámica de las variables monetarias en el contexto pandemia puede poner en aprietos al Banco Central, cuando se aproximan las elecciones y se prevé una mayor expansión monetaria para cubrir el déficit fiscal y apuntalar el rebote de la economía.
El último dato brindado por la autoridad monetaria señala que los títulos de deuda que emite superaron los $3,9 billones el pasado 27 de julio. Las Letras de Liquidez (Leliq) sumaron entonces unos $2.036.661 millones ($2,04 billones), mientras que los Pases pasivos llegaron a los $1.885.049 millones ($1,89 billón).
Estos títulos son emitidos para absorber el excedente de liquidez de la plaza financiera, efecto de la fuerte emisión monetaria con la cual el BCRA financia al Tesoro cuando este último no consigue cubrir sus gastos con la recaudación.
Las Leliq (a 28 días) rinden una tasa nominal del 38% anual, mientras que los Pases pasivos (a 1 y 7 días) rinden en un rango de 32% a 36,5% anual. La tasa efectiva anual que paga el Central por sus pasivos remunerados es de un 45,4% (apenas debajo de la inflación): esto implica una potencial emisión monetaria de $1.782.000 millones ($1,78 billón) en los próximos 12 meses solo en concepto de intereses para que los pesos no vuelvan al mercado y empujen a una mayor aceleración inflacionaria.
En buena medida, esta deuda del Banco Central es el respaldo de la mayor parte de los depósitos a plazo de ahorristas y empresas, pues los bancos captan dinero de sus clientes y con estos fondos toman títulos de deuda del BCRA. Hoy los depósitos a plazo fijo (con una tasa efectiva anual de 40% y negativa en términos reales) se aproximan a los $3,1 billones, unos $2.919.569 millones en colocaciones tradicionales, más $182.446 millones ajustables por CER/UVA.
“El sostenimiento de una tasa de Política Monetaria (38% de Leliq) constante en un contexto de tanta volatilidad inflacionaria se traduce en una tasa de interés real tan cambiante como la economía argentina, pasando de terreno positivo a negativo y viceversa constantemente. Y eso agrava los problemas existentes”, indicó un informe de Ecolatina.
El Banco Central lleva pagados en 2021 unos $661.000 millones en concepto de intereses por los bonos que emite, aunque por ahora su efecto monetario fue neutro pues estos fondos se reinvirtieron en nueva deuda, que engrosa el stock.
Los Pases y Leliq suman ahora unos $3.921.710 millones, que al tipo de cambio oficial son unos USD 40.560 millones, equivalentes al 95% de las reservas brutas del Banco Central, que el miércoles totalizaban los 42.655 millones de dólares. En 2021 esta deuda aumentó en un 50% (totalizaba $2,6 billones el cierre de 2020), una tasa que duplica a la de la inflación.
Este peso de la deuda en el balance de la entidad tiene como antecedente lo ocurrido en mayo de 2018, cuando las Lebac llegaron a superar el stock de reservas internacionales. El desarme de esta deuda dio origen a una repentina corrida cambiaria (entonces no había “cepo”) que detonó la suba del dólar, aceleró el proceso inflacionario y consumió las reservas.
Un informe de IDESA (Instituto para el Desarrollo Social Argentino) indicó que “la inflación todavía no licuó toda la enorme emisión monetaria que hubo en el 2020. Emerge la alerta de que hay una gran cantidad de pesos en poder del público que puede volcarse a la compra de dólares. Es cierto que el Banco Central recuperó reservas, pero todavía están USD 2.400 millones abajo del nivel que tenía en diciembre 2019. Es decir, hay muchos más pesos y menos dólares que cuando el Gobierno asumió. En estas condiciones, volver a emitir dinero masivamente puede gatillar una corrida hacia el dólar lo que agravaría la crisis cambiaria e inflacionaria”.
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