Así lo señaló su subdirector, que responde a EEUU. Dice que la salida será una oportunidad para restructurar deudas, aumentar la competencia e introducir políticas laborales “activas”. El riesgo, dijo, es volver a “economías convalecientes”
El subdirector del Fondo Monetario Internacional, Geoffrey Okamoto, el representante de EEUU en el organismo, señaló en un artículo publicado en el blog del organismo que los gobiernos deben aprovechar la salida de la pandemia para hacer reformas estructurales, en vez de volver a las “economías convalecientes” de antes de la crisis económica y sanitaria.
Según los cálculos del Fondo, las mayores pérdidas económicas para el quinquenio 2020-24, respecto a lo que eran las tendencias previas, será en los mercados emergentes de Asia (excluida China). La segunda zona más afectada será América Latina, con un PBI que hacia 2024 será todavía 6,4% inferior a lo que venía insinuando antes de la pandemia. Para entonces, sólo EEUU habrá “ganado” con la pandemia, aunque el texto de Okamoto no explica por qué (Gráfico).
“Se debe recurrir a mecanismos reforzados de reestructuración de la deuda para agilizar la resolución de empresas no viables (esto es, mecanismos de quiebra) y canalizar la inversión hacia nuevas ideas y empresas. La intensificación de políticas laborales activas, como la supervisión y el respaldo de la búsqueda de empleo y la reconversión laboral, debe ayudar a los trabajadores encontrar plazas en sectores dinámicos de la economía. La mejora de los marcos de competencia y la reducción de las barreras de entrada a sectores anquilosados deben garantizar que las empresas no estén cercadas por los obstáculos en los que tropezaron las autoridades de antaño”, escribió Okamoto.
“Aprovechar este momento para ejecutar algunas de estas difíciles reformas quiere decir que los estímulos monetario y fiscal que aún están fluyendo han de servir como trampolín hacia un futuro más próspero y sostenible, y no como una mera ayuda para retornar a una versión convaleciente de la economía previa a la (enfermedad) covid-19”, escribió el segundo de la titular del organismo, la búlgara Kristalina Georgieva.
En su artículo, el funcionario precisó que desde marzo de 2020 los Gobiernos destinaron USD 16 billones (unas 40 veces el PBI de la Argentina) de apoyo fiscal y que los bancos centrales ampliaron su balance en USD 7,5 billones. Estos déficits, puntualizó, “son los mayores registrados desde la Segunda Guerra Mundial, y solo el año pasado los bancos centrales suministraron más liquidez que en los 10 años previos” algo que fue “absolutamente necesario” ya que, según el Fondo, “si las autoridades no hubieran actuado, la recesión del año pasado, la peor en tiempos de paz desde la Gran Depresión, habría sido tres veces más grave”.
Con todo, el foco de Okamoto es el futuro inmediato. En 2022, escribió, “a medida que se produzcan más vacunas, más gente las reciba y las economías vayan reabriéndose gradualmente, las autoridades tienen que dar un golpe de timón fundamental, para pasar del rescate económico frente al colapso a la ejecución de reformas en pro del crecimiento con el fin de consolidar las economías para el futuro”.
A medida que se produzcan más vacunas, más gente las reciba y las economías vayan reabriéndose gradualmente, las autoridades tienen que dar un golpe de timón fundamental, para pasar del rescate económico (Geoffrey Okamoto, subdirector del FMI)
En la crisis, recordó, “algunas de las reformas en favor del crecimiento fueron aplazadas, o hasta revertidas, y que eso ha dejado algunas cicatrices económicas”. De hecho, el FMI estimó que a causa de la pandemia el PBI mundial habrá perdido entre 2020 y 2024 unos USD 15 billones con respecto a lo que el FMI preveía en enero de 2020.
Pasada la emergencia, insistió Okamoto, la energía que ahora está puesta en vacunar y en los planes de apoyo debe reorientarse a políticas que fomenten el crecimiento. Y allí es que esboza su menú de mecanismos de quiebra más ágiles para empresas no viables “y canalizar la inversión hacia nuevas ideas y empresas”. En el aspecto laboral, el funcionario aboga por una mayor supervisión y respaldo a la búsqueda de empleo y la reconversión laboral con la vista en sectores dinámicos y reducir las barreras y protecciones lo que llama “sectores anquilosados” de la economía.
Carpe diem
“Aprovechar este momento para ejecutar algunas de estas difíciles reformas quiere decir que los estímulos monetario y fiscal que aún están fluyendo han de servir como trampolín hacia un futuro más próspero y sostenible, y no como una mera ayuda para retornar a una versión convaleciente de la economía previa a la (enfermedad) covid-19”, insiste Okamoto, porque –fundamenta- si se aprovecha la oportunidad podrían lograrse varios años de sólido crecimientoy de mejoras de los niveles de vida.
Al respecto, el artículo incluye un gráfico sobre los beneficios que según el FMI tendrían “reformas integrales” en los mercados de productos, laborales y financieros”. Esas reformas, escribió Okamoto, “podrían elevar el crecimiento anual del PIB per cápita en más de un punto porcentual en las economías de mercados emergentes y en desarrollo en la próxima década”, con lo cual “estarían en condiciones de aumentar al doble el ritmo de convergencia hacia los niveles de vida de las economías avanzadas con respecto al ritmo observado en los años previos a la pandemia.
En cuanto al potencial efecto de las reformas, el FMI pone en primer lugar el ordenamiento de las finanzas internas y externas y la gestión de gobierno, seguida por una mayor liberalización del comercio y de los mercados de bienes y de trabajo (gráfico).
Según Okamoto, esto permitiría en las economías avanzadas “amortizar las deudas asumidas para proporcionar los inusitados niveles de apoyo” y ampliaría el margen para “realizar inversiones críticas y hacer menos necesarias los aumentos de impuestos”. Al respecto, recuerda que la actual inflación está “por encima de los pronósticos y no se sabe con certeza cuando se moderarán los factores que la impulsan”.
Emergentes en emergencia
En cuanto a los mercados emergentes “que han logrado preservar su acceso a los mercados mundiales de capital” (no sería el caso de la Argentina”, el subdirector del Fondo dice que las reformas pueden apuntalar los fundamentos económicos y la confianza de los inversionistas. En cuanto a los países “que han agotado su margen para la aplicación de políticas”, señala que “las reformas en pro del crecimiento pueden arrojar réditos suficientes para evitar duras medidas de austeridad, y eso les permitiría proteger el gasto social y en salud en el corto plazo y al mismo tiempo ampliar su capacidad para invertir en capital humano a largo plazo”.
“No es necesario hacerlo todo a la vez”, aclara Okamoto, pero es necesario “inspirar a la próxima generación”. Los actuales gobiernos, concluye, deben asumir este desafío, atreverse a tomar medidas enérgicas ahora que la actual crisis está entrando en un punto de inflexión” y trazar su propia senda en el mundo posterior a la pandemia.
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