Para el Banco Mundial, el impacto de la pandemia y la crisis local relegó de la clase media a unos 1,7 millones de personas en la Argentina. Según un informe realizado por el organismo, antes de la crisis sanitaria, el 51% de la población era considerada de clase media, mientras que el efecto económico del coronavirus y las medidas de aislamiento social redujo esa porción a cerca del 45 por ciento.
El informe del Banco Mundial, titulado “El lento ascenso y súbita caída de la clase media en América Latina y el Caribe”, destaca el efecto de la pandemia en el nivel de vida de los países de la región, que hasta antes de la irrupción de la crisis sanitaria tenían una tendencia levemente positiva hasta fines de 2019.
De acuerdo a los criterios elegidos por el organismo multilateral, la clase media incluye a las personas que tuvieron ingresos diarios de 13 a 70 dólares a valores de 2011, ajustados por paridad de poder adquisitivo de acuerdo con los precios de cada país.
Según un informe realizado por el Banco Mundial, antes de la crisis sanitaria, el 51% de la población era considerada de clase media, mientras que el efecto económico del coronavirus y las medidas de aislamiento social redujo esa porción a cerca del 45 por ciento.
En una evaluación realizada para todos los países de la región, la entidad que depende del Fondo Monetario Internacional consideró que “es probable que la crisis de 2020 revierta en poco tiempo muchos de los logros sociales que tardaron décadas en materializarse en América Latina y el Caribe”. En ese sentido, destacó que “en las últimas dos décadas, la región ha visto reducirse a casi la mitad el número de personas que viven en la pobreza y aumentar el tamaño de su clase media”, situación a la que será difícil retornar.
Para el caso argentino, en base a datos del Indec, el Banco Mundial consideró que hasta 2019 la porción de la sociedad que estaba incluida dentro de la clase media era de 51% del total. Ya a fines de 2020, tras el impacto de la pandemia, esa proporción se redujo. Por un lado, la entidad midió que sin las ayudas económicas cayó hasta un rango de entre 41,4% y 46,6% (lo que da un promedio de 44%), mientras que tomando en cuenta las distintas medidas oficiales de asistencia, ese retroceso sería a un rango de entre 42,6% y 47,8%, que en promedio implica un 45,2 por ciento.
Puesto en números concretos, “las estimaciones para Argentina muestran que antes de la pandemia alrededor de 51% de la población (representada en la encuesta) estaba en la clase media. Esto es alrededor de 14.688.000 millones de personas”, explicaron fuentes del Banco Mundial. “Bajo esta lógica, en 2020, tras la crisis económica por la pandemia y los efectos de mitigación de la respuesta a través de programas sociales, un aproximado de 1,7 millones de personas habría salido de la clase media”, aseguraron.
En términos generales, el informe del organismo “para 2019, América Latina era predominantemente una región de clase media, con el 38 por ciento de su población, aproximadamente 230 millones de personas, alcanzando el estatus de clase media”, estimó. “Sin embargo, se prevé que este grupo socioeconómico haya disminuido al 37,3 por ciento de la población en 2020, lo que resultará en una pérdida neta de 4,7 millones de personas de clase media”, midió.
Las medidas que tomaron los gobiernos en los distintos países evitaron un impacto aún mayor. “Sin medidas de mitigación, en particular sin las transferencias de emergencia de Brasil, las proyecciones sugieren que la pandemia mundial podría haber provocado que más de 20 millones de personas perdieran el estatus de clase media”, proyectó el Banco Mundial.
Tras la crisis económica por la pandemia y los efectos de mitigación de la respuesta a través de programas sociales, un aproximado de 1,7 millones de personas habría salido de la clase media, según estimó el Banco Mundial.
“En las últimas dos décadas, la región ha visto una reducción en el número de personas que viven en la pobreza en casi la mitad y un aumento en el tamaño de su clase media. A pesar de las variaciones entre países, la mayoría ha experimentado mejoras positivas en el bienestar desde principios de la década de 2000. Sin embargo, la desaceleración del crecimiento de 2014-2019, junto con la dramática caída en la actividad causada por la crisis de Covid-19, afectará negativamente los niveles de vida y el bienestar en toda la región. Las proyecciones de pobreza para 2020 sugieren que el número de pobres aumentó en la mayoría de los países de América Latina”, fue una de las conclusiones del informe.
El presidente para América Latina y el Caribe de la entidad Carlos Felipe Jaramillo aseguró por su parte que “a pesar de las ondas de choque provocadas por la pandemia, hay rayos de esperanza en la región. Este también ha sido un momento de transformación estructural sin precedentes en la región. La crisis del COVID-19 trajo consigo un aumento de sectores de alta productividad, incluidos las TIC (Tecnologías de la información y la comunicación), las finanzas y la logística”, afirmó.
“El uso de tecnologías digitales se ha acelerado y promete cambiar la forma en que los latinoamericanos trabajan, la forma en que obtienen educación, salud, finanzas y la forma en que acceden a los recursos financieros. Hay cada vez más oportunidades de empleo en estas nuevas áreas de la economía”, continuó Jaramillo.
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