Medicina en crisis: oftalmólogos amenazan con dejar de atender prepagas y obras sociales ante el atraso en las tarifas

Dicen que una consulta se paga en torno a $400 cuando debería valer $2.400. También que cobran a 90 días y que sus aranceles sufren un atraso del 153% desde 2005 a esta parte. Consideran interrumpir el servicio a prepagas y obras sociales, o ir por un esquema de copagos

Los profesionales oftalmológicos aseguran que reciben entre $250 y $700 por consulta, cuando por sus costos deberían percibir en torno a $2.400

Ante el avance de la inflación e insumos dolarizados que explican en torno el 40% de sus costos, oftalmólogos de todo el país reclaman un aumento en las tarifas que pagan prepagas, obras sociales y PAMI y advierten que cada vez más profesionales se inclinan por dejar de atender a afiliados de esas financiadoras porque los valores y plazos en los que pagan les causan un quebranto. El reclamo de los profesionales de la salud visual no es el único, dado que en clínicas y prepagas señalan que otros profesionales sufren problemas similares.

“Desde 2005 a esta parte tenemos un atraso del 153% por falta de actualización de las tarifas respecto del avance de la inflación”, dijo a Infobae Pablo Daponte, presidente del Consejo Argentino de Oftalmología (CAO).

“Eso complica lo que es actualización y compra de equipos, ya que lamentablemente no tenemos insumos locales y tenemos que importar en una actividad que depende mucho del avance tecnológico. El 40% de los costos están en dólares”, abundó el representante de los profesionales del sector.

“Desde 2005 a esta parte tenemos un atraso del 153% por falta de actualización de las tarifas respecto del avance de la inflación” (Daponte)

Los oftalmólogos denuncian que una consulta está siendo pagada entre $250 y $700 por prepagas, obras sociales y el PAMI, mientras que reclaman llevar el promedio a unos $2.400 desde el año pasado.

El sector de la salud privada está en un conflicto serio debido a la pandemia, la suba de los costos y las negativas por parte del Gobierno a otorgar aumentos a las cuotas que pagan los beneficiarios. Además, el 22 de julio se termina una conciliación obligatoria de 15 días dictada por el Ministerio de Trabajo en la paritaria con los trabajadores de la Sanidad, que reclaman un ajuste del orden del 45% para sus salarios.

La situación hace que las financiadoras pongan en escena sus propios problemas. Por ejemplo, desde un congelamiento en diciembre de 2019 a esta parte las empresas de medicina prepaga tuvieron unas pocas autorizaciones del Gobierno para aumentar. En diciembre de 2020 se les autorizó una suba del 10%, luego 3,5% en el mes de marzo, 4,5% en abril y un 5,5% mayo, lo que da un aumento acumulado del 25% en un año y medio en momentos en que la inflación marcha a un ritmo del 50% interanual.

Los oftalmólogos sostienen que el 40% de sus costos están dolarizados porque dependen de instrumentos que no se producen en el país

“Todo el sector de la salud está muy preocupado, estamos negociando una paritaria de Sanidad que no encuentra un acuerdo porque no conseguimos los aumentos que necesitamos de los financiadores”, dijo Jorge Cherro de la Asociación de Clínicas, Sanatorios y Hospitales Privados de la República Argentina (ADECRA), también prestadores dependientes de los pagos de obras sociales y prepagas.

“No somos formadores de precios, necesitamos que nos actualicen nuestros aranceles para poder al mismo tiempo trasladar eso a los trabajadores”, agregó Cherro. El sindicato de Sanidad, por su parte, amenaza con un paro el propio 23 de julio, un día después del fin de la conciliación obligatoria, en caso de que no se llegue a un acuerdo o de que Trabajo no dicte una extensión del período.

Los oftalmólogos, sin embargo, también hacen llegar sus críticas aún dentro del sector.

“El sector de la salud está muy preocupado, estamos negociando una paritaria de Sanidad que no encuentra un acuerdo porque no conseguimos los aumentos que necesitamos de los financiadores” (Cherro)

“Toda la medicina está mal reconocida. Esto exige que sea reestructurado todo el sistema de salud, pero hoy nuestra preocupación es que nuestros costos no están siendo reconocidos”, dijo Gustavo Bodino, quien preside la Cámara Medicina Oftalmológica, todavía sin personería jurídica.

“El año pasado cayeron un 70% las consultas a nuestra especialidad por la pandemia, con las gerenciadoras tuvieron que pagar muchos menos tratamientos. Y toda esa plata que se ahorraron de cobrar planes completos y no tener que pagar tratamientos no la cuentan”, disparó el médico oftalmológico.

Tanto la cámara en formación como la CAO aseguran que dan a conocer su situación porque los profesionales del sector están optando por ionterrumpir la atención a obras sociales y pregpagas en favor de cargar la atención directamente a los pacientes. A las tarifas atrasadas, dicen, se les suma el hecho de que cobran normalmente en 90 días, lo que implica un costo financiero de en torno al 12%. Este año, en distintos momentos, profesionales interrumpieron los servicios a distintas prepagas, aseguran. Y proponen, en todo caso, el copago como un principio de solución.

“Toda la medicina está mal reconocida. Esto exige que sea reestructurado todo el sistema de salud, pero hoy nuestra preocupación es que nuestros costos no están siendo reconocidos” (Bodino)

Desde las financiadoras admiten las dificultades. Y dicen que los oftalmólogos son sólo un ejemplo, distintas especialidades no llegan a cubrir sus costos, en particular las que más dependen de insumos.

“Nosotros pagamos religiosamente a 30 días pero seguramente no pagamos lo que los profesionales pretenden. El tema del aumento de los costos con ingresos cuasi congelados genera este problema que venimos diciendo desde el sector. Si los insumos, muchos dólarizados, y la inflación superan la actualización de la medicina prepaga ocurren estos desfasajes”, dijo Gabriel Barbagallo, de la Unión Argentina de Salud (UAS) que agrupa a prepagas y obras sociales.

Tambien, aseguran, que la salida de profesionales que pasan a atender en forma particular se siente.

“Hay un poco más de deserción que años anteriores pero también hay profesionales que quieren ingresar”, dijo Barbagallo.

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