Acá eran todas trabas e impedimentos; allá muy pocas, casi ninguna. Luego de cinco años de desarrollo y mucho empuje, Rodrigo Córdoba se fue a lanzar Tigoût, su proyecto, a España. Las trabas cambiarias y una norma del Banco Central hicieron que su negocio fuera inviable desde la Argentina. Córdoba inventó la “Nespresso de la pastelería”: una máquina cool, similar a una cafetera, que usa cápsulas para cocinar postres y productos de patisserie. “Imaginá una cápsula y una máquina que en pocos minutos te den lo mejor de la patisserie, en pequeñas porciones recién horneadas”, resume la web de la compañía.
Investigación, desarrollo de alimentos en nuevos formatos y diseño. Un proyecto patentado, con inversiones y proyección global que se tuvo que ir del país por las políticas oficiales.
“Tristeza es la palabra que resume todo lo que siento. Mucha tristeza y dolor. Amo mi país y tenía mucha ilusión de hacer un negocio global desde allá. Nunca imaginé esto”
“Es una locura que esto que es innovación 100% argentina lo tengamos que lanzar en España. Igual, trato de ser optimista”, resume Córdoba desde Madrid en diálogo con Infobae. Trata de “ponerle onda”, pero le cuesta. Sueña con volver, pero sabe que por el momento no será posible.
“Petit goût” significa “pequeños gustos” en francés. Y Tigoût es una palabra inventada que simplifica ese concepto. La idea de la máquina de hornear “pequeños gustos” se le ocurrió a Córdoba (47) luego de vender su parte en una empresa de importación de cascos y accesorios técnicos para motociclistas que había fundado con su hermano. Se tomó un año sabático, empezó a cocinar con sus cinco hijos –hoy de entre 8 y 23 años– y a hacer cursos culinarios. Ganó la pastelería entre sus preferencias y, así surgió la nueva startup, entre desayunos premium con scons, apple crumble, cookies y waffles. “Todo casero, obvio”, aclara el empresario.
Córdoba armó un equipo de especialistas, puso su dinero, sumó inversores y comenzó a trabajar. La empresa estaba casi lista, con fabricante en China, un distribuidor local que se encargaría de la importación y una fábrica local de cápsulas. Pero no se pudo.
“Nacimos como un proyecto global, con la idea de ir de Argentina al mundo. Las máquinas se producen en China, por costos y tecnología, y las primeras cápsulas se harán en el país (unas 100.000), pero luego todo pasará a España. Ahí, en las cápsulas, es donde está el verdadero negocio”, describe.
España siempre estuvo en el radar de la empresa y hace un año dieron de alta a la empresa allí, pero la idea era que el negocio se manejara desde el país. A nivel local, tenían un acuerdo con una empresa grande que se iba a hacer cargo de la importación de las máquinas y distribución. “A comienzos de este año el Banco Central sacó una resolución que, básicamente, impide que ciertos productos importados se puedan pagar en tiempo y forma. Eso generó una gran incertidumbre para el negocio”, agregó. La referencia es a la Resolución A-7201, del BCRA, que pide conformidad previa y extiende los plazos para acceder al mercado de cambios para pagar importaciones.
- ¿Cómo se siente en este momento?
- Tristeza es la palabra que resume todo lo que siento. Mucha tristeza y dolor. Amo mi país y tenía mucha ilusión de hacer un negocio global desde allá. Nunca imaginé esto. Ya viví trabas a las importaciones y comercio controlado en 2012, por otro proyecto. Pero que una vez que tenés el permiso de importación no se pueda pagar, o se tenga que hacer muchos meses después, nunca lo preví. La tristeza es proporcional con la expectativa que tenía. Tengo inversores y responsabilidades como CEO; hay que sacar adelante a la empresa. Ojalá algún día se pueda hacer algo allá... hasta la fábrica tenemos.
“Será un gran desafío educar al mercado, porque se parecen a las máquinas de cápsulas de café, pero tienen diferencias. La idea es que la gente tenga un disfrute con algo rico y saludable, en su casa y en pocos minutos”
- ¿Qué es lo que no pueden hacer desde el país?
- En este tipo de proyecto se negocian los pagos con el importador para pagar anticipos y saldos. A una empresa nueva se le exige un poco más: 50% antes y el resto con la mercadería en el barco. Negocié eso con mi distribuidor porque no puedo bancar desde lo financiero la operación de traer las máquinas. Estaban los permisos de importación listos de parte del distribuidor, y yo le pagué a la fábrica china. Semanas después el BCRA sacó la norma sobre “bienes suntuosos”, en las que incluyó a los hornos eléctricos. Dieron la orden de pagar a 90 días, pero las demoras superan el año.
- ¿Habló con el Gobierno?
- Si, pero no tuve suerte. Tenemos buena relación con el INTI, por el desarrollo e investigaciones de las cápsulas, y hablaron de nuestro problema con el ministro Matías Kulfas (de Desarrollo Productivo) y con Ariel Schale, el secretario de Industria. Tuvimos alguna reunión y charlas y escribí cientos de tuits, pero no pasó nada.
- ¿Cómo sigue el proyecto ahora?
- Estamos muy cerca de lanzar las máquinas al mercado, luego de cinco años de desarrollo. Lo vamos a hacer a mediados de septiembre. De las 3.000 máquinas iniciales, 1.200 eran para Argentina, pero ahora va todo a España que se transformó en el plan A. Nunca esperamos que las cosas se dieran así.
En el lanzamiento español, las máquinas Tigoût costarán 339 euros con 36 cápsulas, unos $71.000 a la cotización del euro libre. Los gustos de las cápsulas son: scon cítrico, muffin de frambuesa, choco fudge (con chocolate belga), blondie (chocolate blanco), volcán de dulce de leche y chipá, el único sabor salado. “Será un gran desafío educar al mercado, porque se parecen a las máquinas de cápsulas de café, pero tienen diferencias. La idea es que la gente tenga un disfrute con algo rico y saludable, en su casa y en pocos minutos”, afirmó Córdoba.
“Uno de los objetivos de mi viaje a España, además de poner la empresa en marcha, era conseguir inversiones extra por USD 1 millón. Ya conseguimos un poco más de USD 500.000 y estamos cerca del objetivo gracias a los bancos y a un angel investor”, agregó.
En medio de todo, la familia de Córdoba también busca mudarse a la península ibérica. Su esposa y sus cinco hijos ya tienen residencia española, pero la pandemia demoró todo: “Quiero volver a verlos. Tengo pasaje para ir a Argentina, pero tampoco hay vuelos. Todo mal”.
Posteo de despedida
Semanas atrás, el empresario detalló en un posteo en Linkedin el momento que vive. “Adiós Argentina. Hola España. Hola mundo”, tituló la publicación. ”Luego de más de 5 años de mucho trabajo y esfuerzo nos hemos visto obligados a suspender nuestro lanzamiento en Argentina, nuestro país”, resumió y detalló que arribó a Madrid el pasado 12 de abril por una invitación del ICEX, organismo gubernamental que promueve la inversión en España y la exportación.
Luego enumeró la realidad de cada país para su proyecto.
En España, en menos de 2 meses:
- En 12 días le otorgaron la Visa de Residencia de Emprendedor, una de las más difíciles de conseguir.
- En 1 mes consiguió su tarjeta de extranjero.
- En 2 semanas le dieron la residencia a su familia.
- Está aplicando a créditos blandos para el lanzamiento.
- “Hemos iniciado conversaciones con la empresa donde fabricaremos las cápsulas para España, Europa y el mundo”, agregó.
En Argentina:
- Necesita pedir permiso para importar.
- Por la Resolución del BCRA A-7201, no puede girar divisas, ni sabe cuándo podrá.
- “El Congreso ataca a las SAS (por las sociedades simplificadas). Fuimos la SAS número 10 que se registró y eso genera mayor incertidumbre”, escribió.
- Hace 2 años que espera el RNPA final de las cápsulas (registro para vender y exportar).
- “El dinero que nos falta para lanzar, lo tengo en Bonos Argentinos casi sin valor y a cobrar en no sé qué año”, dijo.
También pidió disculpas por una preventa local fallida del año pasado. “Todas las máquinas vendidas serán entregadas. Vamos a necesitar una SIMI (el permiso para importar). Veremos cuándo nos ‘autorizan’ a ejercer nuestro derecho a comerciar y desarrollar un negocio… Recuerdo a una persona encantada con Tigoût y sus ganas de comprar una máquina, pero su tweet decía algo así: ‘No sé si seguiremos existiendo como país el año que viene’. Bastante premonitorio (y triste) al mismo tiempo. Quienes no existiríamos, pero como empresa, seríamos nosotros si no hubiéramos tomado la decisión de lanzar en España, también. Nos habríamos fundido antes de lanzar”, cerró.
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