La primera mitad del año pasó sin grandes sorpresas ni sustos para los curtidos ahorristas argentinos. Las turbulencias cambiarias que dominaron el final de 2020 menguaron y, aunque la aceleración de la inflación hizo prácticamente imposible conservar el valor de los ahorros en pesos a través de colocaciones minoristas a tasa fija, las estrategias más asociadas a protegerse del avance de los precios dieron buenos resultados tanto en moneda local como medidas en divisas. Eso si, las inversiones en acciones y bonos soberanos en dólares nunca lograron levantar cabeza más allá de un mayo de buenos desempeños.
Una inflación acumulada en el año que, aún sin dato oficial de junio, se puede estimar en torno al 25% comparó con rendimientos de las distintas cotizaciones del dólar que –al menos en el plazo caprichoso de los primeros seis meses del año– se quedaron cortas. El contado con liquidación acumula un avance del 19,2% en pesos en el año, el mayorista 14,1% acumulado, el MEP 18,9% y el solidario 13,2%. Fue un semestre bastante positivo para el “carry” en pesos, si se tiene en cuenta que en el mismo período el plazo fijo tradicional rindió 19,8% y el plazo fijo UVA ajustado por inflación 26,9 por ciento.
Pero superado el hito de la mitad del año, la llegada del segundo semestre, obliga a replantearse la continuidad de ese escenario. La relativa disciplina fiscal que se vio al menos hasta el quinto mes del año hizo que las necesidades de financiamiento del Gobierno se mantuvieran modestas y, con ellas, también las transferencias de pesos desde el Banco Central, un elemento que rápidamente el mercado argentino tiende a mover a dólares. Pero la segunda mitad del año tiende a ser más demandante en materia de necesidades de financiamiento y la cercanía de las elecciones, que tradicionalmente impulsa a una mayor dolarización, hace que los analistas esperen un panorama cambiario diferente.
Las propias elecciones atraen algunas apuestas a acciones y bonos. Con expectativas de un desempeño pobre del Gobierno en las legislativas de este año, basadas en encuestas que tan sólo dos años atrás no podrían haber estado más lejos de predecir el resultado, permite apuestas de riesgo –es decir, exponerse a la posibilidad de grandes pérdidas a cambio de chances de lograr importantes ganancias– tanto en acciones como en bonos.
“Si bien puede sonar lejano invertir en el mercado internacional, hay aplicaciones que te permiten abrir cuentas, fondearlas e invertir en productos de distintos países” (Pignani)
Pero para los perfiles más conservadores que prefieren que sus ahorros miren de afuera el desempeño monetario y electoral del Gobierno de acá a fin de año, la alternativa es ir por estrategias defensivas.
A la hora de consultar a especialistas como cubrirse, existe bastante consenso respecto a cuáles son las opciones: ajuste por inflación y dolarización. Para perfiles más sofisticados, mientras tanto, algo de riesgo externo a través de Cedears y colocaciones en el exterior también pueden formar parte de la cartera.
“En el segundo semestre no sabemos si la inflación va a dar tregua y, por otro lado, tenemos las elecciones que son un disparador de expectativas de devaluación. Entre esas dos cosas, no sabemos cuál va a ser la que va a ganar, lo más probable es que sea la devaluación, pero no tenemos la certeza”, analizó Giselle Colasurdo, especialista en mercados de capitales y creadora del canal de Youtube “Aprendé a Invertir”.
“La estrategia sería armar una cartera defensiva que tenga un mix de cobertura contra la inflación y la devaluación. Por ejemplo, hay fondos comunes de inversión como el SBS Balanceado y el Balanz Renta Total que hacen esa combinación, para quien quiera estar en pesos”, comentó la especialista.
“Una alternativa interesante es la de los Cedear, pero siendo selectivos en la elección de las compañías. A diferencia de lo ocurrido el año pasado, donde estuvieron de moda las acciones de crecimiento, este año la tendencia se inclinó hacia las acciones de valor y los vehículos de protección a la inflación” (Sosa)
“Sino, otra opción es plazo fijo UVA y compra de dólares. El tema es que el plazo mínimo del plazo fija UVA es 90 días que te dan muy poco margen de maniobra. De ser así, iría con una pequeña proporción de plazos fijo UVA y el resto dólares”, concluyó.
La cobertura contra la inflación en todo lo que sea la cartera de ahorros en pesos es recomendación obligada. Pero a la hora de dolarizarse, la única opción no es dejar los dólares en el colchón o en la caja de ahorros.
“Para quienes no pueden dolarizarse o deciden no hacerlo para diversificar su cartera, la recomendación es activos ajustados por inflación a un plazo no menor a dos año, aquellos que vencen a partir de 2022″, dijo la economista y operadora bursátil Lucía Pignani.
Ahora, para la parte de la cartera en dólares, hay opciones locales y fuera del país.
“Una vez comprados dólares hay dos tipos de ahorristas, los que prefieren atesorarlos y los que optan por colocarlos en alguna inversión. Si quieren resguardarse en el mercado local, una recomendación es colocarlo en obligaciones negociables (bonos de empresas privadas) y para quienes se animen a sacarlo al mercado de EEUU y elegir ciertos fondos estructurados (ETF) balanceados, que combinen renta fija y renta variable”, agregó la economista.
“Si bien puede sonar lejano invertir en el mercado internacional, hay aplicaciones que te permiten abrir cuentas, fondearlas e invertir en productos de distintos países. Inviu, Invertir Online y Balanz con algunas de las que ofrecen esa posibilidad. Mi recomendación para aquellos que empiezan a invertir en el exterior es invertir en fondos, ya sea en fondos mutuos o fondos cotizados (ETF) o comprar aquellas acciones de las cuales uno realmente puede prever su evolución porque conoce el mercado, y siempre diversificando, nunca invertir en un único activo”, concluyó.
“En el segundo semestre no sabemos si la inflación va a dar tregua y, por otro lado, tenemos las elecciones que son un disparador de expectativas de devaluación. La estrategia sería armar un mix de cobertura” (Colasurdo)
Para Norberto Sosa de Invertir en Bolsa, mientras tanto, es clave tener bien claro el plazo de inversión.
“Es muy difícil poder generalizar, porque depende de los distintos perfiles y de los montos a invertir en relación con sus necesidades de corto plazo. Como siempre planteo, si estamos conversando con una tesorería de una empresa cuyo monto a invertir es de la magnitud del giro del negocio del mes, no hay mucho más margen que un fondo tipo money market”, dijo Sosa.
“Si pasamos a pensar en un inversor cuyas disponibilidades superen sus necesidades de corto plazo, allí podemos combinar un fondo de money market con un fondo que invierta en bonos CER y tasa fija. En la medida que nos acerquemos a las elecciones, modificaría la estrategia dándole participación a instrumentos dólar linked”, agregó.
Fue un semestre bastante positivo para el “carry” en pesos, si se tiene en cuenta que en el mismo período el plazo fijo tradicional rindió 19,8% y el plazo fijo UVA ajustado por inflación 26,9 por ciento
Acciones y bonos argentinos, en cambio, quedan afuera de la cartera de ahorristas conservadores. Sin embargo, para quienes quieran sumar algo de riesgo a sus apuestas, con la expectativa de poder sacarles un rendimiento algo mayor, sí existen opciones libres del riesgo argentino. Incluso en el mercado local.
“Una alternativa interesante es la de los Cedear, pero siendo selectivos en la elección de las compañías. A diferencia de lo ocurrido el año pasado, donde estuvieron de moda las acciones de crecimiento, este año la tendencia se inclinó hacia las acciones de valor y los vehículos de protección a la inflación. Mirando hacia el mediano plazo, sería selectivo en compañías de calidad y nuevamente en algunos tecnológicas”, concluyó Sosa.
SEGUIR LEYENDO: