Los argentinos estamos acostumbrados a la depreciación constante de la moneda, pero la realidad es que este no es un fenómeno usual. Hace 20 años todavía estaba vigente la convertibilidad del “uno a uno” del peso con el dólar, un régimen que se sostuvo durante una década.
También puede decirse que la economía argentina mantuvo en general un prolongado período de estabilidad de precios y del tipo de cambio, con una inflación de un solo dígito entre 1900 y 1944, con pocas excepciones de dos dígitos en 1900-1901, 1917-1918, 1920, 1933, e incluso varios años con deflación.
Luego de la caída de la convertibilidad, en medio de una fuerte crisis de deuda externa, la Argentina transitó un ciclo de crecimiento y recesiones en los que alternó alto déficit fiscal, fuerte emisión monetaria, endeudamiento en dólares, inflación creciente y la constante devaluación de su moneda.
Así fue como el peso argentino perdió paulatinamente el 99,99% de su valor a lo largo de dos décadas si se toma en cuenta la evolución del precio del dólar de EEUU en el atomizado mercado de cambios local. Asimismo, esta pérdida de valor es aún mayor si se considera la devaluación del propio dólar, que resignó más de 20% de poder de compra debido a la inflación acumulada en ese lapso en el país norteamericano.
Hoy en la Argentina el ahorrista debe pagar $174 por cada dólar adquirido en el mercado informal o bien, $167,22 en el promedio de bancos, donde la demanda privada está restringida a un cupo de USD 200 al mes.
Un peso argentino alcanza para adquirir USD 0,0057, es decir poco más de medio centavo de dólar, un cálculo en sentido figurado, pues el medio centavo de dólar o half cent -la denominación más pequeña de la moneda estadounidense- dejó de acuñarse en 1857.
La semana pasada trascendió un video en la red social TikTok que rápidamente se viralizó y dejó en en evidencia el escaso valor que posee en la actualidad el peso argentino. En el mismo se observa a un individuo que lleva un cúmulo de monedas argentinas en un cajón, y con el mismo se dirige a un local de compra-venta de metales, donde obtuvo una rentabilidad de 120% por el valor del metal por encima del valor nominal de la emisión.
El billete de mayor denominación de Argentina, de 1.000 pesos, alcanza para comprar apenas USD 5,75
Argentina es el país con mayor inflación de América, detrás de Venezuela en un extenso proceso hiperinflacionario y de destrucción de su economía. Según el Banco Central de Venezuela, la inflación acumulada en el país terminó el 2020 en 2.959,8%, mientras que en 2019 fue de 9.585,5 por ciento.
En marzo, el Banco Central venezolano lanzó tres nuevos billetes al cono monetario, equivalentes a 200.000, 500.000 y el de más alta denominación, de un millón de bolívares, que sin embargo no llega a comprar un dólar: equivale a menos de 50 centavos del billete norteamericano según la tasa oficial.
Días atrás, Dan Held, un reconocido impulsor de criptomonedas y actual director de Growth Marketing de Kraken, tuiteó una foto en la que se dimensiona el impacto de la larga devaluación del bolivar. Tres grandes fajos de la moneda venezolana, que casi no entran en las dos manos de quien los exhibe, representan 1 dólar.
“Así es como luce un dólar en bolívares venezolanos. Por eso necesitamos Bitcoin”, dijo.
En la Argentina el presente de su moneda es mejor que el del Bolívar venezolano, pero dista de ser óptimo. El billete de mayor denominación, de 1.000 pesos, alcanza para comprar apenas 5,75 dólares.
Hay que recordar que un billete de USD 5 es de baja denominación en los EEUU, donde circulan billetes emitidos por la Reserva Federal 1; 2; 5; 10; 20; 50 y 100 dólares. Dicho de otra forma, un billete argentino de máxima denominación ($1.000) compra solo 5,5% del billete de máxima denominación de dólar en circulación.
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